Utilización de cubiertas vegetales en viñedos de la D.O.Ca. Rioja
Introducción
Además de la “sostenibilidad ambiental” también resulta interesante alcanzar una “sostenibilidad económica”. En este sentido, la inversión, puesta en marcha y mantenimiento realizados en las cubiertas vegetales pueden compensarse no sólo por la reducción de los costes ambientales, sino también por la menor necesidad de laboreo del suelo, con la consiguiente merma de los costes energéticos, así como por la limitación en el uso de plaguicidas y herbicidas.
En los viñedos del entorno mediterráneo, las cubiertas vegetales constituyen una herramienta adecuada para contener, a través de la competencia establecida con el viñedo por el agua y los nutrientes, tanto la expresión vegetativa del viñedo como su potencial productivo. A partir de estas condiciones, resulta factible alcanzar un equilibrio adecuado entre la componente productiva y vegetativa, lo que a su vez puede favorecer una mejor exposición y microclima de racimos, logrando aumentar la calidad de los mostos y vinos producidos.
Como consecuencia del déficit hídrico, uno de los primeros efectos que se manifiestan en las hojas a nivel ecofisiológico es la reducción de la apertura estomática (Schultz, 2003; Chaves et al., 2010). De esta forma, en respuesta a situaciones de estrés hídrico y ante un incremento del déficit de presión de vapor, las plantas regulan su nivel de transpiración controlando el grado de apertura de sus estomas, manteniendo así tanto el potencial de agua de los tejidos como la integridad del xilema (Prieto et al., 2010). Esta regulación también incidirá en el proceso de fotosíntesis, base de todas las cadenas metabólicas a partir del cual se producen los fenómenos de edificación vegetal y acumulación de fotoasimilados (Lissarrague et al., 2010).
Material y métodos
Durante la fase de maduración, se valoró la superficie foliar desarrollada por las cepas mediante la estimación del índice de área foliar (LAI, m2/m2) y de la superficie foliar expuesta (SFE, m2/m2). Para ello se estudiaron seis cepas por tratamiento y repetición, basándonos en el método no destructivo propuesto por Carbonneau (1976) para el cálculo del LAI y asimilando la SFE de la cepa a la figura geométrica de un cono invertido.
En el momento de la vendimia, se determinaron diversos parámetros productivos como el rendimiento unitario (kg/cepa), el número de racimos por cepa, el peso medios de 100 bayas (g) y el peso del racimo (g). Así mismo, mediante muestreo aleatorio de 500 bayas para cada tratamiento y repetición, se obtuvieron muestras con objeto de analizar los siguientes parámetros de calidad del mosto: grado probable (ºBé), acidez total (g/l de ácido tartárico), pH, ácido tartárico (g/l), ácido málico (g/l) y potasio (mg/l). Todos los tratamientos se vendimiaron por repeticiones, realizando después la microvinificación de los mismos. La uva fue despalillada, estrujada, sulfitada (50 mg/l) y elaborada según el método tradicional en La Rioja, fermentando en depósitos de 110 l. En todos estos depósitos se realizó la fermentación alcohólica con inoculación de levaduras secas activas. Posteriormente tuvo lugar la fermentación maloláctica, con siembra de bacterias seleccionadas. Estas dos inoculaciones se efectuaron con la intención de controlar y homogeneizar los microorganismos fermentativos desde el inicio del proceso. Tras concluir la fermentación maloláctica, se procedió a realizar el análisis de los siguientes parámetros de calidad de vinos: grado alcohólico (%vol), pH, potasio (mg/l), intensidad de color, tonalidad, antocianos (mg/l) e Índice de Polifenoles Totales (IPT 280nm). Asimismo, en el mes de noviembre, se llevaron a cabo trabajos de poda para determinar el peso de madera de poda (kg madera/cepa), el número de pámpanos por cepa, el peso medio del sarmiento (g) y el Índice de Ravaz (kg uva cepa/kg madera cepa).
Se efectuaron mediciones de intercambio de gases y de potencial hídrico foliar en distintas fases del ciclo vegetativo. El potencial hídrico foliar se evaluó mediante la técnica de la cámara de presión (Scholander et al., 1965) con un equipo Plant Moisture Measurement (Skye Instruments Ltd., Llandrindod. Wells, U.K.)_ de la casa Skye, el cual disponía de un manómetro con precisión de 0,02 MPa. En todos los casos se efectuaron medidas sobre hojas soleadas y adultas del tercio medio del pámpano, a razón de 3 hojas por tratamiento y repetición. Se realizaron medidas de potencial hídrico foliar de base o pre-down (Ψ0) antes de la salida del sol, a las 9 horas solares (Ψ9h.s.) y al mediodía solar (Ψ12h.s.). Para el estudio de los efectos de las cubiertas vegetales sobre la ecofisiología de la vid y, más concretamente, sobre el intercambio de gases entre la planta y la atmósfera, se ha realizado un seguimiento de los valores de conductancia estomática (gs), fotosíntesis neta (A) y transpiración (E) de las hojas. Estos valores se registraron con un analizador de intercambio de gases Li-6400 (Li-Cor Inc., Nebraska, U.S.A.). Las medidas se efectuaron paralelamente a la determinación del potencial hídrico foliar, de tal forma que la misma hoja que se utiliza para analizar el intercambio gaseoso sobre la cepa, se empleó a continuación para medir el potencial hídrico tras cortar la hoja en cuestión. En este trabajo, se ofrecen los datos correspondientes a la medida del mediodía solar.
El análisis estadístico de los datos resultantes se ha elaborado mediante técnicas de análisis de la varianza (ANOVA) con el programa SPSS para Windows versión 12.0. En las tablas adjuntas, los asteriscos se refieren al nivel de significación. Así, *: p<0,05; **: p<0,01; ***: p<0,001 y ns: no significativo. Por su parte, las letras distintas en una misma columna que siguen a los valores, sirven para reflejar las diferencias entre tratamientos.
Resultados y discusión
Por su parte, el empleo de cubiertas vegetales ha reducido, con respecto al laboreo, los valores obtenidos para el peso de la madera de poda y el peso medio del pámpano (Tab. 1), limitando así el desarrollo vegetativo del viñedo.
Las cubiertas vegetales, además de disminuir las expresiones productiva y vegetativa de la cepa, han logrado equilibrar estas dos componentes de una forma más favorable que el testigo. De hecho, observando los valores del Índice de Ravaz (Tab. 1), considerado como un buen estimador para evaluar el equilibrio vegetoproductivo, se aprecia que los valores del mismo en las cubiertas vegetales se encuentran comprendidos en el rango 4-7, propuesto por García-Escudero et al.(2006) para las condiciones medias de cultivo en la D.O.Ca. Rioja y en la variedad Tempranillo, mientras que el tratamiento LAB adopta niveles que se sitúan ligeramente por debajo de este intervalo.
Ensayo de Cubiertas Vegetales. Valores medios de 2009 y 2010.
Analizando el desarrollo foliar, a través del LAI y de la SFE (Tab. 2), queda confirmada la reducción de la expresión vegetativa de la planta como consecuencia de la implantación de las cubiertas vegetales, tal y como se ha expuesto para los parámetros que caracterizan el peso de la madera de poda y el peso del sarmiento. Asimismo, si se considera el porcentaje del total del LAI con el que contribuyen los nietos, por un lado, y el porcentaje del LAI aportado por las hojas principales, por otra parte, puede concluirse que la disminución de la superficie foliar detectada en las cepas situadas en la cubierta vegetal ha sido debida al menor crecimiento experimentado por los nietos en estos tratamientos. Por su parte, este menor desarrollo foliar secundario se encuentra asociado a una menor relación LAI/SFE, lo que se traduce en un menor solapamiento de hojas y en un microclima más favorable para la cepa. Esta mejora de la componente microclimática podrá condicionar, de forma positiva, aspectos relacionados con la sanidad vegetal de la planta, la maduración y la acumulación de sustancias polifenólicas en la baya.
Ensayo de Cubiertas Vegetales. Valores medios 2009 y 2010.
Por otro lado, se ha observado que la implantación de la cubierta vegetal ha tenido una incidencia significativa sobre la intensidad de color, el índice de polifenoles totales y el nivel de antocianos del vino, lo que en gran medida ha condicionado el color de los vinos (Tab. 4). Posiblemente, el aumento de la carga polifenólica se ha podido ver impulsado por la existencia de un tamaño de baya más reducido en los tratamientos de cubierta vegetal, el cual ha proporcionado una relación hollejo/pulpa mayor. Además, el microclima más favorable en la zona de racimos que se genera en estos tratamientos de cubiertas también ha contribuido a intensificar el color de los vinos.
Ensayo de Cubiertas Vegetales. Valores medios de 2009 y 2010.
Ensayo de cubiertas Vegetales. Valores medios de 2009 y 2010.
Por su parte, el Ψ12h.s. es un buen indicador del estado hídrico de la cepa en plena actividad fisiológica y refleja el grado máximo de estrés que puede alcanzar la misma. Pero según las experiencias de Intrigliolo y Castel (2006) sobre\1CV\2 Tempranillo, es posible que en momentos de cierto estrés hídrico la planta cierre sus estomas entorno al mediodía, por lo que los valores de Ψ12h.s. tienden a igualarse, independientemente del déficit hídrico de la planta. Estos autores detectaron que esta situación se producía cuando el Ψ0 se situaba por debajo de -0,54 MPa. En este sentido, los resultados observados en la Fig 1. corroboran este planteamiento. Por tanto, a partir del umbral citado para el Ψ0, parece más conveniente establecer el análisis con las referencias del Ψ0 o del Ψ9h.s. más que con las del Ψ12h.s.
Ensayo de Cubiertas Vegetales. Datos medios de 2009 y 2010.
De forma paralela a la trayectoria marcada por gs, y conforme van disminuyendo los recursos hídricos en el suelo, se reduce el potencial hídrico foliar y bajan ostensiblemente las tasas de fotosíntesis y transpiración.
Conclusiones
El factor que más ha condicionado la acidez de los mostos y vinos elaborados ha sido la variación en el contenido de potasio entre tratamientos, donde las cubiertas vegetales se han mostrado proclives hacia una mayor acumulación de este elemento en la baya, con los correspondientes efectos sobre el aumento del pH del vino.
Los valores recogidos para los parámetros de fotosíntesis neta (A), conductancia estomática (gs) y transpiración (E), han ofrecido entre sí un comportamiento estacional similar, influenciado tanto por la limitación de recursos hídricos ejercida por la cubierta vegetal como por las condiciones atmosféricas de cada momento. En este sentido, se ha observado cómo la competencia hídrica, llevada a cabo por la cubierta vegetal, ha afectado a los distintos parámetros que intervienen en el intercambio de gases fundamentalmente en las proximidades de la fase de cuajado. Posteriormente, y dentro de una tendencia decreciente, los valores de A, gs y E se han aproximado más estrechamente entre los tratamientos. A ello ha contribuido el efecto del cierre estomático en condiciones de estrés hídrico y la reducción de la superficie foliar evapotranspirativa en los tratamientos de cubierta vegetal.
El estudio fue premiado en la categoría de ‘Comunicaciones Cortas’ del ‘World Congres Of Vine and Wine’; reconociendo el trabajo de los investigadores S.Ibáñez, J.L.Pérez, F.Peregrina y E.García Escudero, del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (CSIC-Universidad de la Rioja).
Agradecimientos
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