“Nuestro ingeniero técnico agrícola es muy versátil, y su nivel de preparación es muy superior al de muchos de otros países”
Carlos León, coordinador del 15º Symposium de Sanidad Vegetal y Vicepresidente del COITAND
El Symposium Nacional de Sanidad Vegetal llega el próximo mes de enero a su 15ª edición, habiéndose convertido desde hace años en una cita de referencia y de obligatoria asistencia para los actores más relevantes del sector agrícola de nuestro país. Repasamos con Carlos León, su coordinador y vicepresidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental (COITAND), cuál va a ser la temática de esta nueva edición y el papel que el ingeniero técnico agrícola juega en una industria en constante evolución.
Tras dos ediciones en las que el protagonismo recayó en gran parte en la Gestión Integrada de Plagas, ¿cuál es la temática que centrará esta nueva edición?
Va ser una temática amplia, aunque centrada en dos debates fundamentales; el primero de ellos es cómo afecta la disponibilidad de herramientas fitosanitarias al control de plagas y enfermedades en la agricultura actual, y como eso unido al cambio climático y a la aparición de nuevas enfermedades, así como de plagas ya olvidadas, afecta a las producciones agrícolas debido a las resistencias que comienzan a darse.
Hablaremos no solo del control y del manejo de las resistencias, sino de cómo afecta esta problemática a la calidad de las producciones, a la seguridad alimentaria y a como se pueden empezar a reflejar en la sociedad que recibe esos alimentos.
No es fácil llegar a una 15ª edición, y mucho menos con el éxito de asistencia del Symposium de Sanidad Vegetal. ¿Cuál es la clave del éxito?
Creo que la clave es darle el protagonismo a los actores principales de la Sanidad Vegetal, es decir, a las empresas que investigan, a los Técnicos que resuelven los problemas a diario, a las entidades públicas y privadas que proyectan sus ideas a futuro, adelantándose a lo que puede ocurrir y proponiendo las soluciones desde todos los puntos de vista. En general, estar abiertos al debate que siempre es enriquecedor.
¿Qué representará para las empresas expositoras y para el asistente?
Dentro del mismo formato, actualizamos y modernizamos la imagen y el desarrollo del mismo, en un Centro de Convenciones acorde al público, en cantidad y calidad esperado. Cuando estamos hablando ya de Agricultura 4.0, no podemos dejar de estar en ese ámbito, proyectando la imagen de ciencia y modernidad que debe tener nuestro sector.
El Colegio sigue sumando socios en este camino que emprendió en 1984. ¿Considera que el Symposium todavía tiene un importante recorrido por delante?
Después de cerrar el primer ciclo con 10 ediciones del Symposium, lo volvimos a arrancar tres años después con este ciclo, que ahora cumple con la edición numero 15. Yo creo que tiene mucho recorrido aún, pero esto lo decidirán como siempre los asistentes al evento.
¿A qué retos se enfrenta en los próximos años la industria fitosanitaria?
El primero y principal es el de la tan nombrada sostenibilidad. Productos más respetuosos con el medio ambiente, con un control efectivo y a la par un perfil ecotoxicológico de bajo impacto. Es algo que ya están haciendo las multinacionales.
Por otra parte, incorporar herramientas no químicas, con la debida seguridad para el consumidor. Hay que huir de que “lo natural” es siempre bueno, ya que por ejemplo los mejores venenos son de procedencia orgánica. Las Directivas Comunitarias priman el método no químico en la Gestión Integrada de Plagas (GIP), siempre que estos sean seguros y confiables. En esto estamos empezando, pero creo que es algo de lo que ya estamos convencidos.
Es un asunto que las autoridades comunitarias de evaluación de riesgos deben tomar en cuenta. Si de verdad quieren priorizar esta línea, no solo debe quedar en el papel. A mi modo de ver no es lógico que se alarguen tanto los procesos de evaluación de productos, y que además para este tipo de productos se use, en la mayoría de las ocasiones, los mismos canales para la evaluación (tiempo y costo) que los fitosanitarios tradicionales.
¿Los productores están preparados para hacer frente a las plagas y enfermedades con un número cada vez menor de sustancias activas?
Tras ocurrir un suceso de alerta fitosanitaria en Almería, en el año 2007, lo que parecía un posible caos se positivizó, y en una sola campaña los invernaderos del Poniente Almeriense pasaron de producir 7.000 has. de pimiento intensivo con un control totalmente químico, a un control integrado, adelantándose a lo que ahora es la obligada GIP. Nadie podía creerlo si se lo hubiesen dicho solo 6 meses antes. Los productores están preparados, pero en este caso hay que reivindicar el papel y la importancia de todos los Técnicos de campo.
El ingeniero técnico agrícola es versátil y capaz de adaptarse a los nuevos problemas y resolverlos de la mejor manera. Hay que seguir ahondando en la formación, por supuesto, pero desde mi punto de vista el nivel de preparación que hay en España es muy superior a muchos de otros países, no sólo europeos sino a nivel mundial.
¿Qué opina de la concentración cada vez mayor que se está produciendo en la industria fitosanitaria?
Es una estrategia empresarial, que como en otros sectores se está globalizando. Cada vez esos grupos de decisión son menos en número, y más grandes en tamaño. Ocurre en el sector financiero, farmacéutico, automovilístico, etc. No es un ámbito en el que tenga una opinión muy definida, ya que estas esferas macroeconómicas se mueven en otros planos, pero tal y como lo veo, no hay duda que el sector de la producción de alimentos tendrá la misma importancia a nivel estratégico en los próximos 30 años que los que anteriormente he mencionado y a los que la sociedad tradicionalmente ha dado mayor importancia. En nuestro caso, creo que las administraciones deben estar vigilantes que lo que se ofrece sea lo que de verdad se requiere.