Los agricultores franceses se dotan de un distintivo que reconoce los beneficios de la Siembra Directa ante la posible prohibición del herbicida glifosato en 2021
Los agricultores franceses han dado un paso adelante en la promoción de las prácticas de Agricultura de Conservación, lanzando a finales del pasado mes de enero una etiqueta que reconoce las bondades de estas técnicas de manejo del suelo. En Francia, los productores que utilizan y defienden el sistema de siembra directa y el mínimo laboreo están agrupados en la Asociación para la Promoción de la Agricultura Sostenible, APAD, en sus siglas en francés. Su presidente, François Mandin, agricultor del departamento de Vendée, al oeste del país, ha declarado a varios medios galos que "después de tres años de trabajo, la nueva etiqueta llamada Au Coeur des Sols (En el Corazón del Suelo) tiene como objetivo principal dar a conocer los beneficios de la Agricultura de Conservación en términos ambientales y agronómicos. También debería permitir que los franceses -administraciones públicas, empresas y ciudadanos- identifiquen mejor las explotaciones que utilizan estas técnicas agrícolas sostenibles". En última instancia, Mandin espera que la etiqueta permita "una mejor promoción de las cosechas obtenidas por los agricultores que emplean estas prácticas y su valorización en la fase de comercialización".
Se estima que actualmente un 2% de los agricultores franceses practican Agricultura de Conservación. Es un sistema de cultivo que permite al suelo aumentar su materia orgánica, mejorar su fertilidad, elevar su capacidad para retener la humedad y mitigar la erosión, captar más cantidad de CO2 y promover la biodiversidad, utilizando la cubierta que proporcionan los restos de cosecha. La práctica requiere además el abandono del arado y de toda la labranza, así como la siembra de cultivos intermedios como las leguminosas. Asimismo la Siembra Directa permite, en un momento en el que "todos los productos fitosanitarios están en peligro, una reducción muy rápida de 60, 70, incluso del 80% en el uso de fungicidas e insecticidas" , confirma el presidente de APAD. El único problema es que requiere, al menos una vez al año, un herbicida químico como el glifosato para limpiar el suelo de malezas. El uso de este producto en Francia será prohibido en 2021, con la excepción para ciertos usos, lo que compromete seriamente el futuro de este sistema de producción.
En este sentido, François Mandin cree que de momento "no hay capacidad a corto plazo para poder prescindir de los herbicidas químicos en la Agricultura de Conservación del suelo". Las alternativas al desherbado químico pueden ser algunos productos de origen biológico, pero con eficiencias que por el momento son "demasiado bajas, en vista de los riesgos asumidos", agrega Mandin. También cree que "sería contraproducente prohibir un producto de este tipo utilizado en Francia solo en cultivos intercalados" y, por lo tanto, con "riesgo cero de presencia de residuos". En todo caso se confía en que la propia naturaleza de esta técnica que se caracteriza por su constante evolución y experimentación, logre salvar este difícil obstáculo que tiene por delante en los próximos años. Unas 60 explotaciones ya han sido certificadas con la nueva etiqueta y se espera que para finales de este año ya sean 200 los agricultores que la hayan adoptado de manera individual, aunque está previsto que en un futuro sea una empresa de certificación la que conceda este reconocimiento.
Redacción Tierras