Belat y Marina Rion, nuevas variedades ancestrales recuperadas por Albet i Noya
Tras casi tres décadas de dedicación e investigación, Albet i Noya ha logrado que las variedades Belat y Marina Rion, identificadas por Josep Maria Albet en los años 90, sean reconocidas oficialmente por el Ministerio de Agricultura. Este reconocimiento, publicado en el Boletín Oficial del Estado el pasado 24 de diciembre, permite el cultivo y la vinificación de estas dos variedades en Cataluña.
El proyecto, iniciado en 1997, se centró en recuperar variedades prefiloxéricas con potencial para la viticultura moderna. De las 14 variedades localizadas en Cataluña, la Belat y la Marina Rion destacaron por sus cualidades agronómicas y enológicas, así como por su adaptación al territorio.
La Marina Rion, proveniente de una antigua viña familiar y de la que ya hay plantadas unas 20 hectáreas distribuidas entre unos 15 viticultores, produce vinos frescos con una acidez vibrante y aromas que recuerdan al Riesling o al Xarel·lo. Es apta para vinos jóvenes, crianzas e incluso espumosos. Por su parte, la Belat, descubierta en una viña abandonada en las Montañas de Ordal, puede ofrecer vinos tintos elegantes con taninos suaves y un perfil fresco.
Ambas variedades presentan un excelente comportamiento en la viña, siendo fáciles de trabajar y resistentes a enfermedades.
Compartir el patrimonio con viticultores del Penedès
Josep Maria Albet, impulsor del proyecto, destaca la importancia de preservar este patrimonio vitivinícola y hace un llamado a los viticultores: “Las hemos encontrado aquí, en el Penedès, y creo que es esencial ponerlas en valor y que estén incluidas dentro de la DO Penedès. Estamos dispuestos a compartir madera con quienes deseen plantar Marina Rion y Belat, contribuyendo al futuro de la viticultura catalana”.
Josep Maria Albet, director de Albet i Noya
¿Cómo surgió la idea de recuperar variedades?
Más que recuperar variedades, nosotros teníamos la idea de que en la naturaleza encontraríamos variedades resistentes, aquellas que han sobrevivido décadas en medio del bosque. Y así fue. Nos decantamos por hacer pruebas con 14 variedades y vimos que, en realidad, no eran tan resistentes. Cuando las movíamos del medio salvaje donde habían crecido todos estos años a plantaciones de cultivo tradicional, se convertían en variedades tan sensibles como otras con las que ya trabajamos. Excepto dos, Belat y Marina Rion, que sí presentaron características más rústicas y resistentes, con una calidad de uva y un comportamiento agronómico muy buenos.
¿Y cómo definiría cada variedad?
Creo que la Marina Rion tiene mucho interés porque agronómicamente es muy buena, con la uva muy bien colocada para su ventilación, por lo que no necesita casi poda. Su producción es muy buena, también, con buen vigor y una capacidad de entre 10 y 12.000 kg por hectárea. Además, es fácil de cosechar. El vino que da tiene mucha acidez, evoluciona muy bien y es muy fresco, con un aroma muy interesante, una cualidad muy demandada hoy en día. Esta buena evolución, igual que sucede con el Riesgling, en ocasiones da notas de queroseno, como de petróleo, lo que la hace aun más interesante. Y no lo decimos solo nosotros, lo dicen los viticultores que ya han tenido ocasión de probar los vinos. Tanto es así, que alguno de ellos ya ha solicitado aumentar hectáreas de plantación por su enorme potencial. Asimismo, creemos que es muy buena para elaborar espumosos.
Por su lado, creemos que la mayor ventaja del Belat, además de acidez, es que presenta unos taninos muy redondos, aunque la maceres muchos días. Su gama de color no es muy alta, es más bien ligera-media, pero es tan fresca que puede recordar a la Sumoll. No la recomendamos para elaborar rosados, pero sí para tintos y blanc de noirs. Pensamos que en el pasado se abandonó porque no se adapta muy buen cultivado en vaso, ya que su estructura es muy amplia y un poco débil y, cuando se carga de uva, se abre mucho. En cambio, funciona muy bien con espaldera.
Sí que es cierto que me hubiera gustado que fueran todavía más resistentes, ya que sí requieren de algún tratamiento, pero estoy contento con su comportamiento. En 2020, que fue un año nefasto para la viticultura del Penedès –y de Catalunya en general–, fueron de las pocas variedades de las que recogimos casi el 100% de lo plantado, y eso que solo les hicimos tres tratamientos…
¿Dónde encontraron estas dos variedades?
La Marina Rion la encontramos en una viña cercana que mi abuelo había guardado. Estaba en medio de otras variedades, creo que Sumoll i Malvasía… Antes de arrancarla, decidimos probarla. La Belat la había visto yo personalmente yendo en moto por la montaña, sabía que había una vid abandonada en medio de la maleza en una zona que se conoce como ‘Fondo de los Vidrieros’, ya que en la época medieval había habido fábricas de vidrio. Cuando empezamos este proyecto, me acordé de esa vid y fui a recogerla.
¿Qué se esconde detrás de los nombres?
El nombre de Belat nos lo propuso nuestro diseñador, Gerard Medina, quien creó las etiquetas de los vinos experimentales. Se inspiró en que la variedad estaba cubierta por un ‘velo’ del tiempo, por años y años, estaba ‘velada’. Y aunque velo se escribe con ‘V’, lo escribimos con ‘B’ porque así tiene todas las letras de Albet, pero con un orden distinto.
La Marina Rion es más sencillo, es el nombre de mi bisabuela. Una persona muy entrañable que me cuidó de pequeño, por lo que he querido hacerle este pequeño homenaje.
¿Cómo ha sido el proceso estos 25 años?
Ha sido muy largo pero muy divertido. Hemos ido analizando variedades y las hemos probado. En el caso de las dos seleccionadas, las microvinificamos de dos formas distintas. Los tintos en concepto vino joven y en concepto vino de crianza, cosechándolo más verde y más maduro, elaborando un depósito de cada. Una vez en botella, las enviamos a unas 50 personas de 28 países (distribuidores, sumilleres, periodistas, etc.) para conocer su opinión. La mayoría de ellos coincidieron en que el Belat y la Marina Rion eran las mejores.
¿Qué futuro le ve al Belat y a la Marina Rion?
Ahora justo las acabamos de parir, como quien dice, y las lanzamos al mercado para que la gente las conozca pero lo que realmente nos gustaría es que fueran aptas para su uso en la DO Penedès. Nosotros somos una bodega de la zona y queremos aportar, las hemos encontrado aquí, por lo que creemos en ellas. Tenemos ahora mismo unas 2,5 hectáreas de cada variedad y las ponemos a disposición de todo aquel que esté interesado.