Jornadas ‘Retos del nuevo contexto regulatorio en el saneamiento y la depuración’, organizadas por Facsa

“El agua debe tratarse como un valor y ya no como un recurso”, con esta declaración dieron comienzo las jornadas técnicas impulsadas por Facsa que congregaron a especialistas de toda España para profundizar en torno los retos del nuevo contexto regulatorio en el saneamiento y la depuración. Durante las diferentes sesiones, que se celebraron el 27 y el 28 de septiembre en Castellón, los intervinientes y asistentes debatieron sobre las nuevas restricciones y objetivos impuestos por la reciente normativa. Además, se abordó si las nuevas y previstas legislaciones anticipan y resuelven "los retos que debe afrontar el sector del agua en un escenario cambiante y que debe poner el foco tanto en la disponibilidad del recurso, cada vez más cuestionado, como en las oportunidades que de él se desprenden en torno a la energía y la gestión de residuos".

“Pese a la capacidad de adaptación del sector y su búsqueda constante de soluciones que permitan gestionar este recurso tan limitado de manera eficiente y con unos estándares cada vez más exigentes en cantidad y calidad, no será posible afrontar los escenarios actuales y futuros”, añaden las mismas fuentes. En este sentido, el director del área de saneamiento y depuración de Facsa, Luis Basiero, afirmó que “si no existe una buena planificación y financiación que permita aprovechar los retos del nuevo contexto” en el marco de una estrategia integral de país, señalaron en una nota de prensa fuentes de Facsa.

Basiero llamó la atención sobre “el abismo entre el vertiginoso ritmo de cambios que se están produciendo a nivel mundial, con consecuencias económicas de impacto inmediato sobre el sector (pandemia, guerras, inflación, volatilidad de mercado energético, entre otras), y el ritmo de planificación, publicación y aplicación de las políticas y leyes nacionales, autonómicas y locales que puedan dar solución a estos retos y desafíos de la nueva realidad”.

Ante este panorama, el propósito de las jornadas fue desgranar el nuevo contexto regulatorio que se dibuja en el saneamiento y la depuración. Los participantes también fijaron su atención sobre el biogás, los fangos y la reutilización de agua, así como sobre los pasos que deberían darse para construir, a través del agua, el mejor modelo de convivencia y contribución a la sostenibilidad de las ciudades. Basiero dijo que hay que “aprovechar los retos del nuevo contexto regulatorio para acercar el precio del agua a su valor real”.

La tecnología juega un papel muy relevante en el tratamiento de aguas residuales y la gestión de residuos o generación de bioenergía, por lo que ocupó gran parte de las jornadas. Los ponentes coincidieron en que la actual planificación económica nacional “no está diseñada para promover la inversión en tecnologías que ayuden al sector del agua a ser más eficiente y sostenible”.

La asesora de tecnología del agua en la Embajada de Dinamarca, Laura Bailón, puso el ejemplo del país nórdico, que viene a demostrar que en el mercado cuenta con desarrollos tecnológicos suficientes para abordar los retos presentes y futuros. No obstante, falta planificación e inversión para acceder a estas tecnologías y alcanzar así los requisitos de la recién publicada normativa o la que está en desarrollo, tal y como apuntaron los expertos durante el encuentro.

En las jornadas se mantuvo que la inversión en tecnología e innovación debe ser el eje prioritario para ganar eficiencia y garantizar el cumplimiento del nuevo marco regulatorio en determinados ámbitos, como pueden ser la neutralidad energética o hacer frente a situaciones de escasez de recursos.

En el primer bloque del encuentro se analizó el nuevo escenario del dominio público hidráulico. Ángel Mena, de Emasesa, abordó en su exposición las claves de la regulación de los desbordamientos de las redes de saneamiento que contempla el nuevo Reglamento de Dominio Público Hidráulico (RDPH), que obliga a regular, tratar y controlar los desbordamientos o alivios de los sistemas de saneamiento, que exigirá una coordinación necesaria con organismos de cuenca.

Ante este escenario, Facsa expuso soluciones orientadas a la retención de sólidos para paliar el grave impacto al medio ambiente y los importantes daños que genera en la red de saneamiento la mala utilización de las toallitas húmedos, un aspecto que también regula el RDPH. Por su parte, la empresa castellonense Hydrens mostró su experiencia en la utilización de herramientas de simulación para estudiar el comportamiento y funcionamiento de las estructuras hidráulicas.

El debate en la sala puso de manifiesto la preocupación del sector por el elevado coste para poner en marcha las medidas que exige este nuevo reglamento, la importancia de la medición en España, que a diferencia de otros países europeos presenta un régimen de lluvias irregular que no facilita la gestión, así como la viabilidad de reducir los residuos de origen para reducir la inversión en el tratamiento de algunos de los residuos tan presentes en nuestras aguas residuales, como las mencionadas toallitas.

La primera intervención en el bloque de depuración fue la de Enrique Baquerizo, de Emasesa, quien analizó los aspectos más destacables del borrador de la nueva Directiva de tratamiento de aguas residuales urbanas que en la actualidad está siendo discutido en Europa. Como objetivos principales de esta nueva normativa, Baquerizo destacó la reducción de la carga de contaminación vertida, su alineamiento con los retos del Pacto Verde y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, también, mejorar la gobernanza.

En el debate se puso de relieve que los plazos de aplicación que se han establecido son muy ajustados y que para que su aplicación sea un éxito va a ser necesaria una estrategia de financiación sólida, se añade en la nota de prensa.

En los tres siguientes bloques se valoró la capacidad de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) en actuar como sistemas de recuperación de recursos. Así, se destacó el aprovechamiento energético del biogás generado en las EDAR y en la producción de biometano, considerada “la vía para llegar a la neutralidad energética exigida”.

El biogás y el biometano ocuparon “un espacio relevante en estas jornadas”, lo que permitió que los asistentes pudieran conocer la evolución del marco normativo y los usos de estos dos gases renovables. Como se pudo comprobar los casos expuestos —uno de ellos, el proyecto BioVO—, sus beneficios en aras de alcanzar una economía circular hacen necesario su despliegue “como vectores energéticos para alcanzar la neutralidad climática”, tal y como apuntaron varios de los ponentes.

La gestión de los fangos que se generan en las depuradoras urbanas también es clave desde el punto de vista económico, medioambiental y de explotación. Sin embargo, del nuevo marco normativo —que fue explicado por la consejera técnica en la Subdirección del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, María Luisa Ballesteros— se pueden desprender una disparidad de interpretaciones que es necesario aclarar “para que todos los actores implicados tengan claras las reglas del juego”, añadieron las mismas fuentes.

En esta línea, y a través de diferentes casos prácticos, Facsa expuso su experiencia en el compostaje fruto de la explotación de la planta de tratamiento de purines de la localidad castellonense de Todolella, así como de la planta de compostaje de biosólidos de Burgos o de la planta de tratamiento de residuos de la empresa palentina dedicada a la gestión de residuos Valorizaciones Dueñas.

Otro bloque de las jornadas organizadas por Facsa fue el dedicado a la regeneración del agua, una práctica que cobra más relevancia ante el actual escenario climatológico, que en el caso de nuestro país se acentúa: severo estrés hídrico, lluvias torrenciales… A pesar de que el uso de agua regenerada es aún incipiente en gran parte del territorio nacional, algunas zonas están incrmentando su implementación. El ejemplo más evidente es el de la Región de Murcia, un caso de éxito que fue relatado por Román López, de Esamur. Por su parte, Silvia López, del Consorci d’Aigües Costa Brava Girona, expuso las buenas prácticas que se están llevando a cabo en este terreno en la Costa Brava.

Entre los principales desafíos a los que debe hacer frente el sector de la reutilización del agua destaca la necesidad de que se acentúe la voluntad política para avanzar en la aplicación de este recurso, la confianza de los usuarios finales en la calidad del agua obtenida, la delimitación de las responsabilidades de los agentes implicados (operador, transporte y usuarios finales) a través de los planes de gestión de riesgos, la inversión necesaria y, especialmente, la financiación.