LAS PILAS QUE MOVERÁN EL MUNDO
Desde que hace 40 años el estadounidense John Goodenough inventara la batería de ion-litio, la que da vida a portátiles, smartphones y otros tantos dispositivos que usamos a diario, numerosas empresas se han lanzado a una carrera por desarrollar unidades de energía potentes, de alta durabilidad y seguras.
Esta carrera se ha acelerado en los últimos años por la necesidad de buscar alternativas al litio, cuyo suministro global está monopolizado por tan solo tres países: Chile, Argentina y Australia. Por
ello, se suceden los experimentos para investigar el potencial de acumulación y transmisión de energía de todo tipo de metales y elementos químicos.
Así, entre las últimas novedades, nos encontramos con baterías recargables de calcio o de fluoruro con componentes líquidos, aptas para su uso en dispositivos móviles por su mayor densidad de energía y por ser más económicas que las de ion-litio. Por su parte, la industria del automóvil mira al hidrógeno para hacer frente a la previsible explosión de la demanda de vehículos eléctricos.
Este es el futuro del almacenamiento, pero el ritmo acelerado de la innovación no nos debe impedir ser conscientes de la “cara B” de este progreso, es decir, el desafío medioambiental que supone la generación de tal volumen de residuos de pilas y de composiciones tan variadas.
Precisamente, Eucobat, asociación que reúne a los sistemas colectivos de reciclaje de pilas y baterías más importantes de Europa, ha alertado nuevamente de este reto durante la celebración, el pasado Abril en Sevilla, de su asamblea general, un encuentro en el que nuestra fundación Ecopilas, socio fundador y único representante español, ejerció como anfitrión.
José Pérez, Presidente de Ecopilas.
Publicado en: FuturENVIRO Nº 60 Mayo 2019