La AREV se posiciona respecto al etiquetado de los vinos
En respuesta a la convocatoria de propuestas reglamentarias relativa al etiquetado de informaciones nutricionales y de ingredientes sobre el vino que la Comisión Europea lanzó en marzo de 2017, la Asamblea de Regiones Europeas Vitícolas han querido subrayar los puntos siguientes:
- Toda nueva prescripción relativa al etiquetado de los vinos europeos debe aplicarse, igualmente, a los vinos de importación. En su defecto, se falsificaría la competencia internacional penalizando a los productores europeos. Por consiguiente, la AREV insta a la Comisión a que no imponga ninguna nueva exigencia al sector vitivinícola europeo sin haber previamente armonizado la 'Norma Internacional para el Etiquetado de los Vinos'. recomendada por la OVIV con la reglamentación europea.
- La voluntad de transparencia frente al consumidor declarada por la Comisión es loable, pero, en primer lugar, se han de considerar las expectativas reales de los consumidores, tal y como se desprende de la investigación ordenada en 2005 por la DG SANCO. La AREV recuerda que el vino es un producto de “placer” y que, en este sentido, la mención de los valores nutricionales en la etiqueta no es una demanda de los aficionados al vino.
- Al contrario de numerosas bebidas alcohólicas, la especificidad de las producciones vitícolas es que no resultan de procesos industriales. Por consiguiente, la AREV solicita que su etiquetado se adapte a esta peculiaridad.
- La inscripción sobre la etiqueta de informaciones adicionales para el consumidor, a semejanza de las noticias farmacéuticas, no es la solución. Un exceso de información asfixia la información: un orden de valores claro y que el consumidor entienda resulta más pertinente que una cifra precisa, poco significativa y de compleja formalización. La AREV prefiere cifras indicativas, con márgenes de tolerancia y fuera de la etiqueta.
- Para las pequeñas y medianas estructuras vitivinícolas, el mencionar enl a etiqueta más información, que además varían no solamente para cada añada sino también de una cosecha a otra, representaría una exigencia muy compleja y onerosa. Por consiguiente, la AREV considera prioritario dejar al sector vitivinícola la posibilidad de utilizar las nuevas tecnologías de la información: el consumo y la trazabilidad de los productos dependen cada vez más de la informática. La digitalización permite, a través de un código QR, dar verdadera información sobre modos de fabricación y composición del producto final.