Alimentación natural para perras y gatas adaptada a las etapas de gestación y lactancia

En cuanto a las necesidades alimenticias durante la gestación, hay diferencias entre perras y gatas. Aunque ambas deben tener una dieta natural y saludable, preferiblemente basada en alimentos orgánicos, las demandas energéticas aumentan durante este período.

En el caso de las perras, las necesidades energéticas permanecen estables hasta aproximadamente la quinta semana de gestación, que equivale a casi dos meses. A partir de entonces, aumentan significativamente debido al crecimiento del feto y la formación de la placenta. Se recomienda que la madre gane alrededor del 25% al 30% de su peso corporal inicial para el momento del parto.

Para lograr esta ganancia de peso, es crucial conocer el requerimiento energético inicial y ajustar la ingesta calórica diaria en consecuencia.

En cambio, en las gatas, la demanda energética aumenta desde el momento de la concepción. Esto se debe a la acumulación de reservas grasas que se utilizarán durante la lactancia y el crecimiento fetal y placentario. Se aconseja que las gatas aumenten su peso de manera progresiva y deberían pesar aproximadamente entre un 40% y un 50% más en el momento del parto en comparación con el momento de la concepción.

Nuevamente, es esencial conocer el gasto calórico inicial para ajustar adecuadamente la dieta y asegurar una ganancia de peso adecuada durante la gestación.

Ambos casos requieren una dieta basada en carnes, vísceras, huesos (según la preferencia), y en el caso de las perras, también incluir vegetales. Para aumentar la ingesta calórica, se puede incrementar la cantidad de comida o incluir alimentos más ricos en grasas, como pescados azules, carnes rojas, aceite de oliva virgen extra, aceite de coco o mantequilla.

En resumen, adaptar la dieta según las necesidades específicas de cada especie y fase gestacional es fundamental para asegurar la salud y el bienestar de la madre y sus crías.

Durante la lactación, las necesidades energéticas de las perras varían según la semana de lactación y el tamaño de la camada, siendo crucial que la perra mantenga su peso corporal durante todo el proceso.

Similarmente, en las gatas, la demanda energética aumenta con el número de cachorros. El objetivo en este caso es minimizar la pérdida de peso durante la lactación y que la madre recupere su peso inicial al momento del destete de los gatitos.

Es común cometer errores al aumentar el calcio en la dieta durante la gestación o lactancia de los animales. El calcio debe estar presente en la dieta en la proporción adecuada para cualquier fase de la vida del animal, incluyendo gestación y lactancia. No es recomendable aumentar su cantidad simplemente por estar en estas etapas.

El exceso de calcio puede desequilibrar la proporción adecuada con el fósforo, lo cual es crucial para la salud ósea y metabólica. Durante la gestación, un exceso de calcio puede incluso aumentar el riesgo de hipocalcemia durante la lactancia, afectando tanto a la madre como a sus crías.

Además, suplementar con vitaminas y minerales adicionales sin una necesidad específica puede ser perjudicial para la salud. Una dieta balanceada y adecuada en nutrientes ya proporciona todo lo necesario. El exceso de suplementación puede conducir a hipervitaminosis y otras enfermedades relacionadas con un desequilibrio nutricional.

Con todo, es crucial mantener una dieta equilibrada y adecuada en calcio, vitaminas y minerales durante la gestación y lactancia, evitando aumentos innecesarios que puedan comprometer la salud de la madre y sus crías.

Una vez nacen los cachorros o gatitos, es fundamental que reciban leche materna con regularidad, cada pocas horas, para garantizar un suministro constante de glucosa que es vital para su desarrollo. La hipoglucemia puede ser un riesgo si no se alimentan con frecuencia debido a que sus cuerpos aún están en desarrollo.

A partir del mes de edad, se puede comenzar a introducir alimentos sólidos. Idealmente, deben ser destetados gradualmente de la leche materna, reduciendo progresivamente la cantidad de leche mientras se aumenta la cantidad de comida sólida. Inicialmente se les da pequeñas cantidades y se incrementa gradualmente hasta que estén completamente alimentados con comida natural.

Tanto los cachorros como los gatitos tienen altas demandas energéticas durante su crecimiento, incluso pueden consumir hasta el 10% de su peso corporal en dieta natural después del destete. Esta demanda energética disminuirá gradualmente a medida que alcanzan la adultez.

En perros, la cantidad de comida suele calcularse inicialmente en torno al 10% de su peso corporal y se va reduciendo hasta llegar a un porcentaje adecuado, que oscila entre el 2% y el 4% del peso corporal en la adultez. Para gatos, este rango suele ser del 3% al 6%, dependiendo del individuo, siempre comenzando con el 10% en el destete.

Además, debido a su necesidad de comer con frecuencia cuando son pequeños, los cachorros y gatitos deben ser alimentados de cuatro a cinco veces al día durante el destete, y luego se puede reducir gradualmente el número de comidas a medida que crecen. Finalmente, muchos terminan comiendo dos o tres veces al día, según las necesidades individuales de cada animal.

Después del destete, aunque las necesidades nutricionales de los cachorros y gatitos son similares a las de los adultos, es crucial incluir fuentes de omega 3 en su dieta, como pescado azul, sesos o mejillones. El omega 3 es esencial para el desarrollo de la retina y el tejido nervioso en esta etapa crucial de crecimiento.

Además, es beneficioso incorporar alimentos ricos en colágeno, como orejas de cerdo, tráquea, pescados cartilaginosos, moluscos o patas de pollo. Estos alimentos proporcionan los aminoácidos necesarios para la formación de colágeno en el cuerpo de los cachorros y gatitos. También se puede incluir el caldo o gelatina resultante de cocinar huesos, una vez refrigerado.

El colágeno juega un papel fundamental en el crecimiento y es especialmente importante para razas predispuestas a problemas articulares, así como para cachorros de razas grandes o gigantes, ayudando a fortalecer sus articulaciones y huesos durante su desarrollo.

Para prevenir y manejar problemas digestivos comunes, especialmente en cachorros, las diarreas y los parásitos son situaciones habituales. En este sentido, una dieta natural juega un papel protector crucial. Es recomendable evitar los alimentos procesados y optar por una alimentación basada en carnes y vísceras, complementada con vegetales en el caso de los perros, lo cual de por sí protege la salud digestiva.

Introducir variedad de alimentos y optar por una dieta compuesta de ingredientes orgánicos y naturales favorece el desarrollo de una microbiota intestinal saludable y equilibrada. Por el contrario, una dieta pobre en variedad puede resultar en una microbiota menos diversa, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades digestivas.

En caso de presencia de parásitos, es fundamental realizar un tratamiento adecuado de desparasitación. Sin embargo, muchas veces los cachorros pueden tener problemas digestivos sin la presencia de parásitos, lo cual puede ser normal al realizar cambios en la alimentación, pero es importante estar atento a estos síntomas.

Es beneficioso introducir variedad de alimentos de manera gradual desde el destete, permitiendo que los cachorros se adapten y desarrollen una buena tolerancia digestiva. Esta práctica no solo promueve un buen desarrollo inicial, sino que también reduce la probabilidad de problemas digestivos en el futuro.

Los hábitos de vida juegan un papel crucial en la fertilidad de perros, perras, gatos y gatas. El sobrepeso u obesidad pueden afectar negativamente la fertilidad debido a que el exceso de grasa corporal puede incrementar los niveles de estrógeno, lo cual puede obstaculizar la ovulación en perras y gatas. Una dieta natural adaptada a carnívoros es fundamental para mantener un peso saludable.

Por otro lado, tener un bajo porcentaje de grasa corporal también puede interrumpir el ciclo de ovulación al comprometer la función de hormonas como la LH y la FSH, aunque esto es menos común. En machos, el sobrepeso y la obesidad pueden reducir los niveles de testosterona, afectando directamente la producción de espermatozoides.

Además de la alimentación, el estrés y el sedentarismo son factores que pueden disminuir la fertilidad. Malos hábitos como comer constantemente, consumir alimentos ultraprocesados, experimentar estrés crónico o tener un estilo de vida sedentario pueden llevar a resistencia a la insulina, lo cual afecta negativamente la función ovárica y reproductiva en general. Enfermedades como la diabetes también pueden tener un impacto similar.

Es importante mencionar los disruptores endocrinos, presentes en plásticos, pesticidas y metales pesados. Estos químicos pueden afectar las funciones hormonales y alterar el sistema reproductivo, especialmente cuando se encuentran en envases de plástico, alimentos enlatados o en pescados azules grandes que contienen metales pesados.

El rol del veterinario nutricionista es absolutamente fundamental en la salud reproductiva de las mascotas, ya que estamos tratando con nuevas vidas por nacer.

Es crucial contar con un control estricto y una supervisión adecuada de la alimentación, que debe ser orgánica y natural, así como del uso correcto de suplementos. La suplementación siempre debe ser administrada bajo la supervisión directa de un veterinario nutricionista. Lamentablemente, observo que en muchos casos se está haciendo un uso incorrecto de los suplementos por parte de personas que no han recibido la orientación adecuada de un especialista.

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