Octavio, Octavia: ¡Sois unos pringaos!
1 de octubre de 2009
Octavio vive en el País Vasco y tiene un empleo. Tiene también una pareja y tiene dos hijos, los dos en edad de ser atendidos. En la medida de lo posible, de ser bien atendidos. Su pareja se llama Octavia y también tiene un empleo. Como los dos tienen empleo, Octavio y Octavia se ven obligados a contratar a una persona para que atienda bien a los dos niños y, ya de paso, se ocupe de las labores domésticas que, como todo el mundo sabe, giran en torno a cómo domesticar a los niños. La tal persona es Novenia. Total, que como tanto Octavio como Octavia en sus respectivos trabajos, ya ven como está la cosa, muy a su pesar, le comunican a Novenia que su subida para el 2010 será la misma que ellos mismos van a tener en sus respectivos empleos. A saber, el 0%, y eso con notable esfuerzo por su parte, porque su salario no variará pero sí sus remuneraciones variables.
Hay muchas otras cosas de las que Octavio y Octavia no se pueden ocupar. Por eso, de común acuerdo con todos los de su bloque, su barrio, su ciudad, su comunidad autónoma y su país, Octavio y Octavia tienen a su cargo a unos cuantos trabajadores que les prestan ese servicio, el de organizar, gestionar, hacer que funcione todo esto que nos rodea. Ésa es su función. En realidad esto no lo montaron Octavio y Octavia, les vino así dado cuando ya empezaron a tener uso de razón y, bueno, esto no hay quien lo pare. El caso es que Octavio y Octavia han podido tomar una decisión con respecto a Novenia, que les presta un tipo de servicio.
Pero ni Octavio ni Octavia han podido tomar una decisión con respecto a los otros que trabajan para ellos. Eso lo deciden otros, a los que también, por cierto, mantienen los protagonistas de nuestra historia de hoy, junto con otros cuantos. Y así, calladitos, nuestros queridos amigos asisten atónitos a la subida del 2% de los 63.000 funcionarios del Gobierno Vasco (sí, son muchos, pero es que tienen mucho que hacer). Rodeados de Eres por todos lados, con una inseguridad superlativa en sus propios empleos, nuestros amigos los octavios dan gracias por mantener el salario y poder seguir pagando a Novenia y a los 63.000.
A todos estos últimos se les da por supuesto el puesto de trabajo, para el año que viene, para el siguiente, el otro y el otro. A ver, tampoco vamos a racanear con los que nos prestan ese servicio. Se les paga más (si esto se derrumba, alguien tiene que sobrevivir), se les da un empleo para toda la vida, hombre por favor, un poquito de condiciones para los que nos prestan un servicio. Tienen incluso otras muchas ventajas que Octavia y Octavio considerarían un auténtico chollo para sí mismas. “El empleador superado por el empleado”, piensa Octavio, que tiene pensamientos muy egoístas.
Espero que Octavio y Octavia no lean esto, porque les voy a decir la verdad sobre ellos mismos: “Octavio, Octavia: ¡Sois unos pringaos!".