“El perro nunca es agresivo por naturaleza”

Al joven barcelonés Abel Cabrera, de 28 años, le apasionan desde que él recuerda todo lo relacionado con los animales y en especial con la mascota rey de nuestros hogares. Por ello, y llegado el momento de comenzar su trayectoria profesional, decidió decantarse por estudiar y desarrollar su actividad en el adiestramiento de perros. Para formarse tuvo que emigrar a Argentina, donde compaginó sus estudios con un trabajo aún “poco común” por nuestro lares, el de paseador de perros.

En casa siempre habíamos tenido perros y, en lugar de tenerlos arrinconados, me gustaba que tuviesen una educación. Primero tuve un par de perros de 9 y 10 años a los que enseñé lo típico: sentarse, a que te den la patita, etc. Pero con 19 años adopté una Rottweiler con un comportamiento agresivo, de nombre Sena, y yo mismo, sin ningún tipo de formación conseguí adiestrarla y cambiar su forma de actuar. Hoy si la ves es como un cachorro y me es muy útil cuando intento cambiar el comportamiento de otros perros agresivos. La gente empezó entonces a decir que tenía un 'don' con los perros y que me podía dedicar a ello. Fue entonces cuando me lo planteé en serio y miré las opciones de formarme aquí en España. Al ver que aquí los estudios eran carísimos, me fui a vivir a Argentina tres meses. Allí me saqué una diplomatura de 100 horas en adiestramiento de perros, especialmente dirigida a temas de seguridad, en la que se enseña cómo reducir a perros agresivos. Durante ese tiempo en Argentina estuve también adiestrando y paseando perros, algo que aquí es aún muy poco común, pero que en todo el continente americano es bastante habitual.

Allí ves a un paseador con 10 perros a la vez, y la gente se pregunta cómo lo puedes hacer para que no se peleen. Simplemente se les ha de mostrar quien manda. Aquí en España la crisis ha hecho que se haya retrasado la introducción de esta figura. Los pocos que he podido ver en algunas zonas de Barcelona llevan dos o tres perros como máximo, y evidentemente la rentabilidad no es la misma que si llevas 10, ni lo que le puedes cobrar al dueño tampoco es lo mismo. La figura del paseador de perros, algunos de los cuales se ganan muy bien la vida, es muy valorada. El dueño no tiene tiempo y lo que hace es delegar en el paseador la tarea, no solo de que el animal haga sus necesidades, sino de socializar. El hecho de pasearlos dos o tres horas al día hace que el perro interactúe con otros perros y que se ejercite, algo que influye notablemente en que se muestre menos agresivo.

Aquí existen varios perfiles. Por un lado, el que mima mucho a su perro al que no le falta de nada, pero que no recibe ningún tipo de educación. Se trata del tipo de perro que ves muy cuidado, incluso peinado y trajeado, pero al que te acercas y comienza a ladrarte y morderte. Lo que el dueño debe entender es que el perro necesita una educación, porque se trata de un animal que vive en manada. Después tenemos el perro que vive en el campo, muchos de ellos de agricultores, y éstos creen que basta con darles de comer y poco más. Y finalmente tenemos el perfil de amo, en aumento, que se preocupa por la alimentación de su perro, por su salud y adiestramiento para que sea sociable. Empieza a haber responsabilidad entre la gente que tiene perros con cierta envergadura, porque saben que si ese perro se les va de las manos, éstos tienen un arma en el hocico que puede hacer mucho daño.

No. Los perros están en una escala: Alpha, Beta y Omega. En la primera categoría estarían los jefes de la manada, en la Beta estarían los que a veces intentan atacar al Alpha para escalar posiciones, y finalmente los Omega serían los peones. Esta clasificación, que habitualmente se suele utilizar para los lobos o los leones, es perfectamente aplicable a los perros. Tienes el perro tranquilo y sumiso; el que también es bueno, pero tiene una actitud más “chulesca” e intenta jugártela a veces; y finalmente el perro que por carácter es más posesivo y territorial. No tiene nada que ver con las razas, lo que ocurre es que hay razas que por su fuerza pueden hacer daño y otras no.

No debemos de perder de vista que el perro era un animal salvaje que hemos acabado domesticando. Por ejemplo, una de las cosas más importantes es saber dominar la comida. En una manada si hay comida todos la defienden y si llega el 'Alpha' se apartan y a ninguno se le ocurrirá atacarle o morderle. En casa es igual. El perro defiende su comida y debe tener siempre claro quien se la proporciona y que nunca le faltará. De esa manera no ocurrirán casos como cuando un niño coge comida del perro, y éste como cree que le están robando su alimento, le ataca y muerde. Lo mismo ocurre con el concepto de territorialidad.

Pues muy poquito, la verdad. Estuve en Argentina de enero a marzo, donde nada más llegar comencé a trabajar con mi instructor y la segunda semana ya le estaba ayudando en casos concretos. Cuando llegué aquí, enseguida comencé a trabajar en los primeros casos. La página web de facebook (www.facebook.com/rottcanEnsinistamentCani) y el boca a boca han hecho el resto.

Normalmente se trata de dueños que vienen con perros que tiran mucho de la correa cuando se les saca a pasear, que cuando están parados y ven a otros perros se lanzan a por ellos, que continuamente están pidiendo mientras se come en la mesa, que destrozan objetos en casa, que gruñen o ladran cuando se les va a poner pienso, etc. En realidad, son muy pocos los casos de agresividad. Se trata, en definitiva, más de un problema de educación del perro. Cualquiera de nosotros, leyendo dos libros, puede educar desde pequeño a su perro, marcándole simplemente unas pautas determinadas y su territorio.

Que la gente cree que es magia y no lo es. Tú me llamas, yo quedo contigo, te explico las cuatro cosas básicas que necesitarás para solucionar el problema y quedamos una semana después. Cuando te ven te dicen que es increíble, que el perro ha cambiado completamente... En realidad lo único que hemos hecho, sin gritar o pegar al perro, es darle unas pautas premiándolo con estímulos positivos: una golosina, un juguete, una caricia, etc.

El adiestrador de la tele enseña lo que le sale bien, y para lo que tarda dos meses lo resume en una hora. Yo no iré a casa de nadie y le diré que en dos días el perro hará piruetas y limpiará la casa. Lo que el adiestrador hace en algunas ocasiones es, en casos difíciles, llevarse el animal a su casa y tenerlo con él durante tres o cuatro meses para reeducarlo. Incluso hay casos, y lo he podido vivir en primera persona, en los que se retiran perros agresivos y el dueño costea su adiestramiento para que después pueda vivir con otro dueño u otra familia adiente.