Airén y Tempranillo, entre las 10 variedades más cultivadas en el mundo
El top-ten de las principales variedades de uva del mundo tiene un “aroma asiático”. Así se desprende del reciente informe de la Organización mundial del Vino, que sostiene que la superficie mundial de viñedo ha experimentado un leve descenso del 3% en la última década. Según la OIV, se debe a un retroceso en países europeos tradicionalmente productores como la propia España, en contraposición al crecimiento (un 177% desde 2010) en países como China.
De hecho, lidera el grupo de las 10 principales variedades cultivadas, la uva Kyoho. Con una tendencia en crecimiento, se trata de un cruce de los clones Ishiharawase y Centennial obtenida en suelo nipón en la primera mitad del siglo XX. Su color es tinto y su consumo final como uva de mesa en las 365.000 hectáreas plantadas en todo el mundo.
Le sigue la archiconocida Cabernet Sauvignon, la reina tinta de la viticultura internacional. Permite unos vinos con “poderosos taninos y viva acidez, que proporcionan vinos duros en su juventud con gran potencial de envejecimiento. Ofrece un magnífico maridaje en el coupage con otras varietales tintas”. Su procedencia es francesa pero su implantación y respuesta ha sido histórica en los países del “nuevo mundo” como Estados Unidos, Chile o Sudáfrica. También en La Mancha ocupa un lugar importante siendo la cuarta variedad tinta con más de 3.400 hectáreas.
Le sigue la blanca Sultanina. Es una variedad para diferentes usos como la vinificación, uva de mesa y también su deshidratación como pasas, muy utilizadas en repostería y gastronomía en general.
Después de la delicada Merlot (quinta variedad tinta en DO La Mancha) cuarta en el mundo, encontramos a la tinta Tempranillo y la blanca Airén, como quinta y sexta variedades predilectas en la viticultura mundial.
La tinta Cencibel es la variedad que identifica nuestros tintos españoles. Sus aromas de potente carga frutal y su elegante paso por madera le han hecho ganarse la confianza del consumidor winelover en mercados como Estados Unidos; y parece que su tendencia es de crecimiento.
Mientras, la blanca Airén parece que desciende, aunque no lo refleje tanto en cantidad la Denominación de Origen La Mancha con sus más de 99.000 hectáreas. De hecho, exceptuando el consumo puntual de los blancos con Sultanina en la zona de Turquía, la Airén es la primera variedad para la elaboración de vinos blancos. De las 218.000 hectáreas mundiales, se sigue destinando un cierto volumen como alcohol vínico de base para los brandy.
No podían faltar dos de las variedades que siguen reclamando la atención de los aficionados al vino blanco por su potencial aromático. El glamour lo sigue poniendo la Chardonnay. Original de la Borgoña, a pesar de su delicada vendimia, ha respondido muy bien en otros suelos mundiales con buena estructura en boca, y una versatilidad vínica tanto en blancos de paso por madera como espumosos.
Compite por el cetro la salvaje Sauvignon Blanc, aunque su cultivo mundial es sensiblemente inferior con 123.000 hectáreas menos. En la última década, La Mancha ha sorprendido al mercado mundial al elaborar blancos de gran riqueza aromática con toques tropicales y exóticos capaces de competir con los Sauvignon Blanc originales del Loira o los apreciados blancos de Nueva Zelanda.
En tintas, la Syrah sigue ocupando el olimpo de las diez variedades más cultivadas. Procede del valle del Ródano en Francia, pero su adaptación ha sido espectacular en viñedos de latitudes cálidas como California o Australia. No en vano, de las 190.000 hectáreas mundiales, más de 4.300 están en la Denominación de Origen La Mancha.
La Garnacha es otra variedad tinta tradicionalmente muy cultivada en el suelo español. En el viñedo manchego es la tercera opción con 4.139 hectáreas (163.00 a nivel mundial). De etimología confusa (Grenache en Francia), produce racimos medios y compactos, de piel fina y pulpa jugosa dando lugar a vinos recios con estructura y buen punto de color granate (grenate) en su fase joven.