Tecnalia calcula la huella de carbono de los 8 vinos más representativos del Grupo Faustino
25 de marzo de 2013
Tecnalia ha calculado en un minucioso estudio la huella de carbono de los ocho vinos más representativos del Grupo Faustino en todo su ciclo de vida, desde el trabajo en el campo hasta el fin de la vida útil de la botella. La huella de carbono de un vino es el dato que permite conocer la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten durante el proceso de su elaboración. Tecnalia ha hecho posible que Grupo Faustino sea la primera bodega que conoce la huella de carbono de sus ocho vinos más representativos tras la elaboración de un exhaustivo estudio, el primero de este tipo en su ámbito.
Tecnalia ha trabajado durante todo el año 2012 en un minucioso estudio para la bodega Grupo Faustino. Como resultado, se han obtenido las huellas de carbono de los ocho vinos más representativos y que, además, constituyen todo el abanico de caldos de nuestro país: blanco, crianza, reserva, de autor, etc. Tecnalia ha analizado todas las fases del ciclo de vida de los ocho vinos seleccionados: fase agrícola (consumo de diésel en desplazamientos y trabajo de los tractores en todas las labores de campo, consumos de productos agroquímicos, consumo de la energía eléctrica por riego, etc.); fase de elaboración (consumo de energía eléctrica y gasóleo, consumo de productos enológicos y materiales de embalaje…); fase de distribución (transporte de las botellas); fase de uso (enfriamiento de las botellas para consumo), y por último, fase de fin de vida (gestión y transporte de los residuos, reciclado, valorización o vertedero).
A diferencia de otros estudios realizados se puede destacar que se han tenido en cuenta las dos últimas fases del ciclo de vida (uso y fin de vida) y que ningún otro grupo bodeguero ha calculado y certificado la huella de carbono de un número tan amplio de vinos. Los resultados obtenidos por Tecnalia demuestran que la huella de carbono de los ocho vinos de Faustino analizados oscilan en valores cercanos a los 1.000 gramos de CO2 equivalentes. Según los técnicos autores del estudio, no son valores altos, sino que se mueven dentro de la media.