Nace Mas Clarella, una bodega pionera en Osona
Ya se ha inaugurado Mas Clarella, una nueva bodega ubicada en Santa Maria de Besora, en la comarca de Osona (Barcelona). Se trata de un proyecto liderado por Brad y Teresa Call, una pareja de Estados Unidos que se enamoraron de esta zona y decidieron apostar por crear su propia bodega: un proyecto de recuperación de la actividad vitivinícola.
Después de una gran inversión (más de 15 millones de euros), el resultado es Mas Clarella, un proyecto pionero en la zona por la elaboración de vinos de altura de calidad. La zona en la que está ubicada la bodega es de altura, pre-Pirineo, fresca y con lluvias muy constantes, condiciones que, con el cambio climático, favorecen el proyecto.
Las viñas ahora plantadas se consideran replantadas, ya que los historiadores afirman que en esta propiedad ya había viñas para uso privado mucho antes de que la plaga de la filoxera devastara toda Europa en el siglo XIX. Actualmente se están realizando importantes esfuerzos para validar la existencia segura de viñas en Clarella.
La otra gran vertiente del proyecto es la reconstrucción de la masía, un edificio histórico del cual se tienen escritos desde 1245. Durante todos estos siglos de historia, por la finca han pasado diferentes familias que la han ido ampliando y modificando en función de los diferentes usos que la casa ha tenido a lo largo de los años. Ahora, con la llegada en 2012 de la familia Call, la masía ha pasado a formar parte de la viticultura catalana.
Las primeras viñas fueron plantadas en el año 2016 y actualmente hay plantadas 5 hectáreas de las variedades autóctonas Tempranillo y Macabeo, y de las foráneas Riesling y Pinot noir, que producen una media de 20.000 kg al año. La idea es continuar plantando viña y ampliar la producción con fincas próximas a la bodega con el objetivo, a 10 años vista, de llegar a los 40.000 – 50.000 kg, y ampliar el proyecto con una bodega que canalice toda esta producción.
En Mas Clarella se elaboran actualmente 4 referencia vinícolas, dos negros y dos blancos, de producciones muy limitadas, con un total de entre 15.000 y 20.000 botellas al año. Y pese a que aún es una zona excluida de Denominación de Origen, los vinos se encuentran sometidos a una certificación externa de variedad y añada que lleva a cabo el Consorcio de Inspección y Control, entidad de certificación de las denominaciones de origen vinícolas catalanas.