¿Por qué clonar?
26 de mayo de 2008
Desde el nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado de una célula adulta, en julio de 1996, son muchos los debates abiertos al respecto, el ético, por ejemplo. Éstas y otras reflexiones se pusieron sobre la mesa en la jornada que organizó el pasado 29 de mayo el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (Irta) en su sede de Monells (Girona), bajo el nombre de ‘Jornada sobre la clonación de animales de producción y la seguridad alimentaria’.
Abrió la jornada el científico M. Yvan Heyman, miembro del instituto francés Inra, quien presentó los resultados de un estudio realizado por este organismo público para evaluar animales clonados y sus productos. Se trata de “una evaluación objetiva” sobre un total de 77 vacas criadas en las mismas condiciones, 38 de las cuales eran animales clonados y 39 no clonados.
“Como si al nacer no estuviesen suficientemente acabados”
Según se desprende del estudio, transcurridos los diez meses de vida no existen diferencias significativas entre un animal clonado y un animal nacido en condiciones naturales. Sí las hay, sin embargo, en los primeros meses. “Es como si al nacer no estuviesen suficientemente acabados”, explica Heyman. Gran parte de los terneros clonados presentan un lento desarrollo muscular y alcanzan la madurez sexual unos dos meses más tarde que los no clonados. Según el científico francés, “estas anomalías pueden deberse al gen original”.
Tampoco hay diferencias entre los productos de unos y otros. El científico aportó los resultados de un trabajo realizado durante tres semanas con roedores alimentados con productos de terneros clonados y no clonados. Seis grupos de 21 ratas macho que, al final del estudio, presentaban los mismos valores nutricionales.
Pere Puigdoménech, miembro del European Group on Ethics in Science and New Technologies (Ege), grupo independiente europeo de ética en la ciencia y en las nuevas tecnologías, llevó las conclusiones de un trabajo que a lo largo de 10 meses analizó “los pros y los contras” de la implantación de la clonación animal, así como sus repercusiones en la sociedad. No es la primera vez que el grupo, formado por 15 miembros de 14 países europeos, interviene en casos donde la ciencia entra en conflicto con la ética: Ege ya realizó un estudio sobre nanomedicina y otro sobre células madre.
Puigdoménech habló del gran número de abortos y malformaciones en la clonación animal. “Hay que garantizar el bienestar animal”, por ello, recomienda, “instamos a desarrollar un código en la profesión”.
Otro tema tratado por la Ege fue la trazabilidad y el etiquetado. Según Puigdoménech, pese a reconocer los derechos del consumidor a saber de dónde procede lo que come, es “muy complicado hacer un etiquetado estricto”. “No siempre podemos asegurar si en un bistec hay carne de vaca clonada o no. Llega un momento que el rastro se pierde”.
Según el investigador, gran parte de la opinión pública piensa que si se acepta la clonación en vacas, en el futuro también se aceptará en humanos. Otro problema planteado es la biodiversidad, la riqueza genética. En la actualidad, están desapareciendo razas interesantes desde el punto de vista genético y la búsqueda selectiva a través de la clonación puede contribuir más a ello. Sin embargo, la clonación podría emplearse para recuperar especies en peligro de extinción. Pero, explica Puigdoménech, “plantea problemas: ¿Quién lo paga?”.
Durante su intervención, el investigador del Grupo Europeo de Ética se preguntaba si tiene sentido utilizar la clonación. “No hay argumentos sólidos que justifiquen actualmente la producción de alimentos derivados de clones y su descendencia”, afirmó, “pero tampoco los hay para prohibirla”. Sí reconoce que es “una tecnología cara, con dudas todavía, y con la opinión pública en contra”. En este sentido, Ege propone que la Unión Europea realice una encuesta Eurobarómetro, un sondeo de opinión pública encaminado a saber qué es lo que piensan al respecto los europeos, quienes son, en definitiva, los consumidores finales.
¿Qué opinan los ciudadanos?
Atendiendo las sugerencias del Ege, Rui Cavaleiro, de la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores de la Comisión Europea (DG Sanco), adelantó que este Eurobarómetro se realizará en unos meses, “posiblemente antes del verano”. Cavaleiro afirmó que, según un estudio de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa), es “poco probable” que existan diferencias respecto a la seguridad alimenticia entre los productos derivados de clones y su descendencia y los derivados de animales criados de manera convencional. También habló de los efectos negativos de la clonación en la salud y en el bienestar de los animales, aunque, puntualizó, “se prevé una reducción en la proporción de clones enfermos a medida que avance la tecnología”.
La DG Sanco sugiere la realización de otros estudios y análisis sobre las implicaciones a largo plazo en el bienestar y la salud de los animales clonados. “Es posible que anomalías no presentadas en el primer clon aparezcan en una segunda, tercera o cuarta generación. Hay que seguir investigando”, afirmó Cavaleiro.
El primer mamífero clonado
El 5 de julio de 1996, los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) crearon a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, resultado de una transferencia nuclear desde una célula donante diferenciada a un óvulo no fecundado y anucleado (sin núcleo), implantado después en una hembra portadora. La célula de la que venía Dolly era una célula ya diferenciada o especializada, procedente de la glándula mamaria de un animal adulto. La oveja, único cordero resultante de 277 pruebas, murió el 14 de febrero de 2003. El Museo Real de Escocia conserva y muestra sus restos disecados desde entonces.
¿Son exactamente iguales entre sí los animales clonados?
Heyman afirma que los animales clonados son exactamente iguales entre sí pero no lo es su aspecto o su peso. Así, explica el científico, fenotípicamente pueden presentar grandes diferencias. Las manchas en la piel, por ejemplo, pueden aparecer con una distribución dispar, pero su proporción es exacta, es decir, en una vaca blanca con manchas negras la superficie de blanco y negro es la misma en todos los ejemplares clonados, pero no los es su aspecto. Esto se debe, según explica Heyman, a que aunque contenga la misma información genética, cada embrión se cría en un útero y en unas circunstancias distintas, lo que hace variar su desarrollo.
El negocio y la ética
Existen compañías biotecnológicas y laboratorios que clonan perros, gatos y otros animales de compañía por la friolera de 100.000 dólares. Lo que no pueden asegurar estas empresas es que la mascota clonada presente el mismo aspecto. Será genéticamente idéntica pero no contará necesariamente con sus rayas, sus manchas o su peso. Esto no ha parecido importarle al ganadero madrileño Victoriano del Río, quien ha anunciado su intención de clonar a Alcalde, un toro de su propiedad capaz de aportar entre 30 y 40 crías al año, que mejoran las características de las madres. Del Río quiere dos o tres gemelos de Alcalde porque su toro bravo, “un ejemplar único”, ya tiene 16 años. Viagen, la compañía estadounidense encargada del proyecto, afirma que los sustitutos del semental estarán listos en marzo de 2009. ¿Podrá Del Río patentar a su semental? Suena disparatado pero ya hay algunas especies, sobre todo plantas, con patente.