COP25: Otra decepción… muy necesaria
Está a punto de concluir en Madrid la Conferencia COP25 de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en la que pude participar el pasado martes, dentro del evento “Asamblea por el Clima” organizado en el Ágora (Zona Verde) por la “Comunidad por el Clima”.
Y en este punto, nuevamente prevemos una gran decepción porque se constata la urgencia del problema en paralelo a las pocas ganas de comprometerse de la mayoría de los países, que priorizan sus intereses económicos nacionales al reto global al que nos enfrentamos como humanidad.
A pesar de esta previsible y terrible decepción, considero que es esencial celebrar estas cumbres, y lo justifico básicamente por tres motivos:
1) Foro Global: Es una constatación de que los grandes retos de la humanidad (especialmente la “Crisis Climática” y otros graves problemas medioambientales) superan la soberanía de las naciones. Aunque una parte haga lo correcto para solucionarlos, si los demás lo hacen mal, no servirá de nada. Aunque la isla Samoa (y otras muchas del pacífico) renuncie totalmente a los combustibles fósiles, se hundirá igualmente en el mar si no actúan todos los demás estados. Y estos foros son, como mínimo, pasos adelante o intentos necesarios para establecer marcos de discusión y negociación de acuerdos globales ante emergencias y estrategias globales.
2) Gran acción de concienciación: Solamente su celebración pone en la agenda la magnitud del problema y provoca que toda la sociedad mundial esté al corriente de una información contrastada y de la necesidad de tomar medidas y actuar de inmediato, tanto por parte de los gobiernos y grandes empresas, como por parte de cada uno de los ciudadanos en sus vidas diarias.
3) Unidad de medida: Aunque sea una decepción, aunque no se lleguen a acuerdos clave, aunque se incumplan gran parte de los acuerdos tomados, aunque se vayan posponiendo las medidas a tomar, y aunque sea considerado por muchos como una estafa; al celebrarse el COP, se tiene como mínimo una UNIDAD DE MEDIDA a partir de la cual todos los sociedades, gobiernos y organizaciones pueden constatar cuánto nos fallan o fallamos, cuánto estafamos, cuánto incumplimos y cuánto procrastinamos.
Pero sólo podemos exigir si también nos exigimos. Por ello, sean cuales sean las decisiones finales de los gobiernos en la COP25, y sean cuales sean las aplicaciones que hagan de ellas, cada uno de nosotros debemos preguntarnos ya a partir de hoy qué vamos a cambiar de nuestros hábitos de vida, y en qué nos vamos a comprometer mientras exigimos y reclamamos que los “mandamases” tomen más medidas efectivas. Sólo así llegaremos a la COP26 del próximo año con mayor presión y más fuerza por parte de toda la ciudadanía, y provocaremos que los líderes mundiales se pongan de verdad en la tarea de salvar el planeta y a toda la humanidad con él.
Albert Bosch, Aventurero y emprendedor