Un ambiente ‘Premium’ en el interior del automóvil
La técnica del sobremoldeo de películas decorativas ha estado en el punto de mira de muchas conversaciones técnicas a lo largo de los últimos años, especialmente en relación con aplicaciones para el interior del automóvil. Los observadores interesados de la profesión podrían llevarse la impresión de que el futuro pertenece a las cada vez más perfectas imitaciones de superficies de materiales naturales y su procesado automatizado para realizar piezas decorativas. Sin embargo, una visita a la fábrica eslovena del suministrador alemán del automóvil y especialista en superficies Novem obliga a poner esa impresión en entredicho. Porque aquí, el papel de protagonistas no lo tienen las películas decorativas, sino piezas exquisitas de enchapados de madera de todas las partes del mundo o tejidos de fibras de carbono, así como la habilidad en el trabajo manual para realizarlas (foto 1). La sensación exquisita se refuerza aún más si las piezas decorativas se encuentran en un entorno de aplicaciones de cuero y textiles (ver foto 2).
Este tipo de piezas decorativas de alto valor se encuentran en las series de más calidad e incluso de los modelos medios de prácticamente todos los fabricantes de coches. Además, se vislumbra ya una tendencia a utilizarlas como opción en coches pequeños y de clase media.
Pero lo que es inevitable es que la calidad Premium requiere un trabajo de calidad. A pesar de todas las posibilidades técnicas de nuestros tiempos, la fabricación de una pieza decorativa de madera requiere una gran cantidad de trabajos manuales especializados (foto 3).
La inyección y el trabajo manual
Los enchapados y los tejidos requieren una preparación cuidadosa y tienen su vida propia. Antes de su procesado en la inyectora se estabilizan mediante diversos trabajos (corte, compresión, laminación con capas...) pero su colocación en la cavidad del molde requiere la experiencia y la habilidad manual de un operario. Esto es así porque las preformas de madera dependen al adquirir su forma de las condiciones ambientales, por lo que necesitan un ajuste en su colocación y posicionamiento en el molde. Con un robot esta operación sería excesivamente costosa, como también lo serían los costes de programación y de adaptación, debido a la gran cantidad de variantes. Otra particularidad de la producción en Novem es que, cuando se trata de adquirir una inyectora, lo más importante no es el aprovechamiento de la fuerza de cierre, sino las condiciones ergonómicas en y en torno a la unidad de cierre. El responsable de aplicaciones de Novem señala al respecto: “Para nosotros que una máquina sea compacta es decisivo y esto es especialmente cierto en el entorno del molde porque el operario debe entra en la unidad de inyección en cada ciclo de producción. Nuestra exigencia era que esto se pudiera hacer en un solo nivel y sin movimientos difíciles. El proceso de colocación de la preforma es decisivo para la calidad del producto final y por eso no debe tener limitaciones. En este sentido quiero destacar la excelente colaboración llevada a cabo con el equipo de diseñadores de Battenfeld y sus aportaciones creativas para mejorar la ergonomía de la máquina” (Foto 4).
Tras un proceso de selección cuidadoso por parte de Novem, se decantaron finalmente por una MacroPower de Battenfeld, y más en concreto por el modelo 1100 / 3400. Su distancia entre columnas es de 1.450 x 1.100 mm, que proporciona el espacio adecuado para las manipulaciones oportunas. Al contrario que la ‚‘generosidad’ aportada con la unidad de cierre, con la unidad de inyección se decantaron por el tipo 3.400 con husillo de 65 mm que se corresponde con el bajo peso de inyección de las piezas de inyección.
Facilidades para el cambio de variantes
Una ventaja de las máquinas grandes de Wittmann-Battenfeld es la escasa longitud de sus columnas. Es el resultado de la integración de estos cuatro elementos de cierre en la estructura de la placa móvil de la máquina, en lugar de su posicionamiento en la parte externa de la placa, como suele ser habitual. Cuando la placa realiza su carrera completa hasta su posición final en el límite de la bancada se genera un espacio libre entre el extremo final de las columnas y la placa de la máquina, que puede ser utilizado para el cambio de molde tanto desde arriba como desde el lado. Por el contrario, con el alargamiento de la bancada de 400 mm el espacio libre entre columnas y placa se aumentó hasta los 1.000 mm, lo cual supone una gran ventaja para el cambio lateral del molde teniendo en cuenta la escasa altura del pabellón industrial en el que se ubica la máquina.
La producción en la empresa Novem es un ejemplo excelente de la importancia de un puesto de trabajo en el que la ergonomía facilita la relación hombre-máquina. Así lo expresa también Peter Ade: “Tras unos años sin serlo, hemos vuelto a ser clientes de Battenfeld, precisamente porque el concepto de la MacroPower respondía totalmente a nuestra necesidad, además de ajustarse a nuestro espacio de producción al ser un modelo tan compacto” (foto 5).