Los valores del licensing
Aunque a veces puede parecer que el licensing no es más que una actividad derivada y auxiliar, lo cierto es que su importancia es crucial. Veamos por ejemplo el caso del sector audiovisual, fuente de la mayor parte de las propiedades del licensing. Según se publicaba en el Libro Blanco de la Animación en España, entre el 50% y el 70% de los ingresos de las empresas audiovisuales procede de las licencias.
Es decir, la forma de rentabilizar una serie o una película ya no es vendiéndola a un canal de televisión o confiando en las taquillas. Si no se hace un buen trabajo de extensión de la marca y de los personajes a otras categorías de producto, no hay forma de sustentar la industria.
El licensing ya no es un mero complemento comercial, sino que es parte fundamental del negocio. Como comentaba Víctor López, fundador de Vodka Capital, en una entrevista recientemente publicada en Key4Communications, "sin ese ingreso y aunque resulte paradójico no podríamos financiar los contenidos infantiles. (...) Cuando un padre compra un juguete de Jelly o de cualquier otra serie está ayudando a financiar la producción de un contenido apropiado para sus hijos... Y no es sólo demagogia".
Es decir, sin el licensing no habría series, ni de las grandes multinacionales ni independientes, y esto también incluye los valores y conocimientos que transmiten estos contenidos y que apoyan y subrayan el resto de productos licenciados, desde el juguete que estimula la imaginación del niño hasta el libro que le trae nuevas historias protagonizadas por su personaje favorito. No se trata sólo de vender productos, sino de ayudar a crear universos de juego y de experiencias basados en la marca.
Por supuesto, ganar dinero no tiene nada de malo. Es necesario y positivo. Pero el negocio del licensing es algo más, sobre todo cuando va dirigido al público infantil y familiar. No es mala idea tenerlo presente.