20 Aniversario de la LPRL: retos para la prevención y para el sector de los EPI
El día 8 de noviembre se cumplieron los 20 primeros años de existencia de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL). Este hecho tan señalado, por estar tan cerca del nacimiento de la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Personal (Asepal), siempre ha significado un hito en la historia de nuestra asociación.
Si bien la publicación de la Directiva 89/686/CEE supuso el nacimiento de un sector, y un hecho significativo en el mundo de la prevención de riesgos, la promulgación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales supuso todo un acontecimiento en España que cambió la vida de muchísimos ciudadanos de este país, hecho que pasó totalmente desapercibido para la mayoría de ellos.
Con la LPRL, tomaba cuerpo el concepto de prevención en el mundo de la salud y seguridad en el trabajo. Frente a la situación anterior, en la que se ponía el foco sobre la atención al accidentado, a partir de ese momento, los esfuerzos se centraron en evitar por todos los medios en el que el accidente se produjese. Ese concepto de prevención ha sido lo que ha posibilitado el que podamos pasar de 931.813 accidentes de trabajo (más de 1.500 de ellos mortales), a los 491.099 de 2014 (desgraciadamente 580 de ellos mortales). Esta disminución significativa en la siniestralidad laboral, constituye el principal éxito del nacimiento del concepto de prevención de riesgos laborales (y por ende, del esfuerzo de la miles de personas involucradas en la prevención de riesgos).
Sin embargo, tras 20 años, y viendo que en los albores de la tan mentada recuperación económica, el número de accidentes laborales, y su índice de incidencia comienzan a repuntar de nuevo, debemos ser conscientes de los retos que tenemos por delante. Del mismo modo que los pioneros de la prevención de riesgos debieron identificar los principales problemas que debían afrontar hace 20 años, en la actualidad, debemos ser conscientes de los nuevos retos para la salud y seguridad en el trabajo, como por ejemplo el envejecimiento de la fuerza de trabajo, la integración de las nuevas tecnologías en el trabajo cotidiano, las enfermedades profesionales, los riesgos psicosociales, y un largo etcétera.
Los Equipos de Protección Individual (EPI), aunque estén destinados a prevenir las lesiones o las enfermedades profesionales, una vez que el resto de las medidas preventivas se han mostrado insuficientes, también han jugado, juegan y jugarán un papel crucial en la lucha por la disminución de la siniestralidad laboral.
Como parte de la cadena preventiva, los EPI también deberán afrontar los retos que antes señalábamos, y en algunos aspectos con especial notoriedad, ya que por su carácter personal, deben adaptarse a una fuerza de trabajo cada vez de mayor edad, a trabajadores que interactuarán con gran cantidad de datos que le proporcionan las máquinas y nuevas tecnologías que formarán parte de su espacio de trabajo, que deberán ser cada vez más ergonómicos para no incrementar la carga de trabajo, etc.
El sector de los EPI, estará como siempre trabajando codo con codo con todos los actores involucrados en la mejora de las condiciones de salud y seguridad en el trabajo, aportando sus conocimientos, sus soluciones y su esfuerzo en la superación de los retos a los que las empresas se enfrentan en su lucha contra la siniestralidad, comprometidos, en definitiva con una sociedad que quiere y desea que el trabajo que le permite ganarse la vida, no le cueste la vida.