Antoni Marsal, presidente de la Unión Metalúrgica de Cataluña
¿Qué resultados cree usted que va obtener de la convocatoria? ¿Cree que realmente la Administración tomará conciencia de las medidas que se deben adoptar, tal y como apunta el documento redactado?
Creemos que el acto servirá para poner de relieve varias cuestiones, entre las que destacan tres. En primer lugar, la importancia estratégica que tiene un sector como el metal, que contribuye con una cuarta parte al PIB catalán, ya sea directa o indirectamente. De otro lado, la problemática actual que están padeciendo las empresas del sector, gravemente afectadas por la coyuntura y las tendencias globales. Y, finalmente, dar un mensaje a la sociedad de que Cataluña ha de apostar por el metal en clave de futuro. Sin él la industria y la economía no pueden avanzar.
¿Por qué cree que el sector del metal en Cataluña es el que ha sufrido más las consecuencias, aparte de otros sectores como el inmobiliario?
Por la gran diversidad que le caracteriza en cuanto a actividades. El metal integra ramas industriales, de comercio y de servicios, ligados al consumo, la inversión, el sector público y las exportaciones. El carácter global del sector y de la crisis hace que sus efectos incidan de lleno en el metal. Además, no debe olvidarse que la actual crisis tiene uno de sus epicentros en la automoción, actividad con un fuerte peso en Cataluña.
Los 800 millones de euros que la Administración prevé inyectar al sector son insuficientes para un segmento industrial que genera el 12% de la economía catalana… ¿Cuánto cree que tendría que destinar al sector?
El volumen de recursos anunciados es claramente insuficiente para un segmento tan importante, tanto por el lado de la demanda como por el lado de la capacidad productiva. Para evaluar las necesidades específicas deberíamos tomar como referencia lo que han hecho en otros países europeos, algunos con mayor presencia del segmento y otros con menor participación, y adecuarlo a nuestra realidad interna.
Los últimos datos recogidos por UGT en enero apuntan a que se han presentado 120 expedientes ante la Generalitat y los ERE se suceden constantemente de un tiempo a aquí. ¿Realmente es tan grave la situación del sector?
La situación actual es realmente compleja y, seguramente, totalmente novedosa. La crisis financiera estuvo en su origen y lastra el funcionamiento del sistema, pero la industrial le ha seguido con crudeza. Además, todo ello ha venido ligado a una serie de problemas (morosidad, impagos, cobertura de riesgos, confianza…), que no hacen más que agudizar una serie de retos que el sector del metal y la industria en general tiene ante sí desde hace unos años y que no se acaban de acometer (innovación, capital humano, internacionalización…).
¿Considera que hay una diferencia con respecto a otras comunidades autónomas o es que en Cataluña se concentran más las pymes y empresas dedicadas al metal? ¿y concretamente al sector de la automoción?
Tradicionalmente, la industria ha tenido un mayor peso en Cataluña. Es la comunidad que más aporta al Estado en lo referente al sector del metal, aproximadamente un 30%. Además, el tejido empresarial catalán se caracteriza por una serie de rasgos que lo hacen en la actual crisis más vulnerable a los vaivenes económicos.
¿Recuerda usted una desaceleración del sector como la actual durante su vida profesional en el sector metalúrgico?
Ciertamente, la crisis que padeció el sector a principios de los años noventa fue también intensa. Pero con varios elementos diferenciales. El más importante es que no existía una crisis financiera, por lo que las soluciones estribaban en los mercados. No obstante, debe apuntarse que actualmente el sector del metal está más fortalecido que en la pasada década, ya que ha hecho los deberes oportunos, dotándose de una mayor competitividad que entonces.
Las previsiones de desempleo recientemente anunciadas desde Bruselas del 19% para 2010 son realmente alarmantes ¿Es usted optimista en lo que se refiere al futuro de este sector en Cataluña? ¿y en España?
Evidentemente somos optimistas sobre el futuro del sector, si no no hubiéramos promovido la “Crida del metall catalá”. Como he dicho, el sector ha cumplido con sus deberes y dispone en la actualidad de un tejido competitivo a escala internacional. Creo que Cataluña ha de ser industrial, y con un peso clave del metal, o no será. Disponemos de los factores fundamentales para serlo: tradición, experiencia, conocimiento, tecnología, implicación... y, además, los agentes del sector estamos dispuestos a que sea así.
¿Por qué cree que el sistema financiero califica al sector del metal como una actividad de alto riesgo para sus operaciones?
Supongo que porque algunas actividades están siendo sometidas a las grandes tendencias internacionales derivadas de la globalización y de la multinacionalización de las empresas. Un ejemplo es la automoción. Ante ese temor el sistema financiero se cura en salud y trata a todo el metal de igual forma. Creo que esta postura es totalmente equivocada, ya que, como he afirmado, el sector es muy variado y contempla actividades muy diferentes entre sí y empresas con estructuras y estrategias muy diversas, que en modo alguno se merecen un tratamiento uniforme y adverso, como el que están padeciendo en la actualidad.
Una de las acciones concretas que se demanda en el documento es que se permita acceder directamente a la financiación pública y no a través del sistema financiero. ¿Cree que esto podría ser factible en un futuro inmediato?
Creemos que un estado de emergencia como el actual exige medidas novedosas y valientes que den respuestas a los problemas que nos acucian. Si el sistema financiero no desea jugar su rol social, deben estudiarse actuaciones alternativas que permitan solucionar nuestros problemas, aunque sean difíciles de poder implementar.
¿A qué se refiere exactamente cuando dice que La Generalitat impulse y lidere un Pacto Social contra la crisis?
A lo largo de su historia Cataluña se ha caracterizado por el consenso social y la facilidad de movilizar a su sociedad civil y económica en la búsqueda de objetivos comunes de país. Ello se ha demostrado en múltiples retos, como en el caso de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Además, Cataluña ha sido siempre un ejemplo para el resto de España y a nivel internacional. Nosotros proponemos recuperar ese espíritu para poder afrontar la crisis. Se trata de poner sobre la mesa los principales problemas y acordar una serie de líneas maestras de actuación, entre agentes sociales y económicos, partidos políticos y Generalitat, y trazar un camino a seguir, tratando de eliminar cualquier obstáculo.