¿Cómo minimizar los trastornos musculoesqueléticos gracias al uso de alfombras ergonómicas y antifatiga?

No podemos ignorar el impacto que el trabajo supone en nuestra salud, la calidad de las condiciones de trabajo influirá directamente sobre la calidad de nuestras vidas. Son muchos los factores a considerar que afectan a los trabajadores, en esta ocasión nos vamos a ocupar de las personas que se ven obligadas a permanecer de pie durante largos periodos de tiempo durante su jornada laboral.

Las alfombras antifatiga facilita el flujo sanguíneo de las piernas.

Permanecer de pie sobre superficies duras durante largos periodos de tiempo puede derivar en diferentes problemas. En primer lugar, el estar de pie hace que los músculos se contraigan, lo que reduce el flujo sanguíneo. Como consecuencia los músculos y las articulaciones duelen provocando molestias generalmente en la zona baja de la espalda, las piernas y los pies. Por otra parte, esta posición provoca a largo plazo pronación o un aplanamiento excesivo de los pies. Si bien esto puede ser simplemente cansado y un poco doloroso, también puede conducir a una fascitis plantar y otras enfermedades graves en los pies.

Estos problemas derivan en un deterioro de la salud del trabajador que se traduce en bajas laborales y disminución de la productividad, por lo que estamos también ante un problema económico al que se enfrentan las empresas que deben asumir cada año altos costes.

Los expertos coinciden en que las alfombras antifatiga son una de las mejores intervenciones ergonómicas para aliviar los problemas asociados con estar prolongados periodos de pie, reduciendo y aliviando la fatiga y mejorando significativamente la productividad y la satisfacción de los empleados.

Según James M.Kendrick en su artículo ‘Seguridad y Salud en el Trabajo’, “las alfombras antifatiga se han diseñado para que el cuerpo se balancee de forma natural e imperceptible, lo que fomenta un leve movimiento de los músculos de las piernas y las pantorrillas”. Esto facilita el flujo sanguíneo y evita que la sangre se estanque en las venas, lo que provoca que los trabajadores se sientan cansados.

Los primeros estudios como los de Morgara (1972), mostraron que la incidencia de dolor en la parte baja de la espalda era mayor en aquellos trabajadores que estaban habitualmente de pie en su jornada laboral durante más de cuatro horas. Bousseman et al. (1982) puso de manifiesto que largas permanencias de pie son causa directa del dolor y el malestar. Posteriormente, Marck Redfern y Don Chaffin, en el Centro de Ergonomía de la Universidad de Michigan en 1988, y Paula Hinnen y Stephan Konz en el Departamento de Ingeniería Industrial, en la Universidad Estatal de Kansas en 1994, hicieron observaciones sobre la diferencia de estar de pie sobre suelos duros versus suelos blandos. Ambos estudios llegaron a la conclusión de que las alfombras afectan significativamente a la fatiga y confort en diferentes zonas del cuerpo.

Un estudio del Prof. Dr. Tedha Taiar (2011) en la Universidad de Reims en Francia, demuestra cómo afecta al mecanismo humano el uso de alfombras antifatiga. El estudio consistió en la observación de los trabajadores y la medición de la presión de los pies sobre el suelo en aquellos individuos que permanecían de pie durante largos periodos de tiempo. Se grabó la evolución de la presión del pie en función de la aparición de fatiga y cuantificaron el impacto de 7 horas de trabajo en la conducta mecánica del individuo. A través de estas grabaciones se observó la evolución del centro de presión, demostrando que para mantener la posición vertical es necesario el movimiento del cuerpo con el fin de mantener el equilibrio.

Se observó que sin la alfombra la distribución de la presión de los pies se repartía entre el 30% pie izquierdo y 70% pie derecho, por lo que el peso del cuerpo recaía principalmente en el lado derecho. Este desequilibrio es muy dañino. Con el uso de la alfombra se produce una distribución uniforme entre la pierna derecha y la izquierda, corrigiendo el equilibrio. El Dr. Taiar concluye que “sin una alfombra hay una disfunción en el equilibrio de una persona que puede causar patologías que son aceleradas por tareas repetitivas y otros trabajos con limitaciones en cuanto a movilidad”.

Static test con y sin alfombra

La primera causa se atribuye a las fibras Cenicienta. Para que el cuerpo humano permanezca en posición vertical, hemos entrenado a nuestros músculos en un sistema automático. El estar de pie está arraigado en nuestro programa neuromuscular, y cada vez utilizamos los mismos músculos para hacer el trabajo, sin que seamos conscientes de ello. Este funcionamiento muscular ‘automatizado’ se registra en el cerebro y se aplica sistemáticamente. Las fibras musculares que participan en esta programación se llaman ‘fibras Cenicienta’, porque incluso si están cansadas hacen su trabajo... este es el comienzo de los problemas musculoesqueléticos (dolor, contracturas, tendinitis...).

Además del uso excesivo de los mismos músculos, cuando el sistema está fuera de equilibrio, estos tienen que trabajar más duro para encontrar el equilibrio, y una rápida velocidad de reacción se mantiene a costa de energía, lo que se traduce en fatiga.

Así, para mantener una posición vertical, es necesario tener un equilibrio postural bien adaptado con el fin de disminuir las patologías y sus consecuencias en el trabajo diario de los usuarios. En pocas palabras, para recuperar el equilibrio ‘rápida reacción/ ahorro de energía / eficacia’, es necesario tomar conciencia de las diferentes presiones del pie en el suelo y la acción de los músculos más adecuada.

En primer lugar, el trabajador debe iniciar una variación en la presión del pie para mejorar la posición vertical. Para lograr esto, se aconseja cambiar regularmente el punto de presión en el interior del zapato, forzándose a sí mismo de vez en cuando para mover la presión a la parte delantera o hacia la parte posterior; o desde el interior hacia el exterior, o más a la derecha o a la izquierda. Este enfoque de arriba hacia abajo ayuda a eliminar la acumulación de puntos de presión en los pies (fibras Cenicienta).

En segundo lugar, se recomienda el uso de alfombras antifatiga. Este enfoque de abajo hacia arriba ayuda a eliminar los puntos de presión desde el suelo mediante la difusión de peso de manera uniforme. El uso de alfombras corrige el equilibrio y restaura la distribución uniforme entre la pierna derecha y la izquierda.

La composición de las alfombras y una estructura apropiada de amortiguación distribuye uniformemente el peso y estimula los micromovimientos continuos de los pies, minimizando la acumulación de sangre en las piernas y reduciendo los dolores sustancialmente.

Antideslizamiento: alfombras diseñadas para proporcionar tracción extra gracias a su superficie de diferentes texturas. Esta característica reduce el riesgo de caídas por deslizamiento. Además, sus bordes están biselados para evitar tropezar en el acceso y se pueden elegir con una franja amarilla que delimita los bordes cumpliendo con el código OSHA 1910-144.

Aislante: la alfombra aísla a los trabajadores que trabajan de pie en suelos fríos o húmedos, o en zonas de trabajo con vibraciones o ruidos.

Antiestáticas: para dar solución a la acumulación de estática, que produce descargas desagradables a los trabajadores y daños a los dispositivos sensibles a la estática y a los componentes eléctricos.

Retardante del fuego: Diseñadas para resistir la acción del fuego y soportar el calor.

Aislante eléctrico: evita que los trabajadores se conecten a tierra, eliminando así la posibilidad de una descarga eléctrica.

Contamos con una amplia variedad de modelos para dar solución a cualquier sector y bajo cualquier condición.

Nuestra experiencia de más 20 años en Trafic-Alfombra.com, nos demuestra que cada vez son más las empresas que se preocupan por la salud y el bienestar de sus trabajadores, ya que ello implica no solo una reducción de lesiones y bajas laborales con el consiguiente ahorro de costes, sino una mejora en la productividad derivada tanto del confort físico como de la percepción del trabajador de ser cuidado, obteniéndose una mejora de la eficiencia general en el trabajo.