Taladrar ¿tan sencillo como hacer agujeros?
El taladrado, escariado y roscado con macho, sin embargo, presentan serios inconvenientes al ser realizados en seco puesto que no son operaciones tan accesibles como pueda serlo el fresado y aparecen problemas de evacuación de viruta y calentamiento.
Una solución para estos problemas es la utilización de sistemas de lubricación/refrigeración basados en la inyección de un chorro de aire a alta velocidad con partículas de aceite biodegradable en suspensión. Esta técnica se denomina MQL (Minimum Quantity of Lubricant). Debido a que la cantidad de lubricante utilizada es mínima (0.5-50 ml/h), tanto la herramienta como la pieza permanecen secas con lo que los costes en lubricantes y tratamiento de residuos se minimizan.
Así, el proceso cuida más el medio ambiente y también el bolsillo del usuario.
A pesar de estas ventajas, el sistema de lubricación MQL no cumple de la misma forma con las funciones de los fluidos de corte tradicionales.
En cualquier caso se ha demostrado que es posible el taladrado profundo en fundición con brocas de metal duro utilizando sistemas de lubricación de mínima cantidad de lubricante (MQL). El nuevo sistema de mecanizado y la nueva estrategia empleada permiten reducir costes de fabricación disminuyendo el número de herramientas empleadas, reduciendo los tiempos de cambio de herramienta durante el proceso y sobre todo evitando gastos derivados de la utilización de fluidos de corte en gran cantidad.
En cuanto a la geometría de la herramienta, las brocas rectas son más productivas que las helicoidales para el taladrado de fundición con MQL debido a su mayor duración de vida.
Las herramientas helicoidales producen vibraciones, lo que repercute negativamente en el proceso acortando la vida de la herramienta y empeorando notablemente la calidad del orificio mecanizado.
En lo que se refiere al taladrado en sí mismo, las opciones que hay en el mercado son numerosas. Los cabezales tipo torreta revólver aportan más productividad a los procesos porque permiten utilizar automáticamente más de una herramienta. Otra opción es la de recurrir a varios cabezales independientes que puedan trabajar al mismo tiempo o a un cabezal desplazable.
En estrecha relación con el taladrado está el roscado, también, como no, sometido a las demandas crecientes de aumento de productividad y garantía de alta calidad, que se unen a la necesaria reducción del precio por pieza.
Las roscas pueden fabricarse por medio de diferentes procesos de manufactura: mediante machos, cojinetes o terrajas (manualmente o a máquina), o mediante sistemas de roscado en torno, fresado o laminado.
El procedimiento seleccionado depende de la cantidad de piezas a fabricar, la exactitud y la calidad de la superficie de las hélices, entre otros factores.
El roscado por torbellino es una opción para producir roscas ya que reduce el tiempo de producción. Es un proceso especializado que proporciona resultados espectaculares. Según algunos fabricantes, el mecanizado de tornillos y piezas roscadas llega a ser hasta 9 veces más rápido que con los métodos tradicionales y, según los casos, sin necesidad de operaciones de acabado.
El torbellino es esencialmente un proceso de roscado mediante el cual el cabezal porta-herramientas gira alrededor de la pieza. El porta-herramientas está equipado de múltiples dientes de corte para el tallado de la rosca mientras “orbita” alrededor de la pieza.