Smart Rural impulsa la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en la viticultura con el diseño de un robot podador de viñas

Entrevista a Sergio Rodríguez González. Gerente de Smart Rural

(Se recoge un extracto de la entrevista que puede leerse completa en el número 274 de la revista TIERRAS-Agricultura)

La Unión Europea financia con 20 millones de euros el Proyecto AI4EU, acrónimo del verdadero título ‘Construyendo una Plataforma Europea de Inteligencia Artificial a la demanda’, que implica a 80 socios de 21 países, entre los que está la start-up castellanoleonesa Smart Rural.

Dentro del Proyecto, la empresa vallisoletana participa en un experimento piloto relacionado con la agricultura en el que, a lo largo de tres años, desarrollarán un robot podador de viñas.

AI4EU pretende construir un entramado europeo de Inteligencia Artificial (IA), que pueda ponerse a la altura de China o Estados Unidos en campos como la agricultura, la robótica, la industria, la salud, el Internet de las Cosas, los ciudadanos, los medios de comunicación o la ciberseguridad.

TIERRAS.- ¿En qué consiste el Proyecto ‘Construyendo una Plataforma Europea de Inteligencia Artificial a la demanda’ en el que participa Smart Rural?

SERGIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ.- Es un consorcio de empresas unidas por un proyecto de Inteligencia Artificial (IA), a través del cual Europa quiere ponerse a la altura del resto de países que ya tienen estrategias de IA muy fuertes. Es una plataforma en la que se van a proponer las primeras líneas de trabajo sobre IA en varios sectores. En nuestro caso, colaboraremos en aplicar la IA al sector de la agricultura con un robot podador de viñas.

TI.- ¿Qué papel desempeña Smart Rural en el Proyecto?

S.R.G.- Nosotros, como empresa agrícola, propusimos hacer el trabajo de campo con la recogida de información; es decir, una vez que las empresas tecnológicas construyan el robot, debe llevarse al viñedo y debe recibir una serie de información para ver cómo se tienen que desenvolver. Atos nos propuso precisamente por nuestra experiencia con viñedos y por nuestro contacto con bodegas importantes de Castilla y León, ya que así podría probarse el robot en alguno de los viñedos de la Comunidad. Para hacer las pruebas de campo propusimos como empresa colaboradora a la Bodega Prado Rey, aunque seguramente se incorpore alguna más. El robot se desplazará entre los líneos y tendrá información de cómo se hace el sistema de poda tradicional para que pueda trabajar sobre las viñas de forma autónoma.

TI.- ¿Cuáles son las fases del proyecto?

S.R.G.- El primer año va a ser el de la construcción del robot; el segundo, el de la prueba en campo y, el tercero, el de la validación. Esperemos que se cumplan los plazos y no se demore.

Es decir, en mayo empezamos con la primera fase (M1), que es donde se establece el proceso de prueba del equipo, cómo se va a llevar a campo, cómo se va a trabajar en las parcelas y cómo se llevará a cabo la toma de imágenes para que se enseñe al robot cómo tiene que trabajar. Este año vamos a testar y desarrollar el modelo que se aplicará en el robot. Paralelamente, otros socios del Proyecto tienen que construir el robot.

En el primer trimestre de 2020, en la época de poda, recogeremos el aparato en España y lo probaremos en los líneos establecidos y le enseñaremos cómo las tijeras que lleva deben hacer los cortes, de forma similar a un proceso manual. Se hará una poda manual, se tomarán datos de cómo se hace, se digitalizarán las imágenes del podador y los técnicos introducirán todos esos parámetros para que el robot los imite de forma automática frente a una viña. En una espaldera ya hay una guía se alambre para el robot, quizá lo más difícil es ‘enseñarle’ a partir de que yema cortar, qué varas podar y cuáles no y qué longitud dejar.

El tercer año será de perfeccionamiento del proceso de poda. Será validar el proyecto.

TI.- ¿Por qué se decidió desarrollar un robot podador de viñas?

S.R.G.- Es un proyecto de I+D que puede modificarse sobre la marcha si se ve que algo no se desarrolla como se prevé. Al proponernos entrar en el Proyecto nos preguntaron que podríamos aportar nosotros. Le dijimos que habíamos trabajado en fertilización variable y en poda y, al poco tiempo, en Europa nos dijeron que les interesaba el tema de poda porque creen que las máquinas autónomas son el futuro del viñedo, ya que no hay personal para hacer determinadas tareas en momentos puntuales, como es la poda de las viñas. Se expuso el problema, se propuso la solución y ahora hay que desarrollarlo y validarlo. Es bonito sobre el papel, pero hay que hacerlo realidad. Quedan tres años de un reto importante para ver si el robot detecta los nudos y las yemas para hacer los cortes correctos. La I+D tiene éxitos pero también fracasos. Por ejemplo, nosotros propusimos por iniciativa propia un robot que avanzara la producción de uva prevista en un viñedo con el conteo de racimos, lo ensayamos en cinco bodegas, pero vimos que era imposible hacerlo así porque las hojas tapaban los racimos.

TI.- ¿Qué beneficios reales aportará este Proyecto a la viticultura?

S.R.G.- Realmente para el consorcio no es tan importante que el robot pode, como que la tecnología europea en IA y la robótica sean referentes en el mundo, apoyadas por empresas de muchos países. Lo que se pretende la UE con esos 20 millones de euros es establecer una estrategia europea, para que interactúen muchas empresas europeas en el ámbito de la IA, con algoritmos, datos, modelos, etc. Ese algoritmo que se obtenga para la poda del viñedo, seguramente se pueda modificar y aplicar también en el olivo o en otros cultivos. Se creará un modelo de identificación visual, en principio para podar viñas, pero que se pueda aplicar en otros ámbitos.

Se intenta lograr un grado de desarrollo muy alto de la tecnología europea, para posicionarnos a nivel mundial.