La reforma de la Estación Enológica de Haro aumentará su capacidad de investigación
La reforma de la centenaria Estación Enológica de Haro (La Rioja) aumentará su capacidad analítica, investigadora y formativa y reforzará su compromiso de servicio al sector vitivinícola, por lo que se convertirá en una pieza clave del Campus Internacional del Vino.
La presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, ha presentado el proyecto de reforma de la Estación, con la previsión de que comience este año gracias a un presupuesto de 3,65 millones de euros procedentes de fondos europeos: “Vamos a reformar profundamente estas instalaciones, respetando los edificios existentes y su integración en el entorno, para poner a la Estación Enólogica de Haro a la vanguardia internacional, con recursos y ambición, con un proyecto para el futuro".
La Estación Enológica de Haro es, desde hace más de 130 años, una referencia nacional en el ámbito vitivinícola, con un enfoque innovador, que se refuerza con tecnología puntera, ha recordado la presidenta. “En pocos lugares se hace tan real, con enorme beneficio para La Rioja, la transferencia de conocimiento entre el sector investigador y el sector productivo como aquí. Un referente con un horizonte ilusionante ante sí”, ha apostillado Andreu.
La Estación Enológica jarrera, “ante la oportunidad extraordinaria que suponen los fondos europeos y el proyecto Enorregión”, debe evolucionar y convertirse en parte del Campus Internacional del Vino, para que “La Rioja sea un verdadero referente internacional en investigación vitivinícola”. Así, “la Estación, el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino y la Universidad de La Rioja (UR) formarán un gran complejo científico y un espacio común de investigación y formación excelente en el ámbito vitivinícola”.
La inversión de 3,65 millones de euros tiene como fin incrementar la capacidad científica y técnica de la Estación; y mejorar los controles de calidad, seguridad y trazabilidad. También potenciará su vocación de análisis, investigación, formación y servicio al sector vitivinícola en cuanto a determinar las necesidades del sector productor al analizar el vino frente a retos como la seguridad alimentaria, la exportación, el fraude y la trazabilidad de productos de calidad.
El arquitecto Alberto Pascual coordina la propuesta arquitectónica adjudicataria de la reforma, que, desde el respeto a los tres edificios existentes, potencia y recupera un patrimonio arquitectónico con más de un siglo de vida. Al mismo tiempo, se crean espacios accesibles, zonificados y funcionales, en un edificio sostenible y eficiente, y con el deseo de que cada edifico tenga un uso y una entidad propia, claramente diferenciable y accesible.
La calle central se plantea como un elemento unificador de circulaciones peatonales exteriores, con un aspecto cambiante según las diferentes estaciones del año mediante un emparrado que cambia de color y densidad, a modo de brisolei de protección.
La actuación acometerá también la rehabilitación del muro de cerramiento de la parcela de piedra de sillería.
En el interior de los edificios se plantea recuperar el lenguaje formal empleado en el exterior para generar un espacio amplio, diáfano y polivalente, adaptable a las nuevas necesidades que surjan con el desarrollo de la actividad y facilitar la comunicación entre las estancias.
En los edificios de menor escala, como son la bodega y el actual laboratorio físico químico, se pretende albergar las funciones más públicas o de representación del conjunto, con la creación de espacios diáfanos para simultanear sus funciones e, incluso, desarrollar un horario complementario e independiente al de los propios laboratorios.
El edificio restante, de mayor volumen, adquiere un papel protagonista en esta reforma y albergará los laboratorios, modulables y adaptables; despachos, salas de reuniones, zonas docentes, archivos, despachos y biblioteca. Esta actuación garantiza la accesibilidad a la totalidad de los edificios del conjunto de la Estación, que está ubicada en una parcela con una superficie total de 4.225 metros cuadrados.
Los sistemas constructivos y materiales elegidos son tradicionales, de bajo o nulo mantenimiento, siguiendo criterios de sostenibilidad.