Mejora del potencial enológico en un escenario de viticultura sostenible
El proyecto Sigever está liderado por Bodegas José Pariente y cuenta con Mª Victoria Pariente como directora técnica, en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid, con José Ramón Lissarrague como director científico. El objetivo principal de este proyecto es desarrollar un sistema integrado de gestión del viñedo de la variedad Verdejo en la región vitivinícola de Rueda que permita un mejor aprovechamiento de los recursos naturales (agua, suelo, radiación, temperatura, precipitación, etc.) y una mejor y más adecuada arquitectura de las vides, con mejor exposición y distribución de las hojas y de los racimos. Estas mejoras deben aumentar la expresión productiva y cualitativa de la cosecha, incrementando y mejorando el potencial enológico, no necesariamente en términos de intensidad, sino de expresividad, complejidad, simplicidad, elegancia, finura, persistencia, etc. Este objetivo general debe contribuir a una mejor integración ambiental, en un ambiente afectado por el cambio climático, y que se refleje en el desarrollo económico en el sentido amplio.
Como estrategia global para los próximos años, Bodegas José Pariente está interesada en la mejora integral de su Viticultura a través de procesos y técnicas innovadoras. Por una parte, el proyecto Sigever pretende mejorar las características y cualidades de sus uvas y con ello mejorar el ya alto potencial enológico de sus vinos: expresión sensorial, persistencia, longevidad, personalidad, especificidad… Y, por otra parte, conseguir una Viticultura más sostenible ambiental, social y económicamente que se desenvuelve en el entorno de un mercado cada día más exigente y competitivo y en un escenario de cambio climático al que los vinos blancos son particularmente sensibles.
La viticultura de José Pariente se corresponde con la viticultura que tradicionalmente se viene realizando en la D.O. Rueda en las últimas décadas. De forma resumida podemos decir que la variedad Verdejo, objeto principal de este proyecto de Investigación y Desarrollo, es una variedad de un medio-alto potencial enológico para la elaboración de vinos blancos jóvenes o con crianza, en depósito, barrica, botella... Siendo los vinos de esta variedad de una alta expresividad sensorial. Esta variedad es fuerte, es decir, conserva y expresa su carácter en diferentes situaciones y ambientes culturales, no exigiendo para ello cuidados esmerados y específicos.
La caracterización edafo-climática y la situación geográfica (continentalidad, altitud, etc.) de la Denominación de Origen Rueda son muy favorables para la producción de vinos, y en particular muy interesantes y adecuados para la variedad Verdejo. Estas situaciones favorables a nivel genético (propia de la variedad) y ambiental han dado lugar a que se produzcan uvas de buenas aptitudes con una viticultura no muy esmerada, no muy específica y no muy especializada.
Por otro lado, cabe destacar que de acuerdo con la comisión intergubernamental para el cambio climático (IPCC 2007), el calentamiento global incrementará la temperatura del aire entre 2,5 y >5 °C al final de este siglo en la Europa Occidental y Central. Sin embargo, también se predice una intensa variabilidad térmica temporal y espacial, y dado que la variabilidad en la temperatura entraña una variabilidad en las precipitaciones (duración, frecuencia), es probable que las diferentes regiones vitícolas de Europa y de España experimenten muy diferentes condiciones de acuerdo con su localización geográfica y según el año (Schultz, 2007).
En general, todos los modelos climáticos aplicados en el IPCC 2007 predicen un incremento en las precipitaciones invernales y un decremento de las estivales. Las altas temperaturas provocarán tasas de evaporación más altas, tanto en el suelo como en la planta. De esta forma, aunque globalmente se predice un aumento de las precipitaciones, no siempre serán suficientes como para abastecer a una evaporación potencial en aumento. Consecuentemente, existirá una pérdida de humedad en el suelo, especialmente en verano, lo que aumentará el riesgo de sequías más frecuentes y más severas.
De esta forma, en algunos casos se puede romper el equilibrio entre variedad, clima, suelo y prácticas culturales, hasta ahora conseguido en algunos viñedos. En otros, los cambios predichos pueden traer consigo cambios positivos sobre el producto final.
Lissarrague (2007) comenta que es previsible que el cambio climático provoque sobre la vid, en términos generales, un crecimiento primaveral vegetativo excesivo, un acortamiento y aceleración del crecimiento de la baya, una maduración industrial más rápida, una disminución de la acidez y un aumento del contenido en azúcar en menos tiempo. Las condiciones favorecerán además el aumento del contenido en potasio y la elevación del pH del mosto. En general se tenderá a aumentar el desfase entre la maduración de la pulpa y la de la piel, dado que los metabolismos de la maduración aromática y fenólica son más lentos y precisan de periodos más largos. Además, se aumentarán los riesgos de pérdidas de aromas, oxidaciones, paradas en síntesis de antocianos y en ocasiones pasificaciones.
Por todo ello, el proyecto Sigever plantea estrategias integradas de gestión del viñedo: sistemas integrados cuando no contemplan una variante o una práctica cultural de forma independiente, sino que se trata de sistemas o tratamientos experimentales que contemplan conjuntamente conducción, poda, riego, manejo del suelo, etc. como un sistema global general en consonancia con los efectos adversos del cambio climático.