Variedades resistentes, una solución genética para la viticultura del futuro
El I Congreso de Viticultura Sostenible puso el foco en las variedades resistentes a enfermedades como una de las estrategias más interesantes para dar continuidad y futuro a la industria vitivinícola. Para ello contó con Attilio Scienza, investigador y profesor de la Università di Milano, quien explicó algunas herramientas que están siendo una auténtica revolución genética.
Y es que la viticultura tiene que cambiar para ser más sostenible –en tanto en cuanto se adapte a un clima que está empeorando–, más respetuosa con su entorno y más eficiente. ¿Cómo? “A través de técnicas como la viticultura de precisión, de reducción de insumos, de portainjertos, mediante sistemas que permitan tomar decisiones más eficaces y, especialmente, utilizando variedades más tolerantes y resistentes a las enfermedades”, indicó Scienza.
El proceso de creación de variedades resistentes a las enfermedades
Attilio Scienza explicó que existen dos posibilidades para desarrollar variedades resistentes. Una, la tradicional, consiste en el cruce entre variedades. Otra, más moderna, se basa en la mejora genética a través de técnicas de evolución dirigidas. Estas técnicas editan el genoma y usan lo que se conoce como cisgénesis. Sin embargo, en la actualidad solo es posible trabajar con el cruce tradicional, ya que las otras técnicas todavía están en una fase experimental.
“Aún se necesita mucho tiempo antes de que logremos cambiar la resistencia de una variedad modificando un gen o unos pocos genes. No se trata de aplicar técnicas que no sean OGM, sino de apostar por la genética. Es decir, no serán variedades transgénicas sino cisgénicas. Los estudios están en ello y van avanzando y obteniendo resultados, pero no podemos esperar demasiado tiempo más porque tanto las exigencias ambientales, es decir, la sostenibilidad, como la presión que ejerce la opinión pública en la actualidad son bastante fuertes”.
Scienza indicó que la demanda de producción de uva sin el uso de químicos es muy elevada, tanto por los consumidores como por los productores, pero eso “todavía no es posible”, aunque sí se cuenta con variedades muy interesantes desde el punto de vista de la tolerancia a las enfermedades más importantes y, además, “son de excelente calidad”. Tal y como explicó el profesor, esto es el resultado de una acción mixta que integra, por un lado, el uso tradicional del cruce y, por otro, el uso de los marcadores moleculares (MAS) que permiten identificar en la descendencia las pocas plantas que luego se pueden multiplicar y propagar.
Variedades resistentes al mildiu, al oídio, a la podredumbre negra y a los hongos de madera
“Aunque pueda sonar excesivo”, señaló Scienza, “la investigación realmente está haciendo milagros y los resultados están ahí, por lo que podemos hablar de que sí existirán variedades resistentes al mildiu, al oídio, a la podredumbre negra y a los hongos de madera”
Un ejemplo de ello son las técnicas de piramidalización, que permiten concentrar en un individuo las numerosas fuentes de resistencia descubiertas en los últimos años en el germoplasma del género Vitivis Vinifera: “Tenemos muchas fuentes para el mildiu y para el oídio y esto nos permitirá concentrar todas esas fuentes de resistencia en un individuo para evitar el riesgo de una pérdida progresiva de tolerancia debido a las tolerancias de tipo vertical”. Y es que la clave, según el profesor, es trabajar en tolerancias horizontales en las que los hongos no puedan modificar su ADN para poder superar el umbral de tolerancia.
También existen otras posibilidades como, por ejemplo, actuar sobre ciertos genes que el hongo utiliza para detectar al huésped. Así, dentro del género Vitis Vinifera, existen genes de reclamo que permiten que el hongo ataque. “Sabemos que podemos inhibir la acción de estos hongos, es decir, evitar que este gen manifieste su presencia a través de lo que se llama ADN interferente. Se trataría de utilizar y expulsar estos ADN de interferencia para evitar que el hongo perciba la presencia de esa planta en ese huésped, para que no pueda atacarlo. Este es un gran objetivo que, de momento, solo se puede hacer en el oídio”, aseveró el profesor.
En este sentido, Scienza está convencido de que en el futuro se conseguirá unir los dos caminos y aplicar las dos estrategias más importantes: la creación de variedades tolerantes y el uso de ADN interferente. Esto permitirá tener cada vez más plantas ecológicas y sostenibles, capaces de producir de forma natural y con menos impacto medioambiental.
¿Cómo son cualitativamente los vinos de variedades resistentes?
“Hacer catas a ciegas es la mejor forma de responder a esta pregunta”, dijo el profesor. “Es la mejor prueba y el mejor testimonio”. Así, indicó que un ejercicio que siempre propone a sus estudiantes de viticultura en la Università di Milano es comparar 10 vinos de vides tolerantes con los 10 vinos producidos con la Vitis Vinifera de referencia. “Los resultados son sorprendentes”, declaró. “No es necesario que nos confrontemos con los consumidores o con los expertos para demostrar que los vinos obtenidos por cruce son tan buenos como los tradicionales”.
Reformular el concepto de autoctonía
Uno de los conceptos clave que Scienza quiso destacar en su ponencia fue el concepto de autoctonía, el cual cree que debe desarrollarse y aclararse: “El consumidor está muy apegado a este concepto porque piensa que un vino es bueno porque viene de un determinado lugar donde ha nacido esa vid, pero la investigación del ADN ha demostrado que todas nuestras historias y mitos sobre autoctonía se han exagerado. Tenemos vides que se cultivan en un lugar, en Italia, y que provienen de otro lugar que está a más de 1.000 km de distancia. Entonces… ¿Qué es la autoctonía?”, se preguntó. Y él mismo respondió: “Ya no es la relación entre una vid y un lugar, sino la relación entre esa vid y dónde se desarrolla mejor. Por tanto, autoctonía quiere decir el lugar donde una variedad da lo mejor de sí misma”.
En esta línea, el profesor cree que es imprescindible aplicar el mismo razonamiento con las vides obtenidas por cruce. Debemos probarlas en diferentes lugares y para darnos cuenta de que estas vides que se han creado en los últimos años tienen una respuesta muy diferente según el lugar en el que se cultivan. “Esto nos permitirá tener otra arma más para comunicar estos vinos”, concluyó.