Qué puede hacer la biotecnología para paliar los efectos de la pandemia sobre la producción y suministro de alimentos
Un grupo de expertos, organizado por la Comisión Europea, ha elaborado un informe en el que se reclama adoptar medidas sobre un problema que ha cobrado especial relevancia como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia COVID-19: la inseguridad alimentaria, relacionada con la complejidad y la urgencia de los problemas en la producción y el suministro de alimentos.
Ainia ha participado en el grupo de 14 expertos en alimentación, agricultura y políticas de I+D de distintas organizaciones en este informe, presentado recientemente, que detalla cómo la investigación y la innovación pueden abordar el problema, impulsando cambios en los sistemas alimentarios.
En concreto, el centro tecnológico español ha aportado su experiencia en el ámbito de la biotecnología y su aplicación en el sector agroalimentario. Según Begoña Ruiz, responsable del departamento de biotecnología de Ainia, “las propuestas que contienen este informe serán la base para muchas innovaciones que desarrollarán las próximas investigaciones europeas”.
En concreto, Ruiz destaca siete puntos que la biotecnología puede aportar para solucionar parte de estas cuestiones del sistema alimentario, que la pandemia de la COVID-19 ha acelerado la urgencia en su tratamiento, poniendo de manifiesto la necesidad de transformar los sistemas alimentarios, para que sean más resilientes y respeten los límites planetarios.
Valor al sector agroalimentario: Las ciencias de la vida en general, y la biotecnología en particular, pueden aportar gran valor al sector agroalimentario, especialmente en los siguientes ámbitos: producción y seguridad en el suministro de alimentos, seguridad alimentaria, alimentación saludable y sostenible, y biodiversidad.
Buscar fuentes de proteínas alternativas: En lo que se refiere a la producción de alimentos y seguridad del suministro, la contribución incluye las fuentes de proteínas alternativas tales como insectos, proteínas vegetales, carne in vitro o proteína microbiana (single cell protein). La ingeniería genética proporciona cultivos más eficientes y sostenibles. La sustitución de plaguicidas y fertilizantes convencionales por otros de origen biotecnológico puede ayudar al desarrollo de la producción de alimentos orgánicos o ecológicos, la reducción de las emisiones de CO2 e incluso proporcionar soluciones a enfermedades y plagas sin tratamiento conocido.
Nuevos antimicrobianos para luchar contra patógenos alimentarios: La biotecnología contribuye también a la seguridad alimentaria, aportando nuevos antimicrobianos para luchar contra patógenos alimentarios, como enzimas, bacteriocinas, péptidos antimicrobianos o fagos y sus endolisinas. Estos desarrollos también contribuyen a luchar contra las resistencias antimicrobianas.
Conseguir ingredientes bioactivos y alimentos funcionales: Un campo especialmente interesante en el área de alimentación saludable es el de los ingredientes bioactivos y alimentos funcionales, que tienen un impacto positivo en la salud de grupos de población específicos con necesidades especiales (personas mayores, niños, deportistas, mujeres embarazadas, menopausia, pacientes hospitalarios u oncológicos…).
Recuperar los compuestos de valor y la energía de los residuos alimentarios y de las aguas residuales: La sostenibilidad y circularidad en los sistemas alimentarios es también un campo para la biotecnología. El tratamiento biológico de residuos alimentarios y de las aguas residuales de la industria alimentaria, precedido por la recuperación de los compuestos de valor y la energía contenidos en ellos, es fundamental para el concepto de biorrefinería basada en residuos. Estos compuestos de valor incluyen los químicos biobasados, que pueden, a su vez, ser transformados a biopolímeros.
Proporcionar herramientas para caracterizar, recopilar y almacenar la diversidad genética: La biotecnología también puede contribuir a la biodiversidad de varias formas, por ejemplo, proporcionando herramientas para caracterizar, recopilar y almacenar la diversidad genética. El análisis de datos genómicos y transcriptómicos pueden proporcionar información de valor para gestionar la adaptación y la resiliencia al cambio climático. La biodiversidad puede ayudar también a la agricultura, utilizando consorcios de microorganismos para que la fertilización sea más efectiva y los cultivos más resistentes a la sequía. Finalmente, la biotecnología puede inspirarse en la naturaleza para diseñar nuevos materiales (los materiales bioinspirados), con propiedades novedosas y avanzadas.
Abordar retos para la investigación: Se han identificado retos para la investigación en los siguientes campos: nuevas fuentes de proteínas, nuevos antimicrobianos, ingredientes bioactivos, biopesticidas alternativos, bioplásticos, biorrefinerías, tratamiento biológico de corrientes residuales o alimentos fermentados.
Impactos de la pandemia sobre el sector:
El informe ‘Resiliencia y transformación’ sobre la política de investigación alimentaria y agrícola detalla algunos de los impactos alimentarios que se han desatado a consecuencia de la pandemia:
- Durante 2020 se ha generado una “tormenta perfecta” de problemas a nivel del sistema. Después de las interrupciones iniciales y localizadas en el suministro de alimentos, los precios comenzaron a subir ligeramente en Europa (2-5% para productos clave) y más dramáticamente en algunas partes del mundo (15% en Argentina, casi 20% en Myanmar).
- Por otro lado, el cambio de clases presenciales a clases online, privó a millones de familias con rentas bajas del comedor escolar para sus hijos.
- En algunos sectores de la industria alimentaria, los trabajadores se encontraron involuntariamente en la primera línea de la exposición al virus.
- Además, miles de restaurantes han cerrado, mientras que se ha disparado la venta de alimentos en tiendas de alimentación y online; lo que ha supuesto una importante reasignación del suministro de alimentos con amplias consecuencias económicas y sociales.
La I+D debe ayudar a definir caminos comunes para el futuro
La UE ya ha tomado medidas ambiciosas en este sentido como la ley para lograr la neutralidad en carbono para 2050 y una serie de nuevas políticas, programas y legislación que impulsarán sus planes de Pacto Verde, Biodiversidad, De la granja a la mesa y Economía circular. Pero su éxito final dependerá en gran medida de la investigación y la innovación europeas y de cómo debe responder el nuevo programa Horizonte Europa de 95.500 millones de euros, para hacer frente a los retos y alcanzar los objetivos.
El grupo de 14 expertos en alimentación, agricultura y recursos naturales ha sido impulsado por SCAR, el Comité Permanente de Investigación Agrícola, fundado en 1974 por el Reglamento del Consejo de la UE para asesorar a los Estados miembros y a la Comisión. El grupo estuvo presidido por Gianluca Brunori, profesor de política alimentaria y bioeconomía en la Universidad de Pisa.