Cerviglas, las posibilidades del vidrio aislante
Desde hace más de 30 años, Cerviglas mantiene una sólida trayectoria de especialización en el mundo del vidrio plano y curvo. Su capacidad de adaptación a las demandas del mercado y a las necesidades de sus clientes, así como la innovación tecnológica aplicada a sus procesos han situado a esta firma valenciana en una posición puntera en el desarrollo de proyectos de vanguardia.
Dentro de las tipologías de transformados con las que trabaja Cerviglas se encuentra el vidrio aislante, esencial cuando se quiere disfrutar del confort térmico y acústico en espacios como el hogar o lugar de trabajo.
El vidrio aislante es un tipo de acristalamiento formado por dos o más vidrios separados entre sí por cámaras de aire deshidratado. Para conseguir la separación entre vidrios se utiliza un perfil hueco metálico o de PVC que se rellena con un producto desecante (tamiz molecular deshidratante) que absorbe la humedad del aire del interior de la cámara y lo deshidrata, con lo que se mejora el factor de aislamiento térmico. En algunos casos este perfil se sustituye por cordones plásticos que ya llevan incorporado el producto desecante.
El vidrio aislante está en constante evolución gracias a los trabajos de investigación, desarrollo e innovación que se aplican a este producto, lo que lleva a que este tipo de acristalamiento aumente progresivamente sus prestaciones.
Así ha ocurrido con la aparición en los últimos años de los vidrios con capas selectivas, con los que se ha mejorado el factor solar y el valor U (que mide el intercambio de temperatura entre ambas caras del vidrio) y se han aumentado los niveles de transmisión luminosa elevando así las prestaciones térmicas del acristalamiento.
Uno de los últimos desarrollos realizados consiste en la fabricación de vidrios triples, utilizando vidrios con capas bajo emisivas o selectivas y con las cámaras entre ellos rellenas con gas argón en lugar de aire, con lo que se mejoran sustancialmente los valores térmicos y se reduce el valor U.
Se han experimentado también avances en el aislamiento acústico, de seguridad, de protección contra el fuego y de autolimpieza.
Por todo ello se puede afirmar que el vidrio aislante es un producto en continua evolución que busca no sólo la eficiencia energética, sino también el confort y la sostenibilidad medioambiental.