Se acabó la crisis. Pásalo
1 de abril de 2009
Naturalmente en el Gobierno no saben nada. ¿Qué van a saber? Tardaron meses en enterarse de que la crisis había llegado y unos cuantos más en admitirlo, cuando ya era un clamor en toda la sociedad. Tampoco lo saben los economistas y si lo saben lo ocultarán, prisioneros de sus predicciones apocalípticas. Es de sobras conocido que los economistas pronosticaron nueve de las últimas tres recesiones. Y, claro, tampoco lo saben, todavía, la inmensa mayoría de ciudadanos, empresarios y trabajadores, que siguen ingenuamente convencidos de que la crisis persiste y sufren amarga e innecesariamente los letales efectos de su falsa convicción.
Pero los hechos son los hechos. Y lo que hoy es sólo un murmullo, un susurro contenido entre iniciados, apenas algunos mensajes casi clandestinos que se propagan en el mundo virtual, pronto será un estruendo. Y los periódicos, que por ahora lo ocultan convencidos de que los titulares alarmistas venden más, no tendrán más remedio que abrir sus portadas con la noticia. Se acabó la crisis. Se acabó.
Y entonces, por fin, renacerá la confianza. Y empezaremos de nuevo a consumir. Y la bolsa no dejará de subir. Y se llenarán los concesionarios con todos los que desde hace meses aguantaban con sus viejos coches porque tenían miedo al futuro. Y los fabricantes de coches verán aumentar sus pedidos. Y las empresas subcontratistas volverán a tener trabajo. Y ya no habrá más expedientes de regulación de empleo. Y, como eso hará bajar la morosidad, los bancos volverán a abrir el grifo de créditos e hipotecas. Y entonces muchos aprovecharán los bajos precios del mercado inmobiliario para cambiar de piso o de oficina. Y se volverá a construir. Y nadie dimitirá porque nunca nada es perfecto. Pero ya todos, todos pensarán que se acabó la crisis. Y entonces, de verdad, se acabará la crisis.
Es así de sencillo. Basta que el rumor se propague. Hágalo correr.