Vino ecológico, vino moderno
27 de enero de 2010
Fruto de la experiencia, la constancia y el esfuerzo que dedica día a día, la bodega Joaquim Batlle ofrece tres variedades de vino blanco, bajo la denominación de origen Alella, procedentes de la agricultura ecológica y con una producción limitada a unas 12.000 botellas por campaña, que intenta garantizar una calidad excelente. “Tenía claro desde un primer momento que el vino debía ser ecológico. En primer lugar porque es el futuro, y en segundo, porque el hecho de dedicarme desde hace mucho tiempo a la agricultura me hace ser consciente de la gran cantidad de productos antinaturales con los que se llega a tratar la viña, tanto antes como después de su recolección. El hecho de ser ecológico le da un punto de valor añadido que la gente sabe valorar cada vez más”, explica Joaquim Batlle, propietario de las bodegas.
El viñedo y la bodega de Joaquim Batlle se sitúan en la localidad de Tiana (Barcelona), a 308 metros de altitud. Fue en 1999 cuando el empresario, siempre relacionado con el mundo de la agricultura, decidió seguir los pasos de su abuelo y adquirir unos terrenos para crear su propia bodega. Ver trabajar a ‘Quim’ –como todos lo conocen en su pueblo– en su bodega, es ver trabajar a un hombre lleno de pasión e ilusión, y que nunca se ha arrepentido de la decisión tomada. “Mi abuelo ya tenía su viña, al igual que mis padres, y cuando tuve la oportunidad de comprar estos terrenos no lo dudé. Desde entonces no me he arrepentido nunca de aquella decisión. Todo el mundo me decía que estaba loco, que el mercado estaba saturado, pero los hechos han demostrado que si tuviera que volver a tomar la decisión lo volvería a hacer”, explica con orgullo Joaquim Batlle.
Pisar los entresijos de la bodega de Quim Batlle es observar como se trata la uva con un procedimiento totalmente manual. En estos momentos, se comienza a embotellar la campaña de 2008, todo ello tras la campaña de vendimia de este año. Todo el proceso lo realiza un pequeño grupo de personas que cuentan con la plena confianza de Joaquim Batlle. Desde el propio prensado de la uva, pasando por los diferentes procesos de filtrado, hasta el propio embotellado y etiquetaje del mismo tras su correspondiente periodo de almacenamiento. Todo el proceso se realiza manualmente y con la máxima exigencia.
Tres variedades de vino blanco
En estos momentos, son tres las variedades autóctonas que, bajo la marca Foranell, comercializan las bodegas Quim Batlle:
- Pansa: Buena estructura aromática gracias a una exposición de cara al mar y una altitud de 308 m. que le asegura un contraste térmico muy acusado, con días muy calurosos, aligerados por la brisa marina y las noches frescas. Con tonos verdosos típicos de la zona, presenta una estructura gustativa ácida muy bien compensada con gustos almendrados y de compotas de frutas. La ligera crianza en madera de roble francés le aporta toques de vainilla y de cacao, mientras que el terrón da gustos especiados y minerales.
- Picapoll: Vino de gran expresión de terreno pedregoso muy mineralizado, con recuerdos de bosque. Sobre una base de manzana verde destacan los aromas de flores blancas (gesamí, azahar, mugget). En boca, es muy untuoso, carnoso, con reflejos de almendra, albaricoque y ciruela seca. Sabor final persistente con notas de chocolate.
- Garnatxa blanca: Tonos verdosos típicos de los vinos de la zona. La variedad aporta aromas primarios de base cítrica (mandarina y pomelo, entre otros), con notas muy acusadas de fruta madura (melocotón y plátano). La ligera crianza en madera de roble francés le aporta toques de vainilla y de cacao, mientras que el terrón le da sabores de especias y minerales. Excelente estructura en boca, con paso amplio y un sabor final muy persistente.
¿Qué significa elaborar vino ecológico?
España se ha subido al carro. Y actualmente hay muchas bodegas que pueden poner en sus contraetiquetas que forman parte de la denominación genérica ‘Agricultura Ecológica' y elaboradores del vino ecológico. Esta tiene un severo reglamento, controlado por un consejo regulador, que marca con claridad lo que se permite o no dentro de la elaboración de vino, para entrar en la categoría de vino ecológico. A la hora de fertilizar la cepa en el campo, solo están permitidos abonos orgánicos naturales, procurando además que sean de origen vegetal y procedentes de residuos del propio cultivo, como orujos o sarmientos triturados. Vale el estiércol de animales y también el ‘compost’; excluyendo abonos minerales, fundamentalmente los nitrogenados. No se pueden quemar restos de cultivo para no afectar a la flora microbiana del suelo.
Está prohibida la utilización de herbicidas para luchar contra las malas hierbas, que deberán ser trabajadas con laboreo mecánico, ya que los suelos que rodean la cepa deben tener mucha vida a base de biomasa, gusanitos y demás elementos de la naturaleza.
En la lucha contra las enfermedades del viñedo sólo se permite la adición de azufre y el llamado ‘caldo bordelés’, que es sulfato de cobre. Contra las plagas por insectos no se pueden utilizar plaguicidas; o bien cepas que sean resistentes o bien se utilizan feromonas, que son como cepos de atracción sexual que confunden y evitan la reproducción de los insectos.
A la hora de elaborar el vino se exige que la fermentación sea con levaduras naturales o autóctonas, que no sufra luego por válvulas o bombas y que la clarificación sea natural. Solo se permite la adición de unos contenidos muy pequeños de anhídrido sulfuroso como conservante y de ácido tartárico para corregir la acidez.