El oso polar diestro
Esto va de cultura. Cualquier persona leída sabe que los osos polares son zurdos. Es al menos lo que se afirma rotundamente en una de esas listas de hechos veraces incontestables en la que también se afirma, para dar un toque de fiabilidad al listado, que es imposible estornudar con los ojos abiertos. Esto último es definitivo así que vamos a partir de que efectivamente el oso polar normalito, el del montón, es zurdo. Esto no quita para que los haya diestros, y cabe esperar que haya también osos polares mixtos, es decir, que chutan con la izquierda pero comen con la derecha, sujetan el fusil y la guitarra al revés y mantienen el tenedor en la derecha cuando tienen ante sí un buen filete de carne de foca.
Pero el oso polar es zurdo y el diestro lo tiene difícil en un mundo pensado para patas izquierdas. Sin embargo, el diestro que sale adelante compite con la gran ventaja de ser diferente. Porque en un mundo masificado, con osos polares para dar y tomar, el diferente lo tiene más fácil a la hora de ligar, de encontrar un trabajo... Es como el que hace máquinas diferentes. ¿Hace Usted máquinas convencionales? Entonces lo sabrá, esto es la jungla, aquí no hay quien viva. La locura del precio es ingrata y no motiva. ¿O piensa que el oso polar zurdo se siente especial cuando va por ahí, dando un paseo por los bloques de su zona? Por los bloques de hielo se entiende. Pues no, el oso polar zurdo sale por los bloques de su zona a ver lo que pesca, como el que vende máquinas convencionales. Ahora lo interesente es ser oso polar diestro, hacer máquinas diferentes, vaya. O piezas complejas, muy complejas, o dar valor añadido con soluciones completas. Complicarse la vida en la complejidad y no en la batalla por el precio es lo que en estos momentos muchos están viendo como una salida para un futuro difícil para el sector de la producción.
Pensándolo bien, esto no nos debería pillar desprevenidos. La inquietud por la diferencialidad la tienen las personas desde muy jovencitas y los disfraces de muchos cuando empiezan a elegir su propia ropa no son sino la plasmación en la ropa de esa voluntad de ser diferentes. Seguro que hay osos polares diestros que lo son sólo para fastidiar a sus padres. Pero a lo nuestro, a lo complejo, lo difícil, lo diferente. No nos queda otra, o vamos hacia eso o nos lanzamos de cabeza a la pelea por el precio, algo complicado, muy complicado. No lo olvidemos: al igual que les ocurre a los osos polares, el peor enemigo de los humanos no es ni el lobo, ni el zorro ártico. Es el ser humano.
Ah, posdata: los diestros viven en promedio nueve años más que los zurdos (y esto es tan cierto como que el orgasmo de un cerdo dura 30 minutos).
