Empresas familiares: innovar o desaparecer
Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares
10/12/2018El éxito, crecimiento y supervivencia de las compañías en un mercado como el actual, cada vez más global y que ha cambiado tanto en tan poco tiempo, depende, en gran medida, de la capacidad de innovación. Pero innovar no solo implica añadir tecnologías puntualmente en algunas áreas del negocio; sino que es un cambio transformador en todos los niveles de la empresa del que habrá que hacer partícipes a todos los que trabajan en la compañía, sean o no de la familia. ¿Están preparadas las empresas familiares para afrontar este reto y gestionar el cambio y transformación que requiere la innovación?
Éxito e innovación no siempre van de la mano
Ahora bien, es cierto que el riesgo de acomodarse y de perder el impulso emprendedor que caracterizaba al fundador o fundadores de la empresa familiar es muy grande. Esto pasa especialmente si el negocio familiar tiene éxito y los resultados son positivos, porque la familia empresaria suele pensar que “si las cosas nos han ido bien hasta ahora, ¿por qué vamos a cambiar lo que a priori funciona?”.
Pero en este cambio de época que nos ha tocado vivir, en el que los cambios son rápidos y exponenciales, las empresas, y con más motivo las empresas familiares, deben gestionarse de otra forma. Hoy tener un buen producto, una buena marca y ‘éxito’, ya no es garantía de ‘éxito futuro’ si no tenemos la voluntad firme de innovar y de hacer las cosas de forma diferente.
Las dificultades de innovar en una empresa familiar
A menudo, la familia empresaria supone un motor para la innovación, gracias al compromiso, la confianza, el pensamiento a largo plazo y la rapidez en la toma de decisiones. Sin embargo, no podemos negar que el hecho de ser una empresa familiar, en la que estamos mezclando negocios y emociones, conlleve algunos riesgos que, en ocasiones, pueden suponer una traba para innovar, como, por ejemplo:
- La ausencia de planificación del relevo generacional: Cuando se acerca el momento de la sucesión y no se ha planificado el relevo adecuadamente se genera un alto grado de complejidad e incertidumbre sobre la continuidad del negocio. Esto puede hacer que la generación saliente, en las puertas de la jubilación, tienda a ser más conservadora y deje de arriesgarse e introducir cambios estructurales. Y, en cuanto a la generación entrante, esta puede ser reticente a innovar por falta de motivación, por la presencia de obstáculos organizacionales, por inexperiencia, o por falta de la cualificación y de las capacidades necesarias para ello.
- La falta de talento: Para innovar es necesario tener a personas dentro del equipo con las aptitudes necesarias para ello, y esto no siempre es así. Además, en algunas empresas familiares, las complicadas relaciones familiares convierten el negocio en mucho menos atractivo para los profesionales externos, que son los que podrían aportar nuevas ideas y una nueva visión, y dificultan la retención del talento interno.
- La ‘poca paciencia’ del capital paciente: Innovar suele conllevar costes directos (inversiones, contratación de personal, etc.) y de canibalización (cuando un nuevo producto o servicio causa el declive o desaparición de otros anteriores) que la familia debe asumir. Sin embargo, en aquellas familias con tensiones entre las distintas ramas y sin confianza entre los familiares, suele ser más difícil que los accionistas alejados de la gestión y órganos de gobierno quieran invertir en innovación. Por otro lado, la voluntad de mantener la propiedad de la empresa familiar en manos de la familia y/o el hecho de que la propiedad se encuentre muy dispersa también son factores que fomentan la falta de motivación por innovar.
Aprovechar el relevo generacional para innovar
Por esta razón, una buena recomendación para repensar el negocio es aprovechar el relevo generacional y la entrada de la nueva generación en la dirección para implantar la cultura de la innovación. Aunque lo ideal sería perder ya desde las generaciones más tempranas el miedo a cambiar y a introducir novedades en la empresa familiar, cuando esto no haya sucedido, por falta de recursos o por falta de voluntad, la generación sucesora es la que tiene la oportunidad de hacerlo. Y, si la nueva generación no tuviera las competencias o conocimientos necesarios para ello, deberá contratar a los mejores profesionales del sector que se pueda permitir el negocio, sean o no de la familia, para hacerlo.