La ecología en el mundo del vino, ¿necesidad o convicción?
Escuchar debatir a los profesionales del sector vinícola es siempre interesante, pero lo es más aún cuando se tocan temas de gran alcance. Y esto es lo que sucedió en la pasada edición de la feria Vinum Nature, en la que se juntaron representantes internacionales de bodegas elaboradoras de vinos ecológicos, naturales y biodinámicos.
Ante el importante crecimiento de elaboradores y consumidores de esta tipología de vinos en nuestro país, la organización del salón reunió al catador y escritor Luís Tolosa, al enólogo Lluís Manel Barba y la sumiller Anna Casabona para hablar sobre los motivos reales de su crecimiento. Moderada por la periodista especializada Ruth Troyano, la mesa redonda despertó el interés de un gran número de asistentes.
Vino ecológico, ¿por qué?
Esa fue la primera pregunta que Ruth Troyano lanzó a los participantes. Anna Casabona abrió el debate indicando que “algunos elaboradores trabajan con vino ecológico por necesidad, pero en la mayoría de casos se hace por convicción”. La sumiller indicó que la gran cantidad de trabas, principalmente burocráticas, que presenta esta elaboración se traducen en que “solamente el que realmente cree en lo que hace, lo acaba haciendo”.
Se mostró de acuerdo Lluís Manel Barba, quien señalo que “muchos elaboramos estos vinos porque creemos en ellos, peor muchos otros lo hacen porque les ayuda a vender”. El enólogo puntualizó que el “ecológico” es un “factor añadido pero no decisivo, una tendencia que ha venido para quedarse pero no sobrevivirá si no se ofrece calidad. Barba afirmó que la mayoría de vinos ecológicos que se producen en España son buenos, pero hay otros “defectuosos técnicamente”. Esto significa que “si empezamos a elaborar mal vino el consumidor lo notará y dejará de comprarlo ya que lo que principalmente busca es calidad, no modalidad”.
Barba también quiso destacar que la ecología no se da solo en el viñedo, sino que la enología juega un papel muy importante: “Utilizar poca cantidad de sulfitos y clarificantes de origen animal, envases de vidrio, apostar por la biomasa y la reducción de la huella de carbono… Todo es ecología, no solamente la uva y los tratamientos en el viñedo”.
Una tendencia o un nuevo modelo de producción
Ruth Troyano hizo notorio el papel de la sostenibilidad: “Se trata de un movimiento transversal en muchos sectores que poco a poco se va asentando. La situación de emergencia sostenible es un factor fundamental por el que seguimos el camino de la ecología. ‘Eco’ significa autenticidad, responsabilidad con el medio ambiente y naturalidad –entendida como artesanía–“. Y con ella coincidió Lluís Manel Barba, quien indicó que “la autenticidad debe transmitir una identidad y un territorio”.
Luis Tolosa quiso resaltar que “tenemos un problema de valoración de la autenticidad” ya que “cuando una palabra empieza a sonar hay quienes se apuntan al carro del marketing vacio jugando con el desconocimiento del consumidor”. Para el escritor, “los consumidores no saben definir qué es un vino ecológico, orgánico, natural o biodinámico” y “mucho menos saben diferenciarlos”. Se mostró a favor de que los vinos ecológicos no se conviertan en una categoría propia sino en una tendencia “que afecte a todos los sectores y a todas las tipologías”.
Pablo Chamorro, director del salón Vinum Nature, quiso intervenir destacando el papel que ha jugado el sumiller en el crecimiento del consumo ecológico. “El vino es el producto más natural del supermercado, tiene un componente esencial que es su producción y la sensación que emite a quien lo bebe. Los sumilleres lo saben y han encontrado en el mundo ‘eco’ una singularidad y una diferenciación sin precedentes”.
Como sumiller, Anna Casabona resaltó el rol de estos profesionales en el crecimiento del vino ecológico: “Hemos provocado una moda que el consumidor no acaba de entender. En las grandes ciudades la tendencia ecológica es evidente, pero en el mundo rural no. La producción sigue siendo minoritaria”.
El papel de las certificaciones
Las certificaciones ecológicas son una garantía, pero conllevan ciertos problemas. Tal y como explicó Luis Tolosa, “las normativas, los controles, las inspecciones… Por un lado son una garantía pero, por otro, una carga de trabajo inasumible para pequeñas bodegas que no pueden perder tanto tiempo”. En esta línea, Lluís Manel Barba propuso la creación de etiquetajes de certificación “que mantengan las garantías sin tanta burocracia”.
Tolosa subrayó que “las normativas deberían ser más claras y explicar qué es cada cosa para evitar que se haga un uso inadecuado y acaben llevándose méritos quienes no se los merecen”. “Hay que apostar por una legislación más clara que evite confusiones”, sentenció Anna Casabona. “Hace relativamente poco el vino ecológico no era de gran calidad pero ahora hemos cambiado el panorama y estamos intentando comunicar las ventajas de cada tipología de producción”.
Luís Tolosa añadió un tema que genera cierto malestar, el papel de las DO. “La falta de confianza que se tiene en las DO se fundamenta en que no garantizan una identidad ni un origen”. El escritor predijo que el escenario del futuro “se basa en la confianza en cada marca”, algo que supone “un desafío para las DO y para cada sello”. Asimismo, recordó que el consumidor sigue guiándose por el precio, “aunque la imagen y la etiqueta son esenciales”.
Pablo Chamorro sorprendió aportando cifras: “Solamente 300 bodegas son activas ecológicamente en España, cuando hay más de 600 que quieren dedicarse a ello. Las bodegas pequeñas no pueden asumir tanta burocracia y así lo demuestran los números”.
Para cerrar la mesa redonda, Anna Casabona envió un mensaje a los asistentes: “Es el momento de hacer pedagogía. Todos. Sumilleres, bodegas, periodistas, distribuidores… Tenemos que comunicar todas las alternativas para que el consumidor sepa qué está comprando y por qué”.