El Halal pide paso también en España
20 de enero de 2011
España no se ha caracterizado históricamente ni por autoprohibirse ningún tipo de carnes, ni muchísimo menos por sacrificar ni despiezar a los animales que posteriormente compondrán parte esencial de nuestra ibérica alimentación. Sin embargo, como prueba de aceptación al otro y porque redunda beneficiosamente en los mercados de la economía ganadera española, cada día más se practican los sacrificios de animales mediante el método islámico ‘Halal’.
El total de musulmanes residentes en el país llega ya a 1.145.424 personas, según fuentes de la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), por lo que se hacía necesario incluir a esta importante población en el consumo masivo de carnes, para lo que es menester respetar su rito de preparación incluido en la Sharia (la estricta ley musulmana) llamado ‘Halal’, palabra que en árabe comprende un amplio sentido viniendo a referirse a todo aquello que está permitido y que es benéfico y saludable para el ser humano, propiciando una mejora de la calidad de vida y evitando riesgos para la salud. Es para los musulmanes lo autorizado, ético y no abusivo.
Si se desea saber cuáles son los alimentos prohibidos para los practicantes de esta gran religión monoteísta con sólo recurrir a algunos versos básicos del Corán, se podrá evidenciar que algunos de ellos son la carne de cerdo y sus derivados, la sangre, los animales sacrificados en el nombre de alguien distinto a Allah (todo lo que se ofrece en sacrificio a un altar idolátrico o santo), la carroña, algún animal que haya sido estrangulado, golpeado a muerte, muerto por caída, cornada o atacado por un animal de presa (excepto el degollado vivo por uno mismo), alimentos que durante su producción el nombre de Allah no es pronunciado, el alcohol y otros tóxicos.
Existen múltiples interpretaciones de la Halal, dependiendo de las diferentes comunidades islámicas, que varían en el grado de restricción o permisibilidad. Sin embargo las dos más aceptadas son la variante ‘Dhabiha’ y la ‘Bismillah’.
La primera es más estricta y purista y se enfoca sobre todo a las mayoritarias comunidades sunníes y se ejecuta el sacrificio del animal mediante una rápida incisión con una cuchilla afilada en la espalda, cortando la vena yugular y la arteria carótida, pero dejando intacta la espina dorsal. El objetivo de esta técnica es obtener un mayor drenaje de la sangre, consiguiendo así una mayor higiene en la carne y minimizando la agonía del animal.
La 'Bismillah' por su parte es algo más permisiva y considera permitida toda la carne en general, siempre y cuando no provenga de animales impuros como el cerdo o de algunos pocos pescados que consideran ‘haram’ o impuros, practicada mayoritariamente por la comunidad shiíta.
En fin, para los musulmanes modernos todo lo Halal, se ve como un estilo de vida, un concepto global e integral que influye y afecta en las cuestiones diarias, como la alimentación, la higiene, la sanidad, la economía o los viajes.
Incorporación del Halal en España
En nuestro país, cuya población practicante se ha incrementado considerablemente a partir del 2005, la producción de vacuno según los ritos correspondientes al Halal ha crecido en un 137%, según datos del matadero barcelonés de Mercabarna, lo cual representa casi la mitad de las reses sacrificadas en dicha instalación.
El organismo encargado de regular y homologar todo esto, según los acuerdos islámicos internacionales vigentes es el Instituto Halal ubicado en Córdoba desde 1992, adscrito a la Junta Islámica y que gestiona precisamente la ‘Marca de Garantía Halal’ aplicándosela a los alimentos, productos y servicios que se ofertan a públicos de práctica islámica en España y el resto de la UE e incluso para la exportación a otros mercados como los Estados Unidos y Canadá.
Para impulsar esta actividad, este Instituto islámico lleva a cabo campañas de promoción como la que tuvo lugar en febrero del 2010, en el marco de la I Feria Islámica en Madrid, con la presencia de entidades culturales y sociales, de varias empresas dedicadas a este segmento de mercado.
“Antes, los musulmanes residentes en España compraban productos de fuera. Ahora se dan cuenta que pueden adquirirlos hechos aquí”, afirma Hanif Escudero, quien asume el cargo de director de Desarrollo y Certificación del Instituto Halal cordobés.
De igual manera, las principales cadenas distribuidoras de alimentos han buscado integrar a este amplio segmento musulmán, poniendo a disposición del consumidor carne sacrificada por los métodos coránicos. Tal es el caso de la cadena francesa Carrefour que ofrece vacuno y pollo Halal desde el 2004, al igual que la cadena vasca ‘Eroski’ que ha incorporado recientemente el vacuno y el conejo Halal a su oferta, incrementando de esta manera en un 18% sus ventas de estos rubros. Algunas pymes como la catalana ‘Monts International’ se dedican asimismo, a la fabricación de embutidos respetuosos con la ley islámica desde 2004.

Requerimientos para una empresa que desee ser autorizada a producir Halal
La empresa ganadera o matadero que desee adherirse y ser reconocida por esta institución reguladora debe dirigirles una comunicación solicitando su certificación, para lo cual se le enviará toda la información y formularios necesarios. Luego, se revisará toda la documentación y se le procederá a hacerse auditorías de certificación con tomas de muestras incluidas. Si es necesario, la Marca Halal procederá a presentar sus acciones correctoras y si estas son efectuadas se podrá evaluar y dictaminar positivamente la concesión de producción.
Aparte de la carne, muchas firmas que pretendan ser certificadas deben saber que el comercio Halal no engloba únicamente a este rubro sino que también pueden destinarse a algunos aromas, aditivos, aceites, conservas de verdura, platos precocinados y mantecados, por lo que el mercado se agranda a la par que se respeta la Sharia.
Con la adhesión de numerosas empresas productoras bajo métodos como el Halal islámico o el Kosher hebreo se busca no sólo rellenar importantes nichos de mercado, sino igualmente dar un paso más en la integración de estas crecientes comunidades en nuestro país.