Aceite de oliva: ¿una campaña de mínimos?
Faltan menos de dos meses para que comiencen a recolectarse las primeras aceitunas y la campaña no se presenta nada halagüeña en la mayor parte de España. Las altas temperaturas y la falta de lluvias, principalmente en el centro y en la parte occidental del continente, puede comprometer significativamente la cantidad de aceituna disponible, aunque el comportamiento de la campaña dependerá de la disponibilidad total de aceite y de las perspectivas de consumo, condicionadas por la situación económica actual.
A nivel nacional, con unas existencias de aceite de oliva que rondarán a finales de mes el medio millón de toneladas, y una campaña que se acercará las 1.150.000 t de producción, se espera que nos encontremos en un año con un stock de 350.000 t. Siempre y cuando el consumo, mermado por unos precios elevados, se sitúe entre las 105 y 110.000 t mensuales.
El descenso de la producción no será unánime y variará según las regiones, aunque los avisos de una mala campaña son casi unánimes. Mientras algunas zonas Andalucía se han visto algo menos afectadas, en regiones como Catalunya o la Comunidad Valenciana se habla de reducciones de entre el 50 y el 90%. Para el olivar extremeño tampoco será un buen año tras la campaña récord del 2021. “En Extremadura se une el hecho de que venimos de un año de carga (super-carga) de los olivos, en mi opinión por la sincronización del ciclo del olivo con la borrasca Filomena (que aquí en Extremadura no provocó tan graves daños como en otras zonas), unida a la grave sequía, que en muchas zonas de Extremadura, sobre todo las orientales, es continuación desde hace 3 campañas. El olivar tradicional de Extremadura tendrá una producción entre el 25-50% de lo normal, mientras que el regadío, tendría una reducción al 66-75% de la producción normal”, explica Alfonso Montaño, Director de Responsable de proyecto de I+D+i del Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (CTAEX).
País | Estimación producción prevista (tn) |
España |
1.150.000 |
Italia | 260.000 |
Grecia |
310.000 |
Portugal |
150.000 |
Túnez | 240.000 |
Turquía | 280.000 |
Resto Mundo | 450.000 |
TOTAL | 2.840.000 |
Si miramos al resto de mercados, comprobamos que las previsiones de producción son muy dispares, con países como Grecia, Turquía o Siria que batirán récords de producción, y otros como Italia o Portugal que sufrirán un descenso importante como España. Así y todo actualmente las existencia alcanzarán a finales de este mes de septiembre las 640.000 t, de las cuales 4/5 partes corresponden a España. Teniendo en cuenta la producción prevista y el stock inicial, podemos encontrarnos que en un año la disponibilidad de aceite de oliva a nivel mundial sea la próxima campaña 22/23 de 3.480.000 t, un 21% menos que este año.
A todas estas estadísticas se le suma la incertidumbre geopolítica y económica, que puede mermar la precisión de los datos, principalmente en el consumo y también los costes asociados a la producción que puede hacer que algunas almazaras decidan no recolectar. Es ahí donde pone hincapie Alfonso Montaño: "No solo hay que pensar que la calidad de los frutos afectará a la campaña: los costes de la electricidad también lo serán, y un almacenamiento prolongado de los frutos con una apuesta por cantidad en vez de calidad puede ser negativo para la producción global. Por último, me gustaría anotar que las almazaras, sobre todo las cooperativas, deben plantearse si vale la pena abrir y arrancar las máquinas o bien buscar colaboraciones con otras almazaras, cooperativas o no. Hay que ser competitivos y huir de los localismos".
Una calidad que puede verse mermada
La meteorología de este 2022 tampoco ha acompañado en buena parte de las zonas productoras. Un hecho que viene repitiéndose con mayor frecuencia y que provoca que los periodos de sequía sean cada vez más largos y que las altas temperaturas o las heladas afecten al árbol en periodos en el que el fruto está en pleno desarrollo. De todas formas las esperadas lluvias en este mes de septiembre puede hacer que el rendimiento real de la cosecha pueda acabar siendo mejor de lo esperado. "Ambos factores, altas temperaturas y falta de lluvia, tienen un efecto muy negativo en el desarrollo del fruto, dependiendo también de la época en la que afecten de forma más intensa: las altas temperaturas durante parte del pasado mes de mayo, y que en muchas zonas se dieron justo en pleno cuajado de la flor, abortaron muchas de ellas, lo que unido al levante que también sopló con intensidad en esos días, fueron la causa de la merma en producción tan importante que esas zonas van a sufrir. A partir, de ahí, la falta de lluvia no ha hecho sino agravar aún más esta situación, afectando incluso a los regadíos y a zonas que se habían salvado de esa primera ola de calor", explica Juan Antonio Tello, gerente de Laboratorios Tello.
"No solo es la falta de lluvia, volvimos a tener un mes de mayo con temperaturas muy elevadas que quemaron las flores o los frutos recién fecundados, un julio muy caluroso que 'quemó' frutos y prácticamente paró la fotosíntesis de los olivos hasta terminar agosto. En resumen: entre la sequía, el corrimiento de mayo y las altas temperaturas, en Extremadura se espera una cosecha en torno a 50 mil toneladas de aceites. Pero ello podría verse reducido aún más porque ya están viniendo compradores de aceitunas desde Andalucía que incluso adelantan parte del pago de la aceituna; a todo esto podríamos tener uno o dos puntos menos de rendimiento industrial por la parada estival por las altas temperaturas, es decir, frutos que sintetizan menos aceites y adelantarán su maduración", explica Montaño.
En general, se prevé un menor número de frutos, que madurarán antes y con menos rendimiento graso. "El mal cuajado de mayo reduce el número de frutos, que no serán de mayor calibre que el año pasado y con baja relación pulpa hueso. La parada fotosintética de julio y agosto, junto con la sequía, hará que los frutos arranquen la lipogénesis con un bajo contenido graso (lo iremos viendo con los primeros muestreos que vayamos realizando para monitorizar la maduración). A ello le sumaremos que, con baja carga y elevada irradiación solar, los frutos pigmentarán y "madurarán" antes (o eso parecerá por fuera). La respuesta del olivicultor podrá ser o tener una campaña corta y recoger los frutos pronto, o creer que habrá un aumento del contenido graso (subiría el rendimiento graso húmedo pero el seco estaría constante), haciendo de esta campaña más larga de forma innecesaria", añade el responsable de I+D del CTAEX.