Vinseum, una nueva manera de experimentar el mundo del vino
22 de junio de 2010
Organizado a modo de preguntas, sin respuesta, que dan pie al debate y la reflexión, la exposición temporal del museo —abierto mientras duren las obras de rehabilitación del espacio definitivo— propone una visita diferente, sugerente y provocadora que hace que el visitante descubra que, en realidad, no sabe tantas cosas como creía sobre el vino...
Detrás de una copa de vida hay un estilo de vida
“Sí. En el simple gesto de beber una copa de vino hay, además de una serie de sensaciones olfativas, gustativas, etc., una importante carga cultura detrás”, afirma rotundo Xavier. “Y es un valor añadido que da el vino y al que muchas veces no prestamos la atención que se merece”.
“El tast de Vinseum sirve para mostrar las nuevas maneras de exponer que se podrán ver en la sede definitiva del museo”. Así nos explica Xavier Fornos cómo y por qué se ha estructurado esta pequeña muestra, antesala del museo definitivo.
Para ello cuentan con el diseñador Dani Freixes, de Barcelona, que conoce muy bien este mundo; “ha diseñado los museos de Vida Rural de l’Espluga de Francolí (Tarragona), el de la Pesca de Palamós (Girona) entre otros”, nos aclara.
Una nueva manera de ‘hacer museo’
Uno de los principales aspectos de esta muestra es que se basa en preguntas. El propio nombre, ‘tast de Vinseum’, da una idea de las intenciones: que los visitantes caten lo que será el museo, planteándoles ya la primera pregunta —¿Qué hay dentro de una copa de vino?.
A partir de aquí, y con diferentes ámbitos temáticos, hasta 6, se les ‘bombardea’ con una serie de preguntas que, de algún modo, “son la chispa del conocimiento. Queremos motivar la curiosidad. Si no hay interés, no conoces. Y queremos iniciar un juego de forma que el mismo visitante pueda colaborar aportando nuevas preguntas y respuestas a las que ya existen... estableciendo una relación. Porqué entendemos que es una exposición provisional y la intención es que luego vengan al museo definitivo a buscar las respuestas.
En realidad se trata de una nueva museografía. “Una apuesta atrevida”, reconoce Xavier. “Pero queremos que no sea un museo enciclopédico, no mostraremos todo el fondo que tiene el museo porque la pieza no será importante por sí misma sino por el discurso, el contexto. Hay un argumento y la pieza está ahí por un motivo”. Y como primer museo dedicado al vino de España, con una colección excepcional —“hay pocas colecciones en España como la nuestra y me atrevo a decir que incluso en Europa”—, la pieza tiene importancia por sí misma pero sobre todo por lo que explica.
¿Por qué Culturas y no Cultura?
“Es un elemento estratégico. No es un museo del vino, no es un museo de la ciencia del vino, aunque sí explicamos cómo se hace. Nosotros explicamos que la implantación del viñedo, el cultivo y la elaboración del vino en un territorio implica un bagaje cultural a lo largo de los siglos de este cultivo, con diferentes expresiones y manifestaciones”. El objetivo es englobar, dentro de un mismo hilo argumental, qué es el vino en las diferentes tipologías de patrimonio: colecciones de arte, de paleontología, de geología, de arqueología.. “Pero lo que une a toda esta heterogeneidad es el lugar de donde sale, el Penedès, y de la gente que lo entrega”. Desde la plantología de la tierra, una tierra que a partir del siglo XVIII empieza a plantar viñedos para hacer aguardiente y luego vino. “Y a partir de aquí también contamos con una serie de colecciones de arte provenientes de las riquezas logradas por los productores de vino —arte modernista del siglo XIX—, cuando aumenta la venta de vino a Europa en la época que la filoxera atacaba Francia pero todavía no había llegado a Cataluña”.
En resumen, se trata de evitar un discurso monotemático y explicar que a lo largo de los siglos esta ‘cultura’ ha dejado un rastro, “y es nuestro patrimonio”.
Vocación de museo nacional
Vista la importancia de la colección de que dispone el museo —la más importante del Estado Español en piezas relacionadas con el mundo del vino”— y el intenso trabajo pedagógico que sus nuevos responsables están llevando a cabo, es lógico plantearse que Vinseum acabe siendo algo más que museo comarcal.
Y Xavier Fornos nos explica que, efectivamente, “existe la voluntad que sea un museo nacional de Cataluña, con la categoría del Museu Nacional d’Art, pero relacionado estrictamente con el tema de la viticultura, y la intención es que su área de influencia abarque todo el Mediterráneo. Pero eso es la voluntad”.
Un museo de sensaciones
Apretamos su botón, se abre la puerta y entramos en el mundo del vino en toda su dimensión: se apagan las luces y ante nosotros aparece un audiovisual que nos explica qué encontraremos en la exposición, con elementos que van apareciendo como por arte de magia. Un racimo, una copa... y ya estamos dentro.
Es una exposición con áreas temáticas que abarca desde los inicios de la vida, cuando todavía no existía el viñedo en el territorio, con muestras de los primeros asentamientos humanos. El visitante puede pasar entonces por un viñedo silvestre, todavía sin conrear por el hombre, hasta llegar a un filtro ibérico: el primer indicio que los íberos podían haber empezado a cultivar los primeros viñedos. Es un recorrido que nos conduce desde el mundo sin hombres a un mundo con hombres pero sin viña hasta llegar a hoy día: el mundo de los hombres que ya trabajan este cultivo, con una producción reconocida del vino. “Porque en el Penedès no siempre ha habido viñedos”.
La visita recorre diferentes espacios, llegando al ámbito relacionado directamente con la vid. Aquí, diferentes audiovisuales explican desde el origen del viñedo en el Mediterráneo hasta su ciclo vital, las herramientas utilizadas por el hombre y sus ‘enemigos’. “No hay muchas piezas pero todas las que hay tienen un sentido y están contextualizadas con los temas planteados, en la línea de lo que explicábamos antes”.
En esta zona encontramos también un elemento importante dentro del fondo del museo: los dioramas. “Conservamos una veintena de dioramas que explican la historia de la viticultura en la humanidad y que se expondrán en el museo definitivo. De momento, los visitantes podrán ver uno: la reconstrucción del Monasterio de Poblet”.
La zona del ‘aplec’
Nos encontramos en una zona donde el suelo bajo nuestros pies nos traslada a una era. El lugar de reunión, de las relaciones sociales que propiciaba el mundo vitivinícola, las relaciones entre amo y campesino... y también nos explica el efecto de esta tradición sobre el paisaje y las personas.
Es una puesta en escena muy gráfica, donde los elementos expuestos nos permiten repasar la evolución de la zona. “Por qué hay una foto de un grajo, un jilguero y un pito real? Pues porque antes que nada esta zona fue un bosque. Luego empezó a cultivarse, en gran medida con cereales, y cuando estos se sustituyeron por la vid, llegó el jilguero. A la vez, esta evolución nos sirve para mostrar la variedad de patrimonio de que dispone el museo”.
Para ávidos de conocimiento
El enfoque y la calidad de la puesta en escena del futuro museo incidirán en gran medida en la tipología de público que tendrá, más aún si la idea es lograr un museo no enciclopédico que genere debate. “Evidentemente deberemos tener un programa estable para las escuelas, un servicio pedagógico, pero básicamente intentaremos que sea un público que quiera saber más cosas sobre el mundo del vino. Porque aunque entendemos que el vino es un hecho cultural que cada vez aprecia más gente, básicamente se conoce desde el punto de vista de la compra; saben valorar un vino respecto otros; o conocen los diferentes tipos de vid, las calidades, etc., pero hay quién no sabe qué hay detrás y tiene curiosidad. E intentaremos que el discurso llegue al público más heterogéneo posible. Ni científico ni totalmente interactivo”.
Un museo acorde con los tiempos
Vinseum se concibe a partir de la resolución de una propuesta arquitectónica que responda a los usos y características de un museo del siglo XXI y que, por ello, se convierta en un referente cultural y social de Vilafranca y comarca.
El proyecto de rehabilitación que está viviendo el museo parte de la necesidad de conservación y adecuación del edificio del antiguo palacio medieval, así como de la capilla de Sant Pelegrí, y los integra en un nuevo conjunto museístico que presidirá un edificio de nueva planta. Este nuevo edificio, moderno y representativo, cubrirá las expectativas que plantea el nuevo plan del museo, y se está construyendo en la actual superficie del museo. La segunda fase del proyecto pertenece a la ampliación que llegará a las calles colindantes, un proceso que supone el derribo de las edificaciones obsoletas.
De hecho, la remodelación se explica por la “propia historia del museo”, nos explica Xavier Fornos. “Hasta ahora lo gestionaban personas con criterios muy claros, científicos, que habían estudiado mucho las colecciones pero que trabajaban de modo ocasional, no era su profesión, de modo que el museo fue quedando cerrado a medida que se hicieron mayores”. Así, las colecciones se conservaron pero con unos criterios expositivos obsoletos, algo que el nuevo planteamiento quiere remediar. Se perdió también la categoría de museo oficial de la Generalitat al no poder cumplir con los nuevos requisitos, y precisamente uno de los retos de la nueva dirección era recuperar este status.
“Además, hicimos una diagnosis del edificio y descubrimos que tenía problemas estructurales graves. Así que no nos podíamos plantear una reconstrucción sencilla del espacio, sino que era necesario derribarlo y empezar de cero. Así que este fue el argumento definitivo para plantearnos toda esta obra. Se contrató una directora, Montserrat Iniesta, que profesionalizó todo el equipo del museo: hoy somos 8 personas, técnicos solventes preparados para llevar a cabo todo el trabajo que implica la gestión de un museo y mantener una programación cultural estable, paralela a la exposición.
Con espacio para el mundo de la empresa
Para impulsar la participación del mundo empresarial en el proyecto del Vinseum desde su dirección han puesto en marcha un proyecto que prevé centralizar toda la información enoturística de la comarca en un espacio dentro del nuevo museo. Allí estará representado el Patronato de Turismo de Vilafranca, el Consorcio de Enoturismo del Penedès. “Será como el kilómetro 0 de las rutas enoturísticas. El objetivo es que las empresas nos vean como una herramienta, como un valor añadido para su producto y que les puede ayudar a captar cierto público al que ellos les cuesta más llegar”. Xavier nos explica también que pese que han mantenido contacto con un mundo de la empresa “cuesta que se impliquen si no ven un ‘feedback’ claro para ellos”. Y precisamente este espacio, junto con otras iniciativas, pretenden ofrecer un plus a las empresas a fin que participen en el museo definitivo: “tenemos también previsto ofrecer servicios directamente para las empresas, como salas de cata, un auditorio, entre otros”.