Entrevista a Miguel Ibáñez, director del Centro de Medicina del Comportamiento Animal de la UCM
Miguel Ibáñez Talegón, profesor de Etología y Bienestar Animal en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), dirige el Centro de Medicina del Comportamiento Animal de la universidad. En él se atiende a animales de compañía con problemas de educación y de conducta como agresividad, ansiedad por separación, miedos y fobias, eliminación de heces y orina dentro de casa y falta de educación. Según Ibáñez, casi todos estos problemas se pueden tratar, pero para ello, explica, “es necesaria la complicidad de los propietarios y su participación, ya que la gran carga del trabajo que se tiene que realizar la llevan ellos”.
Háblenos del Centro de Medicina del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense. ¿En qué centra su actividad?
En el tratamiento de los problemas de comportamiento de los animales de compañía y tratar de hacer de ellos unos buenos ciudadanos caninos. Hacemos medicina preventiva y tratamiento de problemas. Para la medicina preventiva utilizamos diversos sistemas educativos, desde las primeras edades como cachorros, en la Escuela de Educación Canina de la UCM, la cual pertenece al centro.
¿Qué profesionales trabajan en el centro?
Veterinarios, terapeutas del comportamiento y educadores caninos, profesionales que atienden a todos aquellos animales de compañía con problemas de educación y de conducta.
¿Cuáles son los problemas de comportamiento más habituales en los perros?
En los perros, la agresividad, la ansiedad por separación, miedos y fobias, ladridos excesivos, eliminación de heces y orina dentro de casa y falta de educación. En el caso de los gatos, agresiones, miedos, conductas repetitivas, rociado de orina y problemas de eliminación.
¿A qué cree que se deben?
En la mayoría de los casos a conflictos que se originan en la convivencia con los seres humanos y a situaciones de ansiedad.
¿Qué se puede hacer para cambiar estas actitudes?
Identificar las causas que producen los problemas de comportamiento y cambiar la relación con los propietarios, además de poner en marcha las terapias de modificación de conducta que se requieren para corregir los problemas.
¿Qué ofrecen desde su centro en este sentido?
El Centro de Medicina del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense de Madrid ofrece diversos servicios que tienden a resolver los problemas que le he mencionado.
¿Qué tipo de servicios?
Deportes caninos como habilidades caninas u OCI, que son pruebas de obediencia clase internacional. También ofrecemos la escuela de educación canina, donde se imparten cursos de educación para cachorros y para jóvenes y adultos con diferentes niveles. Hasta llegar al programa de Buen Ciudadano Canino, en el que se convierten en unos auténticos ciudadanos caninos que saben comportarse en cualquier circunstancia. Por último, la clínica de medicina del comportamiento donde se atienden los casos clínicos.
¿Y en el caso de los gatos?
En el caso de los gatos podríamos hablar de los mismos servicios ya que tienen los mismos problemas y las mismas necesidades.
¿Tienen solución todos los problemas de conducta?
En su gran mayoría podríamos decir que sí. Pero necesitamos la complicidad de los propietarios y su participación ya que la gran carga del trabajo que se tiene que realizar la llevan ellos. Por eso tienen que estar muy bien informados y convencidos del trabajo, y los beneficios que esperan conseguir.
¿Qué razones o circunstancias puede llevar a un perro a morder o mostrar comportamientos agresivos?
Principalmente una inadecuada relación social. Y, por supuesto, realizan esta conducta porque han comprobado que es la mejor forma de adaptarse a las situaciones que las causan. En definitiva, han aprendido que la agresividad es la mejor manera de resolver las situaciones.
¿Cómo hay que tratar a un perro?
La mejor forma de tratar a un perro es como a un perro.
¿Qué quiere decir?
El problema comienza cuando tratamos a un perro como a un ser humano. El lugar que debe ocupar es como un miembro más de la familia, y debe saber cuál es su sitio en la misma.
¿Y cuál debe ser el papel del humano?
El papel de los humanos debe ser el de líder del grupo, pero no de forma autoritaria o jerárquica. Debe ejercer de líder con respeto y haciéndose ganar el respeto de su perro. Y el del perro, el de un miembro más del grupo que respeta a los seres humanos, no con sumisión sino porque sabe que respetándolos tiene todas sus necesidades atendidas.
¿Entonces no cree que el propietario de un perro deba mostrarse y comportarse como el ‘macho alfa’ o ‘líder de la manada’?
Creo que no, nunca. Es la mayor equivocación que se puede cometer. Hacer que un perro te sea sumiso por la fuerza no es nada bueno y en muchos casos genera demasiada tensión, que no es fácil de controlar y se producen reacciones inadecuadas y fuera de control para el propietario.
En el caso de los perros, cada raza muestra unas cualidades, que se pueden adaptar o no a la vida y carácter del propietario. ¿Existen alguna raza adaptable a cualquier circunstancia? ¿Desaconsejaría alguna en concreto?
Sobre este asunto hay bastante confusión. En principio, todos los perros, como individuos que pertenecen a la misma especie, tienden a comportarse de la misma manera para conseguir sobrevivir en un ambiente, frente al cual tienen que elaborar estrategias de adaptación, gastando mucha energía. Todos tienen las mismas necesidades y tratan de satisfacerlas.
Pero habrá alguna diferencia entre razas, ¿no?
Los perros son muy hábiles a la hora de adaptarse a las diversas circunstancias que rodean a las diferentes formas de ser de los seres humanos. Pero no existe ninguna raza mejor o peor, más o menos hábil, más o menos inteligente. Por tanto, no desaconsejo ninguna raza concretamente. Solamente se debe considerar la fuerza y el tamaño que algunas razas tienen y qué problemas nos pueden causar por ello, teniendo en cuenta cómo somos cada familia o como somos cada ser humano. Y en función del tipo de vida que hagamos debemos saber elegir que raza se ajusta mejor a nuestra forma de ser y a nuestras circunstancias de vida, disponibilidad de tiempo y espacio para vivir. Así elegiremos la mejor raza.
¿Tiene perro?
No, no tengo. No, actualmente, pero cualquier raza se ajustaría a mi forma de ser ya que soy un aficionado a los animales y me gusta compartir con ellos mi vida. Entre mis razas favoritas se encuentran los chiguaguas y los pastores alemanes. Siempre me han parecido dos razas excelentes. No siempre la mejor raza es la más pura, también es muy buen compañero cualquier mestizo. Los perros son generadores de cariño sin importar la raza que tengan. Son seres vivos muy necesarios para despertar en los seres humanos muchas cualidades importantes, como la ternura y el cariño.