El baño y el secado del perro de agua: cómo y por qué
Empecé en el mundo de la peluquería canina a mis 50 años, de la mano de Mª Jesús Gallardo, Cristian Castell, Lluïsa Royo y Nicolás Herrero, grandes profesionales del sector. Trunfa, mi perra de agua, me sirvió de banco de pruebas en una época en la que en la mayoría de salones no querían arreglarse ejemplares de esta raza. No fue hasta que descubrí a Cristina Ardisana, que en aquel momento se dedicaba a trasmitir sus conocimientos y amor por los PDAE, que decidí dedicarme en exclusiva a ellos. Hablemos de cómo deben de bañarse y secarse.

Lo primero a tener en cuenta a la hora del baño es la elección de los productos que se van a utilizar, lo que dependerá de si el ejemplar con el que se va a trabajar lleva rizos o rastas. A mí, personalmente, me gusta usar la línea para PDAE de la casa MD10; me marca muy bien el rizo y me ayuda en la creación y en la definición de las rastas, facilitándome su mantenimiento.
Una vez está el animal en la bañera procedo a mojarlo con agua templada. Es importante olvidarse del falso mito de que al PDAE hay que lavarlo con agua fría. Pues de la misma forma que a cualquier otro perro, se le debe bañar con el agua a la temperatura que corresponda dependiendo de la estación del año o del clima, y según más se adapte a su estado o edad.

Si el perro está muy sucio, lo más indicado será hacerle un primer lavado con un champú básico, dejándolo actuar unos minutos antes de proceder al aclarado para, seguidamente, repetir el proceso esta vez con un champú específico que se elegirá en función del resultado que se esté buscando. Se retirará también con abundante agua.
A tener en cuenta:
- Para evitar la formación de nudos durante el proceso de lavado, no debe frotarse el pelo realizando círculos. Tampoco a contrapelo. En mantos rizados, se esparcirá el champú acariciando a favor del pelo y/o, en el caso de rastas, las apretaremos en la palma de nuestras manos para que el jabón penetre hacia dentro.
- Es importante no excederse en el tiempo de exposición de los champús puesto que muchos de ellos resecan en exceso la piel. Hay que aclarar abundantemente para eliminar cualquier resto de producto.
- La mayoría de ellos son concentrados por lo que habrá siempre que diluirlos. En el caso de MD10, yo diluyo 1/10.

Una vez se ha aclarado bien, hay que dejar que el animal se sacuda dentro de la bañera para después escurrir el exceso de agua manualmente. También puede usarse una bayeta absorbente; en el mercado existen varias marcas que las comercializan. Yo suelo dejar a los perros en el suelo para que se sacudan a discreción para, finalmente, trasladarlos a la mesa de trabajo.

Una vez ha terminado su ritual, los envuelvo con una toalla extra grande de microfibra. Después de unos minutos y si ésta ha quedado muy húmeda, puede sustituirse por otra y esperar un tiempo más, momento que servirá a los perros para relajarse. Finalmente, me gusta rociarlos con un producto de secado rápido que, además de acortar la duración del proceso, ayuda a ahorrar en electricidad.
Y llegamos a la parte del secado con secador. Olvidémonos aquí (y de nuevo) de la falsa leyenda de que al PDAE se le seca con aire frío o al aire libre. Hay que hacerlo a una temperatura media/alta, según la época del año. Yo acostumbro a utilizar un secador manos libres para trabajar tranquilamente ayudándome, en ciertos momentos, de un expulsador. Todo este procedimiento, aunque largo, es muy importante: unas rastas mal secadas podrían convertirse en el escenario perfecto para la aparición de hongos o de malos olores. También podrían éstas llegar a pudrirse, en el peor de los casos.
Una vez bien secos, comienza el trabajo de arreglo del manto previo al corte, ya sea de preparación o de mantenimiento de rastas, o de cuidado del rizo.

