España investiga variedades de vid minoritarias y resistentes a los efectos del cambio climático
16 centros de investigación, de 13 regiones españolas, están evaluando 51 variedades bajo el proyecto nacional para la ‘Valorización de variedades minoritarias de vid por su potencial para diversificar la producción de vinos y de resilencia al cambio climático’. El objetivo es recuperar variedades autóctonas minoritarias –con escasa extensión de cultivo en la actualidad– que por estar adaptadas a cada zona climática, puedan ser más resistentes a la sequía y a determinadas enfermedades fúngicas.
El cambio climático está llevando un incremento de temperaturas y reducción de lluvia. Estos efectos pueden dar lugar a vinos de mayor graduación alcohólica y menos acidez. Además, la viticultura que se ha ido realizando en los últimos años ha conducido a un empobrecimiento en el número de variedades de vid cultivadas y por lo tanto, una erosión genética del cultivo. Todo esto conlleva una erosión genética del cultivo y, como consecuencia, un grave peligro de extinción en las variedades autóctonas.
El proyecto, financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), tiene un periodo de duración de tres años (2019-2021) y comprende el estudio agronómico y enológico de 51 variedades. Durante cuatro años, previamente al inicio de este proyecto, se realizó un trabajo de prospección y recolección de estas 51 variedades minoritarias para su conservación y garantizar que las vides utilizadas en los ensayos se correspondieran con las variedades en estudio.
Se pretende identificar cuáles tienen mayor capacidad para mitigar los efectos del cambio climático y puedan resultar de interés para la elaboración de vinos con una identidad varietal y características que favorezcan la diversificación del sector vitivinícola. Por ello, el proyecto se estructura en tres grandes apartados: resistencia a la sequía, resistencia a enfermedades fúngicas ligadas a factores climáticos –como el mildiu o el oídio– y calidad de los vinos. Los centros coordinadores de cada una de estas tareas son el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), el centro Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (IRTA), respectivamente.
El área de Enología del INTAEX (Instituto Tecnológico Agroalimentario de Extremadura), centro adscrito a CICYTEX, se encargará del análisis de los compuestos polifenólicos (sustancias relacionadas con el color y la astringencia de los vinos) de las uvas y vinos procedentes de todas las variedades investigadas en las diferentes regiones.
En Cataluña, el INCAVI y el IRTA trabajarán estudiando el potencial vinícola y enológico de 8 variedades minoritarias de las regiones vinícolas catalanas y efectuando los análisis sensoriales de todos los vinos que se acabarán elaborando de las 51 variedades investigadas en todo el estado, a través de los laboratorios y el panel oficial de cata de los vinos de Cataluña.
Vid de la bodega Encina Blanca, situada en Alburquerque (Badajoz).
Las variedades que se están estudiando en Extremadura dentro de este proyecto, son: Cagarrizo, Hebén, Rufete Serrano y Zurieles. Estudios previos procedentes de un anterior proyecto indican que algunas de ellas, en concreto la Zurieles, tiene un gran potencial aromático, en tanto que la Heben destaca por madurar en fechas bastante posteriores a las típicas de la región. En Extremadura, los trabajos serán coordinados por la investigadora perteneciente al área de Enología de CICYTEX, Esperanza Valdés, y conllevan los ensayos para el estudio agronómico de las cuatro variedades y la elaboración de los vinos para su caracterización y evaluación de la calidad organoléptica en los viñedos y bodega de la empresa colaboradora Encina Blanca, situada en Alburquerque (Badajoz).