Leishmaniosis, uno de los principales riesgos de los perros en verano: qué es y cómo protegerlos
La Leishmaniosis es una enfermedad provocada por el parásito Leishmania Infantum, y que transmiten los mosquitos flebótomos infectados a través de sus picaduras. Esta dolencia, que afecta principalmente a los perros, es endémica en las zonas con climas más cálidos de España y puede tener graves consecuencias para los peludos, pudiendo ocasionarles incluso la muerte.
Ante las altas temperaturas registradas en las últimas semanas, Clinicanimal, la red de centros veterinarios del grupo de empresas que incluye marcas como Tiendanimal, quiere concienciar sobre la necesidad de conocer cómo prevenir la enfermedad y los signos que deben hacer saltar las alarmas, con el objetivo de minimizar las consecuencias que pueda tener en un perro infectado.
Los mosquitos flebótomos proliferan con la llegada del calor, entre mayo y septiembre, aunque existen zonas en España más cálidas y con mayor grado de humedad en las que se encuentran durante todo el año, como Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Baleares, Madrid o Extremadura.
Tal y como señala Nuria Gómez Constanzo, veterinaria de Clinicanimal, “el riesgo de contagio entre los perros que no han sido protegidos contra la Leishmaniosis se sitúa entre en 3 y el 18%, según la zona geográfica en la que nos encontremos, ya que en las rurales o periurbanas la incidencia es mayor. En la actualidad, no existe una cura para esta enfermedad, que causa la muerte de gran parte de los canes infectados que no reciben tratamiento a tiempo, por lo que debemos poner el foco en la labor de prevención y en la detección temprana”.
Entre los principales consejos a seguir para prevenir la picadura de este mosquito se encuentra el uso de antiparasitarios externos, como pipetas o collares; la instalación de mosquiteras y facilitar que los animales duerman dentro de casa, en los meses de mayor riesgo.
“Sin duda, seguir todas estas pautas puede marcar la diferencia y ayudarnos a garantizar el bienestar y salud de los peludos”, indica Gómez, al tiempo que recuerda que no existe una cura para esta dolencia, sino que únicamente se pueden tratar los síntomas para aligerarlos, “lo que no evita, en todos los casos, que haya recaídas en el futuro”.
Los expertos veterinarios recomiendan realizar una exploración al finalizar la temporada estival, con el objetivo comprobar si el perro se ha infectado y, en caso afirmativo, poder administrarle los fármacos oportunos “a la mayor brevedad”, ya que los tratamientos “serán más eficaces si dan comienzo en las primeras fases de la enfermedad”.
Para el diagnóstico precoz de esta enfermedad es también esencial conocer cuáles son los primeros síntomas que ésta produce, y que deben ponernos sobre aviso para consultar a los profesionales veterinarios. Así, los perros que hayan contraído Leishmaniosis tenderán a perder pelo, especialmente en la zona de los ojos y las mucosas, así como a perder peso rápidamente, pese a que pueden conservar el apetito, y a tener hemorragias nasales y lesiones oculares. También pueden aparecer heridas en la piel, de forma mayoritaria en las patas y en la cabeza y, cuando la enfermedad ya se ha cronificado, provocar insuficiencia renal y hepática. En otras ocasiones, la afección puede manifestarse con signos clínicos dispares como cojeras, aumento del tamaño de los ganglios linfáticos y/o excesivo crecimiento de las uñas.
“Debemos ser conscientes de la importancia que tiene prestar atención tanto al estado físico de nuestros perros como a sus posibles cambios de comportamiento, ya que ambos pueden darnos pistas importantes sobre la existencia de un problema de salud que, en la mayoría de los casos, puede resolverse o tratarse con éxito si se encuentra en la fase inicial, como ocurre precisamente con la Leishmaniosis”, concluye Gómez.