La problemática de los parásitos internos en perros
Existen muchas especies de parásitos internos y muchas de ellas llegan al perro por la picadura de anfitriones intermediarios, como las pulgas, las garrapatas o los mosquitos. Los grupos más importantes son los vermes redondos o nematodos y vermes planos o cestodos, que afectan al aparato digestivo, pero también están los protozoos que producen leishmaiosis o los gusanos que producen la dirofilariosis, o gusano del corazón.
Los parásitos que afectan al aparato digestivo se suelen localizar en el intestino, donde se alimentan succionando sangre y nutrientes. Ahí provocan lesiones en los tejidos, pero pueden llegar a producir anemia, una obstrucción intestinal y, en el peor de los casos, la muerte.
La mejor forma de luchar contra estos parásitos es prevenir que lleguen al perro, lo que debe recomendar el veterinario. Para ello, no debemos olvidar desparasitar a nuestro perro según los plazos que nuestro veterinario nos indique y con el producto que él nos recomiende, ya que es él quien mejor conoce las especies que pueden afectar al perro según el lugar donde vivimos.
Si te interesa el tema, aquí te resumimos las características de los parásitos internos más importantes.
Cestodos
Dada la dificultad de erradicar las pulgas del entorno donde viven los perros que las han tenido alguna vez, son frecuentes las reinfestaciones de este parásito.
Hay otras especies, pero menos frecuentes, como Echinocuccus granulosus y Echinococcus multiocularis, si bien las mencionamos porque pueden afectar al ser humano.
Spirocerca lupi
Este parásito llega al perro a través de los animales que le sirven de anfitriones y que el perro ingiere. Se cree que el verdadero anfitrión de la Spirocerca lupi es el escarabajo pelotero, y que afecta a los pequeños vertebrados, por ejemplo, ratones, que se alimentan de ellos, por lo que van afectando a las distintas especies según se va ampliando la cadena trófica.
Los síntomas más comunes de la espirurosis son regurgitaciones, a veces problemas para deglutir, vómitos y aumento de la sed. Si el parásito se localiza en la pared de la aorta, puede aparecer dificultad para respirar.
La mejor forma de impedir que el perro contraiga esta enfermedad es no permitir que ingiera nada que no sea su alimento habitual.
Estróngilos
La infestación pasa por varias fases, las mismas que tiene el desarrollo de la larva dentro del organismo: cutánea y digestiva. En la primera fase aparecen pequeñas pápulas en el abdomen y en los dedos, que desaparecen espontáneamente transcurridos diez días, aproximadamente. La segunda fase empieza cuando las larvas llegan a su estado adulto en el intestino, momento en que empiezan a aparecen diarreas y estreñimiento alternativos, pero luego se instaura una diarrea perseverante de olor realmente fétido. Además, si el parásito es un ancilostoma, aparece una anemia grave, que produce el abatimiento del animal, ya que el parásito se alimenta de la sangre del perro, por lo que si la infestación es muy grande, este pierde mucha sangre diaria. Si no se trata a tiempo, puede producir la muerte del perro.
Áscaris
El parásito accede al organismo del perro a través de la comida o el agua que contenga huevos de estas especies, pero también por vía intrauterina (por lo que el cachorro ya nace infestado) o a través de la leche materna.
Los síntomas habituales son el retraso en el desarrollo, adelgazamiento y mortalidad muy alta en los cachorros entre 3 y 7 semanas de edad si nacen infestados. También puede aparecer tos, en caso de que el perro esté infestado por Toxocara canis, y se debe al proceso migratorio de las larvas cuando pasan por el corazón y los pulmones, aunque luego vuelven al intestino por la tráquea.
En casos muy graves, los propios gusanos pueden producir una oclusión intestinal o una perforación intestinal. Hay que destacar que los parásitos también utilizan los nutrientes que llegan al intestino con los alimentos que el perro ingiere, lo que también influye en el empeoramiento de su salud.
Otro nematodo muy frecuente es el Trichuris vulpis, que produce síntomas digestivos y pérdida de peso. Al ser un parásito que se alimenta de la sangre, también puede producir anemia. El perro puede verse afectado por este parásito al ingerir huevos, que pueden estar en cualquier parte del medio exterior.
Protozoarios
El animal que transmite a los perros entre sí la Babesia canis es la garrapata, en concreto las especies Dermacentor reticulatus y Rhipicephalus sanguineus.
Estos parásitos unicelulares, que tienen un proceso de reproducción un tanto complejo, ya que hay una fase asexual y otra sexual, se alimentan de los glóbulos rojos, por lo que pueden producir daños que pasan inadvertidos hasta que la infestación en muy grave.
En este caso, el mejor tratamiento es impedir que las garrapatas lleguen a picar al perro.
Por su parte, un protozoo llamado Leishmania infantum es el causante de una enfermedad que acaba con el sistema inmunitario del perro, la leishmaniosis, por lo que van apareciendo diversas patologías.
Al perro llega a través de la picadura de las hembras del mosquito Phlebotomus perniciosus, por lo que es muy adecuado utilizar productos repelentes frente a estos insectos. Asimismo, los laboratorios ya comercializan vacunas para conseguir que el sistema inmunitario del perro sano pueda vencer al parásito sin que llegue a producir ninguna enfermedad, lo que hasta ahora era imposible.
Dirofilaria
Tenias del perro
El nombre del parásito que produce la dipilidiosis es Dipilidium caninum y se trata de un platelminto que nos solo parasita al perro, sino que también puede afectar al gato y al ser humano.
Lo transmiten las pulgas, especialmente las especies Ctenocephalides canis y Ctenocephalides felis. Sin embargo, es en estos parásitos externos donde se desarrolla la primera fase de la vida de esta tenia, ya que para llegar a adulto necesita estar en otro anfitrión, generalmente un mamífero. Esto es fácil de comprender si tenemos en cuenta que la forma adulta del gusano puede medir hasta 70 centímetros de largo y hasta 3 centímetros de ancho.
Por su parte, el parásito que produce el quiste hidatídico o hidatidosis es Equinococcus granulosus, que llega al perro al ingerir alimentos que contienen huevos o larvas. También puede afectar al ser humano.
Es especialmente frecuente en lugares de clima templado y es importante porque puede producir la muerte del animal que lo padece. Necesita dos especies de anfitriones diferentes, los mamíferos herbívoros u omnívoros para el desarrollo de las larvas y los mamíferos carnívoros para el desarrollo de los adultos.