Opinión Info Opinión

Está en juego el papel de China como supermercado del mundo

Carmen Orús23/09/2021
El desabastecimiento industrial de productos y materiales procedentes de China sitúa a las empresas en un cuello de botella en el que no pueden hacer frente al reciente repunte de la demanda.

Tras el fenómeno desatado de la compra online que se instaló con la pandemia, en el mundo se consumieron miles de millones de productos fabricados en China o que contenían componentes procedentes de este país.

Paralelamente, el gigante asiático —probablemente por motivos geopolíticos— iba renunciando a su papel de gran exportador global aduciendo que el aumento de consumo interno del país se había disparado. La composición del PIB de China se parece ahora mucho más a la de un país desarrollado, donde el consumo privado tiene un gran peso.

Hay otra razón para que China adopte una actitud conservadora respecto a las exportaciones. Su objetivo es centrarse en la fabricación de productos con un alto valor añadido y depender en menor medida de sus importaciones. Actualmente, el país adquiere estos insumos —en cantidades muy relevantes— en Alemania, Corea y Estados Unidos, en primer lugar. Las empresas tecnológicas españolas también surten a este gran mercado que es China.

Imagen
El sector textil es uno de los más dependientes de los suministros de China, ya que el 3,47 % de los materiales y componentes intermedios que necesita para elaborar sus productos procede de ese país, lo que explica que la crisis del coronavirus forzara a las empresas a asumir retrasos en su producción. Cuando no, en la distribución, debido a la importación de prendas confeccionadas.

En primera instancia, en palabras del presidente de la Confederación Española de Empresas de la Confección, Ángel Asensio, `la propagación del COVID-19 provocó el cierre de fábricas, lo que supuso un retraso de dos meses, aproximadamente’. A este revés se ha sumado la nueva actitud de China. Como previsión, la patronal recomendó en su momento el traslado de las producciones a Marruecos, Turquía o Portugal. Si bien reprogramar la fabricación supone un aumento de costes.

Hoy, empresas de múltiples sectores se enfrentan al riesgo de desabastecimiento. Primero se hizo patente en las fábricas, que tuvieron que echar mano de su stock. La disrupción en las importaciones se ha visto agravada por los costes que supone mover los contenedores en grandes cargueros. Las empresas tienen que pagar hasta seis veces más que antes de la pandemia para traer por mar productos de China.

Más allá de los cierres temporales de las fábricas, la clave está en la reducción de las exportaciones a Europa y a Estados Unidos. Circunstancia que ha empujado a las navieras al retiro de buques y a la reducción de viajes, con la consecuencia lógica de la subida de tarifas. Buena prueba de lo que sucede es la baja actividad que se genera en el puerto de Ningbo-Zhoushan, China, uno de los tres más importantes del mundo.

Las empresas se debaten entre subir precios o recortar beneficios. Lo cierto es que a estas alturas el consumidor comienza a notar el encarecimiento de los bienes de consumo, que se calcula en un 4%.

La dependencia industrial de Europa y Estados Unidos frente a China es una de las lecciones que ha dejado la crisis del coronavirus. Pero no hay que dejar de lado la posición de USA en este conflicto, con la iniciativa de subir los aranceles al país asiático.

Lo cierto es que de los momentos de grandes cambios económicos y sociales surgen las oportunidades. En el sector textil, se hace necesario repensar la oferta y desarrollar productos diferenciados, con valor añadido y mayores prestaciones. Muchas de nuestras empresas tienen la capacidad para hacerlo. El nuevo consumidor tiende a meditar mucho la compra y, cada vez más, se inclina hacia productos de calidad que perduren en el tiempo. El aprovechamiento de los recursos que impone el cambio climático va en esta línea. Diversificar al máximo la oferta para producir a menor escala cada ítem es una solución que impide la acumulación de stocks. Y, finalmente, si nos referimos a la producción de proximidad, aunque fuera del territorio nacional, Turquía puede ser una buena candidatura. La diferencia que pueda existir en el precio de la mano de obra se nivela con la disminución de costes de transporte. Una cercanía que conlleva más rapidez en la entrega de pedidos.

Los intentos de establecer relaciones comerciales con países como Bangladesh, India y otros ejemplos de sociedades con mano de obra económica no conducen a la solución. Su estructura no cuenta con la logística necesaria para llevar a buen término y a tiempo los pedidos. Si a este escollo sumamos la necesaria evolución de los productos que reclama la nueva sociedad, este camino no parece recomendable.

Un buen objetivo para nuestro empresariado sería que se marcase como meta exportar a China.

Suscríbase a nuestra Newsletter - Ver ejemplo

Contraseña

Marcar todos

Autorizo el envío de newsletters y avisos informativos personalizados de interempresas.net

Autorizo el envío de comunicaciones de terceros vía interempresas.net

He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Protección de Datos

Responsable: Interempresas Media, S.L.U. Finalidades: Suscripción a nuestra(s) newsletter(s). Gestión de cuenta de usuario. Envío de emails relacionados con la misma o relativos a intereses similares o asociados.Conservación: mientras dure la relación con Ud., o mientras sea necesario para llevar a cabo las finalidades especificadasCesión: Los datos pueden cederse a otras empresas del grupo por motivos de gestión interna.Derechos: Acceso, rectificación, oposición, supresión, portabilidad, limitación del tratatamiento y decisiones automatizadas: contacte con nuestro DPD. Si considera que el tratamiento no se ajusta a la normativa vigente, puede presentar reclamación ante la AEPD. Más información: Política de Protección de Datos