Retos de 2025 para las familias empresarias
Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares
21/01/2025Empezamos 2025 y con él vuelven los propósitos personales y profesionales que todos nos hacemos al comenzar un nuevo año. En esta ocasión me gustaría compartir con vosotros los objetivos que, como consultor de empresas familiares, creo que son prioritarios para este tipo de negocios dirigidos por familias empresarias. Veámoslos.
1. Usar (de verdad) los órganos de gobierno
Por mi experiencia sé que muy a menudo las familias empresarias caen en el error de olvidarse de los órganos de gobierno una vez los han puesto en marcha. Sin embargo, no basta solo con ‘crearlos’ o de que existan ‘sobre el papel’. El Consejo de Familia, el Consejo Asesor o el Consejo de Administración solo serán efectivos y cumplirán con su cometido si celebramos las reuniones pertinentes y nos comprometemos a tratar en cada uno de ellos los asuntos que son de su competencia. En caso de que este sea un propósito que preveáis que será difícil de cumplir, os puede ser de ayuda que un asesor de familias empresarias asista, participe y dinamice las primeras reuniones, para asegurar que los distintos foros funcionan y se usan adecuadamente.
2. Que los que están, aporten el máximo valor
Todavía detecto que, en general, a las familias empresarias les cuesta poner la razón antes que el corazón a la hora de valorar si un miembro de la familia cumple con los requisitos de idoneidad y aptitud para ocupar un puesto de responsabilidad en la empresa familiar. Por ello, creo que otro de los objetivos de 2025 debería ser el comprometeros a que los familiares que trabajen en el negocio familiar o participen en sus órganos de gobierno estén lo más preparados posible para que puedan aportar el máximo valor.
Por otro lado, pensando en familias empresarias de generaciones avanzadas o que ya tienen un tamaño y una complejidad elevada, recomiendo ir un paso más allá y valorar la opción de incorporar a profesionales externos independientes, cuyos puntos de vista resulten complementarios y puedan aportar valor, tanto al Consejo de Administración o al Consejo Asesor como a la dirección de la empresa (Comité de Dirección o dirección general).
3. Pensar y planificar el futuro
Aunque cada vez hay más concienciación en las empresas familiares españolas sobre la importancia y las ventajas de elaborar un Protocolo familiar para lograr su continuidad, es algo que a muchas todavía cuesta. Planificar el relevo generacional sigue siendo una asignatura pendiente y, conforme la generación saliente se acerca peligrosamente a la edad de jubilación, se vuelve mucho más apremiante que nos sentemos a preparar el relevo generacional y poner normas a la relación familia-empresa-propiedad, para poder lograr la continuidad de la empresa familiar, con eficacia empresarial y armonía familiar. Este es, sin duda alguna, uno de los mayores retos que debe afrontar una empresa familiar para sobrevivir al paso del tiempo y de las generaciones y, lamentablemente, son bastantes las que se quedan por el camino por no hacerlo adecuadamente.
4. Feminizar la empresa familiar
Lamentablemente, hasta ahora me he encontrado con demasiados negocios familiares en los que la propia familia empresaria, a veces de forma inconsciente, era la que ponía trabas a la entrada y ascenso de las mujeres de la familia. Soy consciente de que a algunos les podrá parecer provocador el tener como objetivo feminizar la empresa familiar, pero creo que ya es hora de dejarnos de medias tintas y de apostar verdaderamente por la mujer en el mundo de la empresa familiar. Esto significa dejar de minusvalorar el valor que pueden aportar a la empresa familiar y abandonar viejos prejuicios que nos hacen elegir preferentemente al hijo varón a la hora del relevo generacional y de ocupar los puestos de máxima responsabilidad. Os animo a que 2025 sea el año en el que le demos la vuelta a esta situación o, por lo menos, sea uno de nuestros objetivos principales.
5. Comunicarnos más y mejor
Para acabar, un propósito que es crucial y en el que todos, en mayor o menor medida, nos podemos sentir identificados: lograr una comunicación más transparente y fluida en la empresa y con la familia. Este año, tanto si falla por mala calidad (comunicación deficiente) como por escasez (comunicación insuficiente), esforzarnos en mejorar nos ayudará a incrementar los resultados empresariales y a cuidar de las relaciones familiares.
Para ello, cuando la comunicación sea de baja calidad, deberemos enfocarnos en lograr una comunicación asertiva, promover la escucha activa y librarnos de interferencias previas, como las etiquetas o los prejuicios. En cambio, cuando lo que nos falla es la cantidad de información que compartimos, tendremos que buscar nuevas maneras de transmitir los mensajes a través de los órganos de gobierno para asegurar que llegan, especialmente a los familiares que no trabajan dentro de la empresa familiar, así como hacer el esfuerzo de afrontar los conflictos que surjan y hablar de cualquier asunto sin miedo, también de los más sensibles.