El vino que beberemos en 2020
Nina Jareño
31/01/2020Cambio climático
Es el gran reto del sector. El aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones están afectando el delicado equilibrio entre temperatura y humedad, elementos principales para el cultivo de uvas de vino de alta calidad. Esto prevé una contracción del área apta actual para la producción de vino en algunas zonas y su ampliación en otras, con posibles consecuencias negativas sobre el capital natural y ecosistemas esenciales para las especies y el bienestar humano.
Esto significa que el impacto del cambio climático será dramático en algunas zonas y puede generar conflictos importantes en el mantenimiento de esta actividad industrial, la conservación de la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos claves como puede ser la provisión de agua dulce.
Aunque la solución todavía se discute, muchas bodegas ya han empezado a tomar cartas en el asunto probando con nuevas variedades o con distintas técnicas de cultivo.
Hacia el vino ecológico, orgánico y vegano
La conciencia medioambiental no azota solamente a los productores, también afecta al consumidor. Los vinos ecológicos se han duplicado en todo el mundo en los últimos 6 años. Actualmente, la tendencia se inclina hacia un consumo de productos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, siempre que el precio sea asequible. La producción libre de químicos, la recuperación de la fauna y la flora, el control biológico de enfermedades y plagas… Las técnicas que respeten al entorno serán las más valoradas.
Los vinos orgánicos llevan varios años en crecimiento y todo apunta que seguirán así. En España no paran de aumentar los productores de esta tipología de vino -especialmente en Cataluña, Valencia y Andalucía-, siendo el país con más viñedo orgánico del mundo. Aunque esta superficie aún ronda el 12% del total, la mayoría de vinos orgánicos se exportan, pues el consumo interno todavía es bajo.
El último actor en aparecer es el vino vegano, que parece pasar por encima de los biodinámicos, los naturales, integrales, biológicos… Esto se caracterizan por, además de no utilizar productos químicos, por no utilizar productos de origen animal en ninguna fase de elaboración del vino, ni tampoco en el viñedo.
Menos azúcar y menos alcohol
El auge de los vinos con menos graduación alcohólica y menos dulces responden a dos factores: al cambio climático y a los caprichos del mercado. El consumidor quiere productos saludables y busca un sabor más natural, con tendencias ácidas y con menos azúcares añadidos. Los productores trabajan para rebajar su graduación alcohólica entre los 6 y los 8,5º para dar respuesta a esta demanda, sobre todo importante entre el público joven. Las regiones más frías son las más favorecidas por esta tendencia, así como aquellos productores que cuentan con viñas en altitud.
El rosado está de moda
El rosa es el color que se lleva, el color que más gusta. El champagne rosado está funcionando muy bien, el Prosecco ha entrado en el juego, el Provenzal es tendencia… Y las ventas de todos estos productos no paran de crecer. Las esperanzas están puestas en el vino rosado tradicional, ¿seguirá la misma línea? La frescura y el atrevimiento hacen de estos vinos algo muy demandando en las grandes urbes, especialmente por consumidores cosmopolitas, y así va a seguir siendo este 2020.
Y es que el rosado ha dejado de ser un vino minoritario para convertirse en un producto tan cuidado y pensado como cualquier otro. Pero, como no es oro todo lo que reluce, al rosado le ha salido un competidor importante: el vino naranja. Un tipo de vino macerado con la piel de la uva que no es tinto ni blanco, si uno una mezcla.
El amor por lo autóctono
Volver a los orígenes, conocer las historias, apostar por la proximidad, buscar la autenticidad… Lo local es lo que se lleva. En una época donde la globalización es nuestro día a día, la alimentación local no para de ganar terreno. El consumidor ya no quiere productos estándares y vacíos, ahora quiere historias que le transmitan y le hagan entender qué está consumiendo. Esta tendencia abre la puerta a muchos pequeños productores que tienen la oportunidad de diferenciarse y mostrar sus singularidades, algo cada vez más apreciado.
Entran en juego nuevos países
Las nuevas tecnologías y el cambio climático no solamente implican que los productores tradicionales deban adaptar sus viñedos y sus técnicas de viticultura a la nueva meteorología, también significa que zonas históricamente no productoras ahora también pueden plantar vid. El mejor ejemplo de ello es Reino Unido, que ha pasado de no tener prácticamente viña y elaborar vinos de baja calidad, a trabajar con nuevas variedades que han hecho que desde 2018, las ventas crezcan. El este de Europa es otro de los grandes nuevos competidores, pues sus exportaciones de vino han aumentado un 400% y además, con precios muy competitivos.
Crecimiento del bag in box y la lata
Sí, la botella de vidrio sigue reinando el mundo del vino… Pero tiene competencia. Los envases alternativos como el bag in box o las latas, muy de moda en países anglosajones, están ganando cuota de mercado poco a poco. Así lo demuestra el hecho de que los dos primeros vinos ‘BestBuy’ recomendados por Wine Enthusiast son vinos en lata y el séptimo, en cartón.