La Agricultura de Conservación como respuesta frente al cambio climático
Las conclusiones del último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) que se acaba de publicar no puede ser más desalentador. En el estudio, se confirma que la influencia humana en el cambio climático es inequívoca y que el incremento de la temperatura seguirá produciéndose al menos hasta mediados de este siglo.
A este respecto, los expertos responsables de la elaboración del informe afirman que el nivel de calentamiento superaría los 2 °C a partir del año 2050, cifra fijada como objetivo en el Acuerdo de Paris, a no ser que se produjeran reducciones profundas en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en las próximas décadas.
En este sentido, además de reducir las emisiones para cumplir con el Acuerdo de París se necesitará recurrir, entre otras soluciones, a la captura del dióxido de carbono que ya hay en la atmósfera a través de sumideros. El suelo es el mayor sumidero terrestre y la influencia de la agricultura en su capacidad de almacenar carbono está demostrada por numerosos estudios científicos.
Diversos proyectos LIFE (Agricarbon, Climagri, Agromitiga) han ofrecido resultados del tremendo potencial de la Agricultura de Conservación para mitigar el cambio climático en España. Se estima en unas 53 millones de toneladas de CO2 al año. Esta cifra se alcanzaría tras un cambio profundo en el sistema de manejo de suelo convencional. Se debería evitar laboreos y mantener el suelo cubierto en cultivos herbáceos, y fomentar el uso de cubiertas vegetales entre hileras de árboles en cultivos leñosos. Estas cifras se refrendan con el proyecto LIFE Agromitiga, en el que se está observando que los suelos bajo Agricultura de Conservación llegan a tener hasta un 40% más de carbono que los suelos manejados de manera convencional.
Los datos de 2019 de la agricultura en España (Miteco), arrojan emisiones de 39 millones de toneladas de CO2 para la agricultura (ganadería 26 millones y cultivos 13 millones). Por tanto, la Agricultura de Conservación podría ayudar en no solo compensar las emisiones del sector, sino incluso aportar al resto de sectores productivos.
No debemos olvidar que España, por su posición geográfica, es muy vulnerable a los efectos del cambio climático y, de hecho, los efectos en la agricultura se están dejando sentir hace tiempo. El incremento de eventos climáticos extremos, como sequías y lluvias torrenciales o la ocurrencia de veranos cada vez más largos, reducen de manera sustancial los períodos para el desarrollo óptimo de los cultivos, provocando grandes pérdidas en las cosechas.
Por todo ello es especialmente necesario adoptar soluciones como la Agricultura de Conservación en esta situación de verdadera emergencia climática. No en vano, España es el país líder en Europa de este tipo de prácticas con casi 2 millones de hectáreas.
Es indudable que la Agricultura de Conservación contribuye a cumplir los objetivos climáticos de la PAC, y de esa forma lo ha entendido el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación al incluir a la siembra directa y a las cubiertas vegetales dentro del listado de eco-esquemas. Desde la Asociación Española Agricultura de Conservación/Suelos Vivos abogan por que estos eco-esquemas sean extensivos a toda la superficie agrícola, para así aprovechar todo el potencial mitigador que estas prácticas tienen y contribuir a frenar de manera efectiva el cambio climático.