Candilazo, el vino del cielo de Madrid
Cuando en Madrid el sol ilumina el atardecer o un amanecer nuboso, el cielo se pinta de colores fascinantes. Es el Candilazo. Un fenómeno luminoso y ahora también un vino único que expresa la tradición vinícola de la región. Candilazo es el nuevo tinto de Wine&Went, un proyecto vinícola que busca crear vinos a través de emociones e historias.
Se trata de un vino elaborado a partir de uvas vendimiadas al ponerse el sol bajo esos candilazos tan característicos de la capital. Para expresar ese momento se ha creado por primera vez la paleta del cielo de Madrid. Un proceso que ha analizado unas 100.000 instantáneas tomadas por el fotógrafo madrileño Jose Ángel Izquierdo (@jaicano) durante casi 10 años de trabajo. Mediante un algoritmo de inteligencia artificial se ha detectado el patrón de tonalidades aislando los 5 colores principales que pintan la etiqueta: amarillo pálido (#e5c79d), naranja (#e7834b), morado vino (#7e6064), azul cielo (#99a2bd) y azul cobalto (#2b3144).
Se trata de un tinto de uvas vendimiadas al ponerse el sol que expresa también la diversidad de la región con un coupage de una uva autóctona, la Tempranillo, y otra de fuera, la Merlot.
Candilazo es un tinto con Denominación de Origen Madrid de la zona de Colmenar de Oreja que alcanza una crianza, primero en madera de roble americano y luego en botella, de 16 meses. Está elaborado a partir de Tempranillo y Merlot, una uva de aquí y otra de allá que nos habla también de la diversidad de Madrid y de su gente. El resultado es un vino con carácter, pero elegante y lleno de matices.
“Este vino es un homenaje a Madrid expresado a través de algo tan reconocible y único como su cielo. ¿Quién no ha se ha quedado fascinado mirando esos atardeceres? Ese cielo de colores infinitos que ya pintaba Velázquez”, comenta Jorge Fernández, fundador de Wine&Went. “Y es, precisamente, en el ocaso cuando se vendimia las uvas de Candilazo. Una fusión entre el cielo y la tierra madrileña; entre la fotografía y la viticultura tradicional”.
En palabras de Jose Ángel Izquierdo: “He ido retratando la ciudad y sus colores del cielo en todas las estaciones y desde innumerables lugares. La mezcla de vino y fotografía hacen que lo cotidiano y lo que nos rodea se fusionen en un sorprendente Candilazo”.
“Madrid lleva tiempo haciendo muy buenos vinos. Aunque la garnacha madrileña está muy de moda, queríamos poner en valor la otra uva característica de la región: la Tempranillo, o como se le llama también aquí, tinto fino. Además, el coupage con la Merlot le aporta un color y una estructura muy interesantes”, concluye Jorge Fernández.
Mediante un algoritmo de inteligencia artificial se ha detectado el patrón de tonalidades aislando los 5 colores principales que pintan la etiqueta.