En la BIEMH se fumó
25 de abril de 2008
¿Qué van a ser? Visitantes. 50712 visitantes tuvieron la suerte de acercarse a Bilbao por esas fechas. Y algunos fumaron.
Vale, ya nos quedamos más tranquilos, porque debemos admitir que nos producía cierta tensión el hecho de no poder decir nada sobre la BIEMH hasta el número de abril de MetalUnivers-Interempresas. Y no poder decir que se fumó.
Ahora viene lo intangible, lo opinable, lo subjetivo, lo inmedible, lo que suscita discusiones y desavenencias: la satisfacción por parte de unos y otros, expositores y visitantes, señoras y señores, organizadores y desorganizadores. Pues bien, nos atrevemos a afirmar que a pesar de los disgustos que nos dan las noticias económicas, aún en contra de lo que parece respirarse en el sector financiero, los nuestros, los de la máquina-herramienta y en general los involucrados en la fabricación de bienes de equipo, están contentos. Alegría es un estado de ánimo que no necesariamente se corresponde al 100 por ciento con lo que se respira en el sector, con lo que se percibía por los pasillos de la BIEMH, pero en nuestra infinita capacidad para saber cómo se sienten las personas aunque ellas lo nieguen, en MetalUnivers-Interempresas afirmamos categóricamente que la supuesta crisis no sólo no expuso en esta feria, sino que no acudió ni de visita. No se atrevió ni a acercarse, ni en metro, ni en coche, ni en bici. No estuvo allí, señoras y señores, no estuvo allí. Si incluso se fumó. La feria finalizó con los habituales buenos resultados, es posible que nadie se hiciera rico, aunque sólo fuera por no pecar (les suponemos informados de que ser rico es pecado según la nueva normativa), pero no estamos aquí para hacernos ricos sino para seguir existiendo.
Y en esta búsqueda de la perpetuidad, algunos fumaron. Sí, sí, sí, es un hecho, esto no es opinable, algunos fumaron. ¿Y? Bueno, en fin, que si aún estando prohibido fumar en el recinto ferial, algunos, unos cuantos, fumaron, pensamos en esta revista, que tuvo que ser como el cigarrito de después de. Es decir, si para algunos un..., vaya, un..., no es lo mismo sin el cigarrito de después, pensamos, decíamos, que el que fumaba era porque había vendido. Y no es lo mismo vender a secas, que echarse un pitillito después de vender. Conclusión, se fumó porque se vendió. Lo dicho, una BIEMH para la alegría, un pitillo para la esperanza.