De crisis económicas y empresas familiares
Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares
13/09/2021Todos somos conscientes de que la pandemia ha dejado una cicatriz importante en el tejido empresarial, especialmente en las empresas familiares de menor tamaño o de determinados sectores, como el ocio, la restauración o el turismo, que lo han tenido más difícil para sobreponerse a las severas y prolongadas restricciones y confinamientos impuestos por las autoridades para hacer frente al coronavirus. En marzo de 2020 la llegada del coronavirus supuso un choque abrupto y sin precedentes en la economía, cuyos efectos han ido perlongándose en el tiempo y, por ahora, hay pocas expectativas de recuperar la plena normalidad en el corto plazo.
Dicho esto, también es cierto que durante este último año y medio hemos visto la capacidad de adaptación de muchas empresas familiares que, obligadas por la situación y las sucesivas medidas sanitarias, han ido sorteando los obstáculos para poder mantener, en la medida de lo posible, su actividad económica y el empleo. La fortaleza de estas compañías procede de las características inherentes a las familias empresarias: el compromiso, la confianza, el esfuerzo, la rapidez en la toma de decisiones, la visión a largo plazo, la voluntad de continuidad para transmitir el negocio a la siguiente generación… Todas estas particularidades son muy valiosas en tiempos difíciles. Y no nos referimos solo a la situación causada por la COVID-19, sino a las crisis económicas en general. Las empresas familiares suelen resistirlas mejor que otros tipos de negocio, tanto a nivel de impacto, como en lo referente a la destrucción de puestos de trabajo.
Lo que nosotros hemos constatado es que la mayoría de las familias empresarias con las que trabajamos han intentado mantener sus planes de inversión y, en la medida de lo posible, también el empleo, y todo ello a pesar de que muchas han estado afectadas por ERTE y/o han padecido problemas de liquidez. Y no es solo nuestra percepción. Si nos fijamos en los datos, el 93% de las empresas familiares encuestadas este año para un estudio de KPMG han afirmado que han podido mantener el empleo durante la pandemia, a pesar de las difíciles circunstancias.
Un futuro condicionado por el relevo
La alta mortalidad se debe, en buena parte, a no planificar adecuadamente el traspaso del negocio a la siguiente generación, ya que la improvisación supone un riesgo importante para el futuro de la empresa familiar. Por esta razón, aunque es cierto que las empresas familiares suelen resistir mejor ante las crisis económicas, para ello es fundamental que gestionen adecuadamente las emociones y empiecen a planificar el relevo generacional, preferiblemente a través de un proceso de Protocolo familiar. Esto es, si cabe, más importante en el momento de tensión acumulada en el que nos encontramos, que puede propiciar que las emociones afloren, los roces familiares se conviertan en conflictos y que las peleas se agraven, llegando a afectar a la empresa, incluso cuando esta tiene buenos resultados o se está recuperando.