La alimentación del cachorro, primordial
2 de enero de 2014
Por ejemplo, uno de los factores donde interviene directamente una buena alimentación canina es en la esperanza de vida de los perros, que ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Así, la media era de 9,5 años en 1982 y en 2006 ya era de 14 años. Por supuesto, hablamos de la media de la especie, ya que hay que considerar que los perros gigantes no tienen la misma esperanza de vida que los perros miniatura.
Pero, ¿qué factores se deben tener en cuenta a la hora de elegir el alimento para el cachorro? Pues, por orden, que esté adaptado a la especie, a la edad, al tamaño, a la actividad y a la condición corporal.
También es fundamental que el alimento sea de la más alta calidad, y para ello debe tener unas materias primas de primera calidad que tratadas adecuadamente aportan todos los nutrientes fundamentales y aquellos que, sin serlo, aportan grandes beneficios y que reciben el nombre de nutracéuticos. A este grupo pertenecen los condroprotectores, por ejemplo.
La digestibilidad del alimento también determina su calidad, ya que resulta muy adecuado que el porcentaje de nutrientes asimilados por el metabolismo en relación con los que contiene el alimento sea lo más alto posible. Esto influye directamente en el tamaño más pequeño de las heces y en una menor ración diaria.
Por supuesto, la palatabilidad también es imprescindible en un alimento de calidad, ya que de nada sirve que el alimento sea extraordinario si el perro no se lo toma porque no le resulta apetitoso.
Por muy bueno que sea, el alimento de cachorro debe darse solo hasta que el perro termina su desarrollo, es decir, hasta que es considerado un perro adulto. Esto depende directamente del tamaño del perro, por lo que los ejemplares que no superan los 4 kilos de peso cuando son adultos suelen haber terminado su desarrollo a los 8 meses; por su parte, los perros que están entre los 5 y los 10 kilos ya son adultos a los 10 meses; los medianos a los 12 meses; los grandes (Maxi), a los 15 meses; y los gigantes, a los 18 meses o más, incluso pueden tardar 24 meses en completar su desarrollo.
Si es importante elegir un alimento de la más alta calidad, también lo es establecer una rutina en su alimentación, por ejemplo, tener un espacio fijo donde comer y descansar. Ahí la limpieza debe ser muy fácil, por lo que, si es necesario, se puede colocar una superficie protectora y cambiarla después de cada comida. El agua no le debe faltar y debe estar siempre limpia y fresca. Sin embargo, nunca debe estar demasiado fría, ya que le puede perjudicar.
Recuerda, una buena alimentación del cachorro es igual a un óptimo desarrollo, al fortalecimiento de su sistema inmunitario (previene infinidad de enfermedades) y a la salud de la piel y el pelo (que son primera barrera frente al exterior). Si tu cachorro recibe una dieta equilibrada, completa y rica en calorías y nutrientes, en la cantidad adecuada a sus necesidades, no es necesario aportar nada más, lo que también previene el sobrepeso, un peligro potencial para su salud.