Asepal: 25 años agrupando el sector de Equipos de Protección en España
Se cumplen 25 años desde la fundación de la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Personal (Asepal) y del nacimiento de un nuevo sector industrial en España, el de los Equipos de Protección. A lo largo de este periodo, la asociación ha actuado como ente aglutinador de distintos sectores.
La Directiva europea 89/686/CEE y su transposición a nuestro sistema legislativo en el R.D. 1407/92 fue, casi sin darnos cuenta nadie, el nacimiento de un sector empresarial, el que se denomina desde entonces de Equipos de Protección Individual. No es que hasta ese momento no se fabricaran diferentes equipos de protección, ni se utilizaran como elementos de protección personal; sencillamente, es que sólo unos pocos estaban realmente regulados y homologados por el INSHT, lo que hacía que no hubiera empresas que se dedicaran al 100% a la fabricación y/o suministro de los mismos.
Las empresas fabricantes estaban muy diversificadas, pertenecían a diferentes sectores industriales, que trabajaban con plástico, caucho, textiles, cuero, calzado, etc. Realmente, una empresa no se podía dedicar al 100% a fabricar productos de seguridad personal, porque no había en España un mercado tan especializado ni tan normalizado y, sobre todo, no existía obligatoriedad de uso de la protección. Recuerdo que en los años 70 y 80 se pactaba la seguridad en los convenios colectivos, se consideraba que era un logro social de los trabajadores y no todos los sectores sociales veían la seguridad de los trabajadores tan claramente como se ha visto después. Por lo tanto, si en esos momentos era bajo el consumo de equipos, lo normal es que las empresas que los fabricaban no vendieran suficiente para poder sobrevivir empresarialmente.
Hay que recordar que la consideración de equipos de protección y, por lo tanto, la posibilidad de homologación, sólo alcanzaba a la protección respiratoria y facial, el casco de protección para la cabeza, el calzado de protección y los guantes de protección para productos químicos. Hoy vemos claramente que faltaban otras formas de protección y que determinados sectores industriales que utilizaban la protección personal en el trabajo no encontraban en el mercado los equipos adecuados a los riesgos a los que se veían expuestos. Eso se traducía en que estos sectores sólo podían encontrar los productos homologables, y eso no quería decir que las protecciones que no se podían homologar no se fabricaran; se fabricaban bajo criterios de grandes compañías del mundo que tenían esa actividad comercial, pero no había criterios unificados de ensayo de materiales ni de diseño. La protección estaba muy por encima y muy distante aún de la ergonomía y el confort.
Un sector de difícil evaluación
El sector de los EPI era difícil de cuantificar. No había en España datos estadísticos oficiales de productos fabricados para diferentes formas de protección, los datos de producción se incorporaban y se difuminaban con otros productos del mercado doméstico. Como ejemplo, y aun estando regulado, todo el calzado de seguridad estaba incluido bajo epígrafes de calzado de vestir, por lo que los fabricantes que lo hacían, lo incluían dentro de los datos generales de fabricación, no específicos. Tampoco había datos concretos de utilización, no se habían hecho hasta esas fechas estudios de mercado nacionales sobre el consumo de los equipos de protección, por lo que resulta muy difícil poder investigar esos consumos en aquellos momentos.
Está claro que no podíamos tener un sector común los fabricantes que nos dedicábamos en parte a las diferentes protecciones, ya que eran sectores industriales distintos y muy diferentes. La fabricación en esos momentos de los equipos era una parte de la facturación de las empresas y no la mayor parte, como puede ser ahora. Por lo tanto, se puede afirmar que no había un sector industrial concreto que agrupara a los fabricantes de los equipos de protección.
Todo esto empezó a cambiar cuando a finales de 1989 se sabe que se van a publicar una serie de directivas europeas que afectaran a la libertad de paso de mercancías en toda la Unión Europea. Estas directivas son de máximos (ningún país podía regular más de lo que indicaban dichas directivas) y son relativas a la seguridad en la fabricación y comercialización de los diferentes productos que se utilizaron y se siguen utilizando en el mercado referente a la seguridad y protección personal. Estas directivas afectaron y afectan a todos los productos industriales que se refieran a la seguridad de las personas, tanto si son trabajadores como si no. Aquí entran las de los EPI (89/686/CEE), seguridad en máquinas, etc.
De otra parte, también se publicó la directiva (89/391/CEE), que regulaba la salud y seguridad de los trabajadores en su puesto de trabajo. Ya que cualquier trabajador de la Unión Europea podía y puede trabajar en cualquier país de esta Unión, la Ley que regula la seguridad de los trabajadores tiene que tener unos mínimos que nos afecta a toda la Unión. Dentro de esa Directiva venían referenciadas otras que regulaban casi todo lo relacionado con la salud y seguridad de los trabajadores.
Primeros pasos de Asepal como asociación
Una vez conocida la información de la publicación de las directivas anteriormente mencionadas, y sabiendo que se regulaba la seguridad de los productos cuyo consumo estaba fundamentalmente basado en el mercado laboral, también regulado por una Directiva que emana de la Directiva-marco (la 89/656/CEE), relativa al uso de los EPI por parte de los trabajadores, se empezó por parte de algunas personas y empresas a pensar en constituir una asociación que aglutinara todos los sectores a los que podía afectar esta regulación y que tuvieran elementos comunes a todos los equipos de protección personal. La asociación que se formó es Asepal y las personas que la impulsaron fueron los dirigentes de las grandes compañías que en esas fechas estaban en el mercado comercializando o fabricando productos de protección personal. Cabe destacar personas tan conocidas en ese momento en el sector como Gregorio Casas, Manuel Soriano, Ramón Torra, Juan Iturri, José Antonio Calderón, Ramón Pajares, Jesús Guridi, Jesús Trigo, y un largo etcétera de personas que, provenientes de sectores distintos, se dispusieron a formar parte de un sector que acababa de comenzar y para el que nadie prevía la incidencia que iba a tener en el futuro.
Se comenzó con cierto número de empresas punteras en el mercado de ese momento; aquí estábamos todos revueltos, no sólo por los diferentes sectores, sino por estar fabricantes y distribuidores que en ocasiones podría haber habido intereses contrapuestos. También se empezó a estudiar los diferentes proyectos de Normas de todos los EPI. Cabe destacar el gran papel y esfuerzo que en aquel tiempo realizó el Ministerio de Industria para que los diferentes fabricantes que hasta ese momento podían fabricar y comercializar algunos equipos de protección personal en España se aglutinaran y se prepararan para el gran reto que nos suponía a todos los fabricantes y comercializadores de productos. Este esfuerzo se materializó de diferentes maneras, uno era el técnico, ayudando a la formación de nuestro sector a través de cursos y de los grupos de trabajo sectoriales, y otro el económico, a través de subvenciones para la mejora del diseño, implantación de sistemas de calidad, certificaciones de equipos, etc.; En definitiva, para ayudar a la empresa española a adaptarse a las nuevas normas y a la certificación de los equipos, y de esta manera poder competir con los demás países en igualdad de condiciones.
A partir de esos momentos y tal vez sin darnos cuenta, fuimos a través de Asepal constituyendo un grupo de empresas de diferentes sectores en uno nuevo, el de los EPI, sector de actividad empresarial que reunía y sigue reuniendo los intereses normativos, económicos y de mercados de todas las actividades que fabrican y comercializan EPI. Quedando en ese momento y actualmente en Asepal configurados los subsectores de Protección Respiratoria, Cabeza, Auditiva, Ocular y Facial, Manos y brazos, Pies y piernas, Caídas de Altura y Vestuario de Protección. Todos estos sectores que en principio no tenían ningún punto en común, se encontraron de golpe en un camino que ya no era ni es posible desandar y que en el campo de la protección constituía un sector y que actualmente sigue en plena actividad.
Posteriormente, las administraciones públicas, grandes compañías, asociaciones, sindicatos, etc., se han encargado de realizar diferentes estudios de mercado para conocer con exactitud el consumo por protecciones, pero siempre que hablamos de EPI, son todos los sectores anteriormente indicados los que se citan y se investigan, no quedando ninguno por nombrar. De esta manera también nos hemos igualado a nuestros homólogos europeos, y nuestras empresas ya compiten en los mercados de toda Unión Europea y del mundo.
El sector de los equipos de protección tuvo hasta el año 2008 un crecimiento importante. La crisis económica generó un número muy importante de desempleo y de consumo de todos productos por lo que éste no fue ajeno a la crisis y por desgracia para todos ha habido algunas empresas del sector que no han podido subsistir a esa crisis que ha durado al menos la parte más dura unos cinco años. Un recuerdo muy especial en este artículo que escribo para celebrar el acontecimiento de los 25 años de Asepal, a aquellas empresas que pese a estar técnicamente bien preparadas sucumbieron a los avatares económicos y han desaparecido.
Hoy podemos asegurar que nuestras empresas están bajo el paraguas del sector de los EPI y participan de un sector que antes no existía. Pero eso no es lo más importante; lo más importante es la transformación que se ha llevado a cabo en el interior de nuestras empresas. Creo sinceramente que los fabricantes y distribuidores de EPI en España no sólo son empresas de manufacturas y/o comercialización como podían ser a mediados de los años noventa, ahora son empresas generalmente con un gran desarrollo técnico y de investigación continuado, de tal manera que se han convertido en laboratorios de ensayo; los productos son altamente calificados por los usuarios, y se ha alejado el mito de que el producto de seguridad si era del extranjero era mejor. El producto realizado en España está a los más altos niveles de desarrollo y testados perfectamente para la protección que se indica.
En el campo de la comercialización, nuestras empresas están arropadas con vendedores técnicos de producto, generalmente personal altamente cualificado y capaz de dar explicaciones técnicas sobre protección a cualquier nivel; nunca se han dado tantos cursos de equipos de protección individual en las empresas, generalmente impartidos por estos profesionales, a pesar de la dificultad debida a la disparidad de protecciones que se usan y los distintos niveles de formación de los trabajadores.
Por lo comentado anteriormente, no sólo somos ya un sector empresarial, sino que estamos orgullosos de pertenecer a él, nuestras empresas tienen como objetivo social no sólo ser rentables, sino también contribuir a mejorar la seguridad de las personas; sentimos gran satisfacción cuando evitamos un accidente y por cada persona que, sea por nuestros productos, nuestras técnicas o la formación que hemos proporcionado en el uso de EPI, los utiliza adecuadamente y evita de esa manera sufrirlo, así como de proteger a futuro como son las diferentes enfermedades profesionales ya que con nuestros equipos que son preventivos sabemos que dichas enfermedades no se darán.
Como conclusión final, somos un sector nuevo, moderno, con proyección de futuro y que tiene posibilidad de crecimiento tanto empresarial como profesional en los próximos años.