La casa debe ser una máquina para vivir
Esta mítica frase del arquitecto francés Charles-Édouard Jianneret (1887 - 1965), me sirve para iniciar este artículo en el que voy a tratar de poner un poco de luz sobre la domótica. Entendemos por domótica (siguiendo las directrices de los que se dedican a definir cada ciencia, tendencia o nueva tecnología), como el conjunto de sistemas capaces de automatizar la gestión de una vivienda. Así, la eficiencia energética de bienestar y de comunicación, se integran a un control general, que goza de una cierta ubicuidad, bien sea desde la propia vivienda o desde el exterior, por muy alejados que nos encontremos de ella. Dicho de un modo más sencillo: se trata de integración de la tecnología en el diseño inteligente de un recinto cerrado.
Hablamos normalmente de vivienda, si bien es cierto que las principales actuaciones ya realizadas domóticamente, están teniendo lugar de forma más habitual en el sector terciario (oficinas, centros institucionales, colegios, etc.). Por eso deberíamos hablar más propiamente de recintos cerrados.
Ha pasado un tiempo desde que empezamos a gestionar la calefacción o refrigeración de la vivienda con termostatos, la intensidad de la luz con reguladores, la maniobrabilidad de persianas, cortinas y toldos mediante motores eléctricos... seguido de la misma operatividad mediante mandos a distancia, los cuales, por medio de ondas de infrarrojo, radiofrecuencia, ultrasonidos o bluetooth, nos permiten poder accionar los diversos medios a una cierta distancia de su ubicación.
Tipos de protección solar
Pues bien, ahora todo ello, y mediante un sistema domótico, puede realizarse igualmente a través de nuestro teléfono móvil, estemos donde estemos.
Un sistema domótico puede utilizar diferentes métodos para la transmisión de datos, y en función de ello, podemos establecer una primera clasificación:
- Sistemas que usan en todo o en parte como camino para la transmisión de datos, la red eléctrica de baja tensión. Para ello se suele utilizar la técnica de las ondas portadores. Así, cada elemento inyecta y obtiene la información de la red eléctrica interior del recinto (sistemas KNX o X-10).
- Sistemas que usan en todo o en parte señales transmitidas a través de cables específicos, creando una red propia de circulación, mediante cables trenzados, paralelos, coaxiales o de fibra óptica. Aquí podemos encontrarnos con redes bus KNX, pares trenzados SIMON, VIX o Vit@, y también sistemas Ethernet por cable KNX.
- Sistemas que usan señales radiadas, en sus diferentes vertientes (infrarrojo, radiofrecuencia, ultrasonido...). Estos sistemas operan en la banda comprendida entre los 3Khz y los 3Ghz, y dependiendo del protocolo y la frecuencia de comunicación, reciben diferentes denominaciones (Ethernet Wifi KNX, infrarrojos IR o bluetooth).
Dentro de un sistema domótico pueden compaginarse varios de los sistemas descritos, siempre que cumplan los requisitos establecidos.
Sin duda, la opción inalámbrica ofrece mejores condiciones para el posterior añadido de más elementos al sistema, además de la posibilidad de poder trasladar todo con mayor facilidad a otro domicilio o lugar, si fuere el caso, sin necesidad de tener que extender una nueva red de cableado.
Una segunda clasificación la podemos obtener si consideramos el tipo de control del programa:
- Sistema centralizado, dentro del cual todos los componentes se unen en un nodo central que dispone de funciones de control y mando.
- Sistema descentralizado. Aquí cada componente comparte la misma línea de comunicación, pero dispone a su vez de funciones de control y mando de forma independiente.
Glosario de la domótica
Antes de proseguir, me gustaría incluir algunas definiciones aclaratorias sobre algunas palabras que se utilizan en esta técnica: Nodo: Cada unidad capaz de recibir, procesar y transmitir a otras unidades o nodos dentro del sistema, la información. Actuador: Dispositivo encargado de realizar el control sobre algún elemento que se ha integrado al sistema domótico (motor de persiana o toldo, electroválvula, regulador, etc.) Dispositivo de entrada: Aquel mando a distancia, teclado, sensor, etc. que es susceptible de enviar información al nodo. Pasarela: Cualquier aparato capaz de intercomunicar dos redes de distinto protocolo o comunicación interna.
Componentes de un sistema domótico
Veamos ahora cuáles son los principales elementos de un sistema domótico tipo base.
En la mayoría de las ocasiones partimos de un centro de inteligencia: la centralita domótica. Se configura de acuerdo a nuestras necesidades o deseos, creando en ella escenarios de actuación de los distintos elementos que queremos incluir en el sistema. Aquí podemos emplear nuestro deseo explícito, condicionado a un hecho determinado, contando también con la posibilidad de considerar una acción externa (hora, temperatura, movimiento…) mediante la función: ‘Si sucede esto… entonces aquello’. Un ejemplo: ‘Si abrimos la verja del jardín, que se encienda la luz exterior durante 5 minutos’ Otro: ‘A las 18 pm que se suban todos los toldos de las fachadas este, y que se bajen las persianas de las habitaciones’. En función del tipo de centralita seleccionada, tendremos una interfaz más intuitiva o menos, con un sowtware más o menos explícito.
El resto de elementos a considerar los podemos definir como las manos y los ojos del recinto. Y aquí englobamos a termostatos de calefacción y refrigeración, interruptores de luz y de electrodomésticos, enchufes de libre actuación sobre el aparato conectado, control de arranque de sistemas de riego, sensores de luz, movimiento, etc.
La pluralidad de elementos que pueden depender de un sistema domótico ha permitido que los profesionales que se dedican a su venta e instalación puedan proceder de diferentes sectores. Si bien es cierto que, en la mayoría de instalaciones, la necesidad más vinculante de gestionar suele recaer en el control y gestión de los denominados “huecos” del recinto (puertas y ventanas) y en la seguridad.
Para el sector de los profesionales de la protección solar, esta es pues una alternativa de negocio que les permite ampliar su abanico de oferta.
Unas advertencias finales, con el abrigo de consejo o referencia, para quienes piensen en la domótica como una oferta interesante:
- Conocer bien todas las aplicaciones que podemos integrar dentro del sistema domótico, y las ventajas que su gestión a través de este medio, le puede aportar al usuario.
- Analizar con detalle, junto con el posible usuario, cuáles son las acciones que gozan de una reiteración más acusada a lo largo de una jornada habitual en el recinto donde se vaya a ubicar el sistema, con el fin de rentabilizar la implantación del sistema.
- Barajar las diferentes opciones que nos ofrecen los fabricantes de los sistemas, así como visualizarlos en alguna instalación-muestra, donde podremos hacernos mucho mejor una idea de las ventajas y aplicaciones sobre las que podemos incidir. Especial atención merece la app que se integrará en el teléfono móvil, y la necesidad o no, de utilizar un servidor externo, con coste adicional.
- Si podemos disponer a su vez nosotros, como integradores de esta tecnología, de una exposición donde el usuario pueda “ver” y “manipular”, tendremos mucho ganado.
- Comprobar que el recinto tenga una buena cobertura de internet, para poder ofrecer todas las posibilidades con plena garantía.
- Aportar al usuario toda la información necesaria para una correcta operativa del sistema, mediante el medio y el tiempo que se considere oportuno. Se trata de un sistema complejo, y la información y “aprendizaje” requiere de un tiempo que debe considerarse en el momento del presupuesto.
- Asesorar al usuario con la debida profesionalidad, sobre qué opción puede resultarle más interesante, y ofrecerle una gama ampliable en un futuro más o menos cercano. En la mayoría de ocasiones, cuando el consumidor final comprueba la efectividad del sistema, se anima a ampliar sus prestaciones, y esa posibilidad debe contemplarse en el momento del presupuesto.
Muchos no imaginaban en la década de los 80 del pasado siglo que en un tiempo relativamente corto, muchos toldos, persianas y cortinas, iban a funcionar mediante un motor eléctrico, gestionado a través de un emisor a distancia. Por aquel entonces, mandar instalarse un motor accionado con un interruptor, era clasificado como una evidencia de “ser perezoso”.
Esperemos que muy pronto, tal y como ya se evidencia en el mercado, la domótica alcance unos niveles de instalación de la misma magnitud.